Lo que las palabras de 'El Xokas' evidencian sobre el alcohol, el consentimiento y los abusos
El 'streamer' alabó a un amigo que salía de fiesta para ligar con mujeres "colocadas".
Estas palabras durante uno de sus directos de El Xokas, streamer que solo en Twitch tiene 2,9 millones de seguidores, al que hay que sumar otro 1,6 en YouTube, han desencadenado un enorme debate en Twitter y todo tipo de reacciones, desde el “Sola, borracha, quiero llegar a casa’ significa que ’solo sí es sí” de la ministra de Igualdad, Irene Montero, hasta el “Ligar mola, es divertido. Aprovecharse de una mujer bebida es otra cosa: es violar. Es un delito, y además es patético” de la portavoz de Más Madrid Rita Maestre.
En un nuevo vídeo, el streamer ha argumentado que jamás ha defendido ese comportamiento y que el clip es malinterpretable: “Si te aprovechas de una tía que esté cieguísima y que no se entere de nada, eres una persona deleznable y horrible, además de que cometes un delito”.
“Lo que defiendo es que haya gente que salga SIN BEBER, SIN FUMAR Y SIN DROGARSE, y que salga a pasárselo bien, a disfrutar de la noche con los colegas y a no tener miedo a ligar. Esto es lo que hacía mi colega, que es un crack y que jamás le ha hecho nada malo a nadie, un chaval deportista muy agradable y buen tipo”, ha matizado El Xokas en la descripción del vídeo.
Sin embargo, sus palabras iniciales han dado pie a reavivar el debate sobre si existe la cultura de la violación o la normalización del uso del alcohol para aprovecharse de las mujeres, de la que alertan algunos expertos y sobre la que algunas chicas han compartido sus experiencias en las últimas horas. Este es sólo un ejemplo:
“Es la táctica de una alimaña: uno que va a por su presa y busca la más débil, la que no se puede proteger”, resume Gregorio Gómez Mata, secretario de la asociación contra la violencia de género Alma.
“Estamos viendo desde hace un tiempo, hace ya varios años, un incremento de delitos sexuales que tienen que ver con víctimas que no tienen capacidad de prestar el consentimiento, lo que se llama consentimiento viciado”, señala por su parte María Jesús Portillo, psicóloga de Cavias (Centro de asistencia a víctimas de abusos sexuales).
“Son chicas que, aunque sean mayores de 16, tienen anuladas sus capacidades volitivas porque o bien están bebidas o bien están drogadas y el consentimiento ya no tienen capacidad de otorgarlo. Cuando alguien ha consumido sustancias, su voluntad no está al mismo nivel. Con lo cual, como poco, estaríamos hablando de un abuso y sería un delito, por supuesto”, explica.
Posible delito y relativización del consentimiento
Porque sí, esa ‘estrategia’ de aprovecharse de mujeres bajo los efectos del alcohol puede ser un delito, como explica Mª Ángeles Jaime de Pablo, abogada y presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis. “En el caso de que la mujer esté sin conciencia por culpa del alcohol, no dé su consentimiento y sea víctima de un abuso, claro que es un delito. Habría que ver caso por caso hasta qué punto carece de conciencia, pero sí”.
Además de la disyuntiva legal, la abogada alza la voz sobre el problema de normalizar este tipo de comportamientos, especialmente entre los seguidores más jóvenes del streamer. “Lo que me parece relevante es que esta gente no tiene conciencia de delito, igual que los agresores de San Fermín. Es peligroso, a falta de educación sexual, que los jóvenes, que son el auditorio mayoritario de este señor, lo escuchen y lo normalicen, cuando lo que está haciendo es fomentar la cultura de la violación. En ese tono de broma, de cachondeo, está haciendo una relativización del consentimiento”.
Estas bromas y estos discursos son especialmente problemáticos si tenemos en cuenta la percepción del machismo entre los hombres jóvenes. Según los datos del barómetro Juventud y género. Identidades, representaciones y experiencias en una realidad social compleja, uno de cada cinco chicos de entre 15 y 29 piensa que la violencia de género es “un invento ideológico”.
