Lo más importante NO es la familia
Caso 1: Llevan años sin comunicarse realmente, ambos se sienten lastimados y poco valorados. No saben si se siguen cayendo bien pero tienen una hija de tres años que les hace resignarse a la idea de seguir así. Muchas veces han roto los acuerdos, se han herido, se han insultado y sin querer se hacen daño porque ya no son los que eran, ya no quieren lo que querían y aunque se tienen cariño, ya no se aman. Ella se decide a hablar y a decir que ya no puede continuar con esa vida, él le dice que no puede ser que sea tan egoísta, que lo más importante es la familia.
Caso 2: Una pareja homosexual. Ellos se aman, se respetan y se cuidan. Quieren adoptar, porque tienen una vida estable y están en un momento lindo en sus vidas como individuos y como pareja. Van a una casa hogar en donde hay muchos niños que han sido abandonados, que sufrían violencia o que quedaron huérfanos, las autoridades ven a la pareja y dicen: ¿Pero qué ejemplo de familia podrían darle ustedes a un bebé? ¿Qué no saben que lo más importante es la familia?
Caso 3: Tiene 19 años, desde hace mucho encontró en la música un refugio y una pasión. Todavía recuerda las veces en las que después de las sesiones de regaños, gritos y golpes, se acostaba en su cama, apretaba los ojos y ponía música a todo volumen, para escapar un rato, para volver a ser. Durante la cena, se le ocurrió decir que ya había decidido que no quería dedicarse a las leyes sino a la música y otra vez se enfrentó a los gritos, ya no hay golpes físicos pero todavía hay golpes emocionales. Su papá remató diciendo: Olvídate de esas idioteces, no vas a deshonrar el apellido de esta familia jamás, date cuenta que la familia es lo más importante.
A quien inventó la frase de "lo más importante es la familia" hoy le quiero invitar un café porque tenemos mucho de qué hablar.
Quiero decirle que su frase es una de las más destructivas creaciones para la humanidad, porque pasó de ser solamente una frase y se convirtió en una idea, que evolucionó al punto de ser una creencia que sirve para atormentar, destruir y amarrar a cientos de individuos que piensan distinto, que llegaron a un punto en sus vidas en el que quieren cambiar.
Individuos que pasan noches enteras debatiendo entre el deber de mantener unida a la familia sin amor o una vida de amor en la que se transforme la manada. Es una creencia violenta que somete a las personas a vivir en una camisa de fuerza en la que cualquier cosa que atente contra la permanencia de la familia es algo que será juzgado por los más estrictos códigos morales.
Esta frase es uno de los mayores lastres para los individuos. Hombres y mujeres que hoy viven infelices pero eso sí, en familia. ¡Qué tontería mayúscula poner por encima de todo una construcción social como la familia, en lugar de darnos cuenta que lo que va encima de todo es la energía más poderosa del mundo: el amor!
Lo más importante no es la familia, lo más importante es el amor. Porque el amor no es una regla que se pueda imponer, el apellido sí. El amor es una energía y para que se mantenga viva, debe ser cultivada y nutrida. La unión más fuerte que puede existir entre las personas no está dictada por la genética, por la sangre o por un contrato, sino por un vínculo que surge desde el corazón que necesita cuidarse, nutrirse y respetarse para que se mantenga sólido y podamos atesorarlo como algo indestructible.
Cualquier vínculo heredado o adquirido necesita ser disuelto si trae más sufrimiento y dolor que felicidad.
Dejemos de juzgar con los lentes viejos de una frase tan absurda y aprendamos a abrir el corazón a la poderosa experiencia del amor. Nada ni nadie puede estar por encima del amor propio porque de ahí surge el amor que podemos dar a los demás. Tu apellido, tus genes y tus contratos nunca deben estar por encima de tu bienestar mental, físico o emocional.
Que no quede un solo espacio dentro de ti que se olvide de poner por encima de todo y de todos el amor, primero a ti y luego a lo demás. Que nada te violente, que nada te robe paz, que nada extinga tu luz, ni tu familia, ni tu apellido, ni tus genes, ni tu sangre, ni los contratos adquiridos. Ahora ve y sé EXTRAordinario.