La reina ya ha entrado en su particular nueva normalidad, al menos en lo que a su armario se refiere. Letizia visitó este jueves junto a Felipe VI y varios miembros del Gobierno el Museo del Prado para la presentación de la campaña Spain for Sure, que busca promocionar el turismo.
Para el acto la reina eligió un vestido rojo de raso y falda drapeada de Massimo Dutti de la temporada de invierno 2018/2019, que rondaba los 200 euros. Lo combinó con salones destalonados de Carolina Herrera también en rojo, y un clutch a juego.
Letizia abandona así de forma definitiva el armario sobrio y oscuro que había vestido durante toda la cuarentena. Dio los primeros pasos con los vestidos de silueta wrap en tonos azules que llevó en otras dos salidas de Zarzuela y con el traje blanco y una blusa de lunares beige que vistió para visitar las instalaciones de Consejo Superior de Deportes. Con el rojo, su color fetiche y el que elige para las grandes ocasiones, termina su particular desescalada.
El rojo ha estado presente en el vestidor de la reina desde antes de que fuera Princesa de Asturias. Lo eligió para uno de sus primeros actos con el resto de miembros de la realeza europea, la boda de Federico y Mary de Dinamarca. Letizia lució un diseño de Lorenzo Caprile que a día de hoy todavía se recuerda.
Desde entonces se ha convertido en su color talismán. Lo ha vestido en grandes ocasiones como la entrega del Toisón de Oro a su hija Leonor, y viajes de Estado a Reino Unido, Ámsterdam o Cuba. También es el color que eligió para uno de sus retratos oficiales como reina.