¿Por qué cada vez se suicidan más gais? Este epidemiólogo tiene la respuesta
El científico Travis Salway descubrió que el suicidio era la principal causa de muerte entre homosexuales, superando al VIH. Y se puso a investigar.
Fotografías de Jackie Dives
Uno de los aspectos más indescriptibles de ser miembro de una minoría es el hecho de saber que las cosas van mejor que nunca pero, al mismo tiempo, no lo suficientemente bien.
La comunidad LGTBQ ha conseguido el derecho a los matrimonios del mismo sexo y ha logrado una visibilidad sin precedentes en la política, los medios y el entretenimiento. Y aun así les sigue quedando un largo trecho para alcanzar a la población cis y hetero en cuanto a salud mental, consumo de sustancias y tasas de VIH.
Travis Salway es epidemiólogo y trata de cerrar esta brecha. En 2014, descubrió que en Canadá el suicidio había superado al VIH como causa principal de muerte en hombres gais y bisexuales. Ahora lucha por que se prohíba por ley la terapia de conversión y se ofrezca asesoramiento de salud mental en las clínicas donde se diagnostican y tratan enfermedades de transmisión sexual.
La edición estadounidense del HuffPost ha hablado con Salway sobre estos retos persistentes y sobre la lucha por la igualdad en la salud.
¿Cómo descubrió que había más hombres gais y bisexuales que morían por suicidio que por causas relacionadas con el VIH?
Llevo años trabajando en la prevención del VIH, motivado por el hecho de que no se reducían los nuevos contagios por VIH entre los gais. Una de las teorías que explorábamos era que el aislamiento social, la depresión, la adicción a las drogas y otros factores sociales llevaban a un comportamiento sexual asociado a la transmisión de VIH. Estos mismos factores, por supuesto, pueden llevar a alguien al suicidio.
Extraje las estadísticas de suicidio entre hombres gais y bisexuales y me quedé realmente impresionado por lo altas que eran. Aunque las tasas de mortalidad iban reduciéndose con los años, las tasas de suicidio seguían siendo estables. Cuando comparamos las cifras, descubrimos que en torno a 2007 las líneas se cruzaban y el suicidio superaba al VIH como causa principal de muerte. Desde entonces han seguido divergiendo y ahora la diferencia entre ellas será del doble.
¿Por qué las tasas de suicidio siguen siendo tan altas entre la población LGTBQ?
La teoría predominante se llama “estrés de las minorías”. La idea es que las minorías sexuales acumulan factores estresantes de muchas formas, ya sean evidentes, como violencia o burlas, o más discretas, como el hecho de evitar una reunión familiar porque no quieres tener una conversación incómoda con tu tío. Aunque nadie lo diga, pillas el mensaje de que eres raro.
El estrés de las minorías continúa aunque hayas salido del armario. Todos tenemos que decidir cuándo salir, en cada momento. Aunque vivas en una gran ciudad, sigue habiendo estrés cognitivo cada vez que tomas esa decisión.
Con el tiempo, el estrés de las minorías da lugar a problemas como la ruminación: no poder apartar de tu mente los pensamientos negativos. Y esto puede dar lugar a la desesperación. Algunas personas lo sobrellevan automedicándose o con alcohol. Otras dejan de acudir a reuniones sociales y consumen sustancias para conectar.
Y ahora estamos descubriendo que las minorías sexuales tienen riesgos estructurales que van más allá de pasarse su adolescencia en el armario. Matrimonio, hijos, acceso al mercado laboral, redes de apoyo… Todo esto es diferente para las minorías sexuales, y todo puede dar lugar al suicidio. Por ejemplo, la gente con pareja estable tiene menos probabilidades de suicidarse. Los hombres gais y bisexuales tienen menos probabilidades de estar en relaciones largas y tienden a empezar a salir con alguien cuando son mucho mayores que el resto. Quizá este es otro factor de riesgo para el suicidio.
Una importante conclusión que se saca de su obra es que la frase “esto va a mejor” es mucho más complicada de lo que parece. El progreso no va en línea recta, hay un cúmulo de desafíos que se superponen, algunos mejoran y otros empeoran.
