"Le rogaba a Dios que un barco nos salvara": hablan los migrantes del Open Arms
Huyen de su día a día, en el que la guerra y la esclavitud son el factor común.
Desde este martes por la noche los 83 migrantes que han estado a bordo del barco de la ONG Open Arms durante casi 3 semanas han pisado, por fin, la tierra firme de Lampedusa. Detrás de sus caras agotadas, detrás de su agónica espera, hay una historia de desesperación que les une. Todos dejaron sus países de origen en busca de una vida mejor, huyendo de la guerra, de la pobreza y un día a día en el que, el definitiva, su supervivencia estaba en peligro.
Hortensia es una de ellas. Contó ante las cámaras de TVE su desgarradora historia: “Le rogaba a Dios que un barco nos salvara, porque ya no podía aguantar más. Cuando nos salvaron, fui al aseo y vi que el pantalón se me había pegado a la carne. Con la piel levantada, sólo puedo quedarme tumbada de lado. Me duele”. Ella dejó su país, Libia, ante una situación insostenible: “Trabajas, no te dejan salir, te maltratan, mi patrón quería violarme, pero gracias a Dios conseguí escaparme de allí”.
Ali Maray también consiguió escapar de la pesadilla en la que vivía. En su caso, en Siria. Después de todo lo vivido ha encontrado fuerzas para contar su historia a El País: huyendo de la guerra siria emigró a Sudán, allí logró escapar de un golpe de Estado, fue estafado y maltratado en Libia... Y entonces tomó la decisión desesperada de cruzar el Mediterráneo en una barcaza. Naufragó y fue rescatado por el Open Arms. “En 25 años he gastado las fuerzas de un hombre de 80 años”, reconoce a este diario.
A sus 17 años, Daniel, también ha tenido que huir. En su caso de Libia, donde, según ha explicado a las cámaras de TVE, ha pasado un año y medio encerrado en sus centros de detención. “Nos tratan como animales, te pegan cada día, todos los días, para conseguir dinero. Te pegan cada jodido día, Dios mío, es increíble”. “Si me devolvéis allí, estoy muerto. Lo sé. Moriría pronto”.
Son tres historias que ponen nombre y apellidos al dolor vivido por todos los rescatados. Ahora para ellos se abre un resquicio de esperanza: España, Francia, Alemania, Luxemburgo y Portugal se repartirán a los inmigrantes del Open Arms, según ha informado este miércoles la Comisión Europea (CE).
Los cinco países enviarán a Italia equipos para llevar a cabo el registro y entrevistas de los inmigrantes y hacer otras comprobaciones y tareas de traslado, según han indicado las fuentes comunitarias.
Entre los aspectos que se verifican en estos casos figura si tienen familia en algún país de la UE o han solicitado el asilo con anterioridad.