La abogada cree que para frenar la normalización de este tipo de comportamientos hacen falta campañas institucionales en las que los hombres hablen a otros hombres. “En Suecia se hizo cuando se impulsó una ley similar a la que se está impulsando ahora en España, y también desde el cuerpo de policía de Escocia se hicieron varias campañas. Una de ellas la de ‘No seas ese tío’. Son varones que se dirigen a varones desmintiendo estos mitos, esa relativización del consentimiento”.
Jaime también resalta la importancia de terminar con el mito de que un abusador o un violador es una persona con problemas o un enfermo. “Son hijos sanos del patriarcado”, apunta.
Un problema in crescendo
Desde Alma, Gómez Mata coincide en que también están notando ese “aumento de sustancias químicas para intentar abusar de las mujeres” que resaltan en la asociación Cavias. “No solo alcohol, sino sustancias estupefacientes”, especifican, lo que conecta con la estimación que dio el 8-M el Ministerio de Justicia el 8-M de que una de cada tres agresiones sexuales en los últimos cinco años podría haberse producido “con la víctima bajo estado de sumisión química”. Hay “indicios para creer” que otros “muchos” casos de violencia sexual, con las víctimas en estado inconsciente o semiinconsciente por el consumo de drogas, alcohol u otras sustancias, “se nos escapan”, dijo entonces la ministra Pilar Llop.
“Yo diría que vamos en aumento”, asegura Gómez Mata. “Y es normal, estamos en una sociedad en la que los valores y la educación se están perdiendo y la educación sexual no existe, se transmite a través de la pornografía. Está in crescendo, igual que la mentalidad de la gente joven ha dado un paso atrás en materia de igualdad y se cree con unos derechos ahora mismo de que pueden abusar y utilizar a la mujer como les dé la gana”, lamenta el secretario de Alma.
“Hay veces que son las propias víctimas las que realizan los consumos de forma voluntaria, pero otras veces son inducidos a través de sustancias. Comentan que algo les han echado en la bebida porque con una copa no se ponen así”, incide Portillo.
Como explica, esto es algo “es difícil de demostrar y en muchas ocasiones se sienten tan culpables de lo que ha sucedido, por haber bebido o por no haberse podido defender porque no estaban en condiciones que algunas ni siquiera llegan a denunciar”.
Culpa y pérdida de credibilidad
Pérez Mata menciona también esa culpa: “Cuando por desgracia ellas tienen que sufrir esto, el sentimiento de culpabilidad de poder haber hecho algo mal, de poder haberlo evitado, de haber confiado está siempre presente, por desgracia. Nos toca trabajar mucho con ellas y es igual que en los casos de violencia de género: se sienten culpables pero no tienen culpa de nada”.
Y a esto hay que sumar que “el hecho de haber bebido también las hace menos creíbles”, como subraya Portillo: “No es lo mismo una persona que vuelve a su casa y de repente un desconocido le agrede que una chica que está de fiesta, porque hay un juicio moral, aunque no debería de ser y lo que es delito es delito. Sigue habiendo todavía muchísimos prejuicios, muchísimos estigmas, y de alguna manera toda la sociedad acaba culpabilizando a la víctima”.
En su opinión, “es algo defensivo psicológicamente: si yo pienso que esa persona no ha hecho nada malo y le ha pasado eso, yo que no he hecho nada malo también me puede pasar. Ante esa indefensión, inconscientemente lo que hago es culpabilizar a la víctima”. “Y de hecho, muchas veces a la hora de poner una denuncia les dicen ‘¿Y cómo se te ocurre beber tanto?’ o ‘¿Por qué no pensaste que si fumabas porros no podrías tener la misma capacidad de defenderte?’. Es una pena pero sigue siendo así”, destaca la psicóloga.
Al secretario de Alma también le es familiar esta situación: “Nos topamos con la mentalidad del organigrama por el que tienen que pasar, ¿cómo se demuestra eso? Nos encontramos con la mentalidad de muchos jueces, de muchos fiscales, de que no ha habido impedimento, un intento de evasión... ¿Cómo van a evadirse? Como la chiquita de los Sanfermines, ¿cómo va a intentar salir de un sitio donde está rodeada por cinco lobos? Es imposible, el pánico les entra en el cuerpo y se quedan es paralizadas”.