Exactamente. Hay una nueva investigación que muestra que los adolescentes queer están saliendo antes del armario. Suena genial, ¿no? Pero eso no quiere decir que en las escuelas lo estén haciendo mejor. Se siguen sintiendo aislados. Hay muchas iniciativas en los colegios y, para los niños que puedan beneficiarse, genial. Pero hay muchos niños que tienen mucha homofobia internalizada, o que tienen miedo al bullying, como para participar en un grupo así. Muchas de las personas que entrevisté que habían intentado suicidarse me dijeron que habían llegado hasta la puerta de grupos de apoyo y se habían dado la vuelta. Estas personas son las que más riesgo de suicidio tienen, y son los más difíciles de contactar con el modelo de servicio que tenemos.
En uno de sus proyectos defiende incluir la salud mental en las clínicas de enfermedades de transmisión sexual (ETS). ¿Por qué es tan importante tratar la crisis de esta manera?
Uno de los mayores logros de la comunidad gay en las últimas cuatro décadas ha sido la creación de una infraestructura increíblemente sofisticada de análisis y tratamientos para prevenir el VIH. No tenemos nada parecido para la salud mental y el suicidio. Tenemos que adaptar la infraestructura a la crisis que estamos viviendo ahora. Las clínicas de ETS son lugares donde podemos captar a la gente antes de que se caigan por los márgenes del sistema.
Por el estrés de las minorías, sabemos que las personas queer retrasan o evitan los tratamientos de salud mental si no son accesibles para ellas. Puede que vayan al médico cuando se les tuerce el tobillo, pero no dirán nada de su depresión o de su consumo de drogas por miedo a ser descubiertos. Y eso, dando por hecho que van al médico de forma regular y que tienen un médico al que ir, lo cual no siempre es el caso.
El motivo por el que las clínicas de ETS funcionan mucho mejor para la salud mental es porque tienen pocas barreras. No tienes que enseñar el DNI, no tienes que dar tu nombre y son gratis aunque vengas de otro Estado o de otro país. Esto significa que los pacientes tienen muchas más probabilidades de contar sus problemas de salud mental allí que en otras clínicas, o incluso que a su familia o amigos.
¿Dónde debería centrar la comunidad LGTBQ sus recursos en lo que a salud pública se refiere?
La siguiente ola de derechos de los homosexuales tiene que centrarse en construir un apoyo social significativo y duradero que resista las tres amenazas a las que nos enfrentamos.
La primera amenaza es la pérdida de la ‘gaycidad’. Muchos de los lugares tradicionales de reunión se han pasado al mundo online. Pero lo más importante es que las ciudades con grandes concentraciones de homosexuales se han hecho inasequibles. Los jóvenes se están viendo obligados a mudarse a suburbios o a pequeñas ciudades donde hay menos servicios. Tenemos que aprender a llegar a esa población.
La segunda amenaza es el envejecimiento. Formar una familia es una de las protecciones más fuertes contra el suicidio para la gente hetero. Las personas queer tienen menos capacidad de hacer esto. La soledad y el aislamiento social son problemas enormes en nuestra comunidad, y parece que empeora con la edad.
La tercera amenaza es la estratificación dentro de nuestra población. ¿Qué significa ofrecer servicios a una comunidad que tiene desde gestores de patrimonio hasta adolescentes sin techo? La disparidad en las necesidades de la comunidad LGTBQ es enorme, y necesitamos ayudas específicas para los grupos en mayor riesgo.
Lo que nos une es esa sensación de encontrar el camino en un mundo en el que siempre has sabido que tu vida iba a ser diferente. En parte por la herencia de la epidemia de VIH, hemos diseñado muchos espacios en torno a las necesidades de los hombres gais. Pero, ¿a dónde van las mujeres queer cuando tienen una crisis de salud mental? Tenemos que mirar a nuestras necesidades en un rango más amplio y ofrecer espacios físicos para formar comunidad.
No quiero decir que no esté ocurriendo a día de hoy, pero tenemos que reunirnos en torno a la salud de nuestra comunidad del mismo modo que nos unimos para pedir los matrimonios del mismo sexo. Fue un gran esfuerzo, pero es hora de cavar más hondo.
Traducción del inglés de Marina Velasco Serrano