Llamamiento a los líderes del G20: inviertan en nuestros niños

Llamamiento a los líderes del G20: inviertan en nuestros niños

Danish Siddiqui / Reuters

Deben invertir más tiempo, esfuerzo y dinero en nuestro verdadero legado: los niños de este mundo. No cabe duda alguna de que el mundo que habitamos está afrontando unos retos trascendentales. Tampoco cabe ninguna duda de que ustedes, quienes representan a los 20 países más poblados y poderosos del mundo, tienen el poder suficiente para dar con la solución. Estoy seguro de que todos ustedes desean construir un mundo mejor en el que nuestro bien más preciado, los niños, puedan vivir en libertad y perseguir sus sueños. Por ello, les ruego encarecidamente que no se olviden de los niños y tengan en cuenta el legado que les estamos dejando con las disputas geopolíticas.

No serán los sumisos quienes heredarán el planeta, sino más bien los niños. No se trata de centrarnos en los niños de un país o de una comunidad. Los niños son una responsabilidad compartida por todo el mundo, el legado de todos. Y serán los niños quienes puedan dar fe de si nuestros esfuerzos para un desarrollo sostenible tuvieron éxito o no. No les defraudemos.

Hace dos años, en Estocolmo, tuve la oportunidad de conocer a eminencias de distintas disciplinas y hablar con ellas sobre la complicada situación de los niños que sufren el yugo de la esclavitud. Todas las personas con las que hablé se mostraron profundamente entristecidas y escépticas. "¿Todavía pasa eso en la actualidad, Kailash? Todavía se comercia con niños y a un precio más bajo que si fueran animales?". Eran conversaciones muy emotivas. Pude sentir su compasión y su voluntad de luchar por los niños. Ustedes, nuestros líderes, deben mostrar la misma compasión y voluntad.

Más de 5,5 millones de niños siguen viviendo como esclavos. ¿Puede haber algo más deplorable que eso? ¿Hay algún otro asunto político que requiera más atención?

Aunque se hayan reunido en Hamburgo, permítanme recordarles que, en estos tiempos modernos, todavía existen más de 5,5 millones de niños viviendo como esclavos. ¿Puede haber algo más deplorable que eso? ¿Acaso hay algún otro asunto político que requiera más atención de los líderes mundiales? No solo eso. Para nuestra vergüenza (a ver si esto sirve para resucitar nuestra conciencia colectiva), todavía hay más de 60 millones de niños en edades de educación primaria que están sin escolarizar y cerca de 170 millones de niños que son utilizados como mano de obra infantil. ¿Cómo puede ser este planeta mejor si el futuro de tantos niños sigue asolado?

Las guerras civiles, los innumerables conflictos bélicos y los desastres naturales u ocasionados por el hombre han convertido esta vida en un infierno para decenas de millones de niños, por no hablar de los millones que ya han fallecido por ello. Según un informe reciente de UNICEF, alrededor de 50 millones de niños se han convertido en refugiados a raíz de los conflictos bélicos y otros tipos de violencia. Casi la mitad de ellos provienen de Siria y Afganistán. El número de niños refugiados se ha duplicado durante la última década. Debido a esta situación, diversas organizaciones criminales se están aprovechando para lucrarse con una impunidad incluso mayor. Más de medio millón de niños al día están siendo utilizados como mercancía sexual o destinados a trabajos forzados. Existe también una tendencia al alza sumamente preocupante de utilizar a los niños como soldados, terroristas suicida o escudos humanos, un menosprecio absoluto hacia las premisas fundamentales de la humanidad. Y todo esto tiene que parar ya.

Nosotros, los que llevamos décadas alzando nuestra voz contra el abuso y la explotación de menores y luchando por su acceso a la educación, hemos logrado muchas cosas. Hace solo unos meses, en la Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz, celebrada en Bogotá, hicimos un llamamiento colectivo para "instar a gente de todos los sectores a tomar medidas concertadas para acabar con la trata de personas, la esclavitud moderna, la explotación social, los trabajos infantiles forzados y la violencia en todas sus formas contra los niños y las mujeres". Hace unos siete meses, en la Cumbre de Líderes y Premios Nobel, celebrada en Delhi, se logró la elaboración de la declaración Will For Children, por la que los participantes se comprometieron a poner fin a los problemas mencionados. Hace dos años, en una medida histórica, la ONU incluyó una agenda específica para los niños en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030. Más de 180 países de la Organización Internacional del Trabajo han ratificado el convenio C182, que prohíbe las peores formas de trabajo infantil.

No dejo de soñar que nuestra generación será la última que presenciará la esclavitud infantil y los trabajos forzados.

Todos juntos hemos conseguido mucho, pero sigue sin ser suficiente. Si se supone que para 2030 todos los niños tienen que tener acceso a la educación, antes debemos erradicar por completo la esclavitud infantil y la trata de niños. No dejo de soñar que nuestra generación será la última que presenciará la esclavitud infantil y los trabajos forzados. Nuestros niños y nuestro futuro requieren de tu intervención. Y este es el momento. Ahora mismo.

Es bien sabido por todos que la educación es una varita mágica para los niños. Si de verdad creemos en la igualdad y en la globalización, todos los niños del mundo deben tener acceso a la educación. Es una obligación moral para todos nosotros. Todo el mundo sabe la influencia que puede tener la educación en la economía en esta era de la información y el Internet. Los niños que han recibido una educación tienen la capacidad de construir un país más rico y próspero. Para rendir pleitesía al PIB de un país también hace falta proporcionar educación a los niños.

Líderes del G20, les lanzo una reflexión: solo hacen falta 40.000 millones de dólares para garantizar el acceso a la educación a todos los niños del mundo. Entre los 20 países que ustedes representan gastan 50 veces esa cantidad cada año en el sector militar.

Este post fue publicado originalmente en el 'HuffPost' India y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.

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