Gestación subrogada: del "control sexual de la mujer" a "hacer feliz a una familia"
Se critica porque se ve "como una mercantilización del cuerpo de la mujer", pero también hay quien lo defiende en nuestro país.
David y Antonio son padres de dos niños que nacieron en Estados Unidos y defensores de la gestación subrogada “con todas las garantías para la mujer gestante”. Ellos creen que dentro de unos años “ya no habrá debate sobre esto”, “como ha pasado en los últimos 30 años con el niño probeta, el aborto o las familias monoparentales…”. Pero de momento, este proceso es controvertido y el debate sobre si regularlo o prohibirlo completamente continúa. La semana pasada, el Parlamento Europeo lanzó una nueva resolución en la que condenaba la explotación reproductiva con fines de gestación subrogada y la señalaba como una violación de la dignidad humana y los derechos humanos. Pero esta pareja defiende que su proceso no ha sido de “explotación reproductiva”.
Se trata de una práctica por la que una mujer firma un contrato para quedarse embarazada, gestar al bebé y dar a luz para otra persona u otra pareja, que se convertirán en los progenitores del bebé. En España este proceso no está permitido por ley, puesto que los contratos que vinculan a una parte y otra son considerados nulos. Pero sí es legal para un español tener un hijo por esta vía en los países donde sí está regulado, como EEUU, Canadá, Ucrania o Georgia. Aunque en algunos países se ponen en duda las garantías de la mujer gestante y en los menos desarrollados se han creado incluso granjas de mujeres pobres cuyo único fin es gestar para otros.
Privilegios, explotación de los más pobres, dignidad de la mujer, posible vulneración de los derechos de los llamados “vientres de alquiler”... Esta práctica lleva aparejada un cóctel de implicaciones que enfrenta de forma prácticamente irresoluble a sus partidarios y detractores. Quienes lo defienden, esgrimen el deseo de ser padres, las garantías del proceso y las complicaciones de la adopción. Quienes lo condenan, aseguran que atenta contra los derechos de todas las mujeres y alimenta desigualdades.
David y Antonio son conscientes de que “no todas las familias que deciden acudir a este proceso tienen los estándares éticos y deseables”. Y tampoco aprueban que haya personas que se vayan a países donde es legal hacerlo “sin tener en cuenta si se respetan los derechos de la mujer”. Por eso defienden su propio proceso: “Nos prometimos que nuestro hijo no se avergonzaría nunca. Para nosotros eso era algo muy importante y en algunos países la gestación por subrogación puede generar cierto bochorno”.
Hablan de su experiencia en Estados Unidos como algo muy “transparente”, “donde tu tienes una sentencia, se ha comprobado por asistentes sociales que la persona gestante no lo ha hecho por necesidad económica, es obligatorio que ya hayan tenido dos hijos y debe haber abogados diferenciados”. De hecho, ellos mismos fueron a visitar a la gestante de su primer hijo cuando volvieron a EEUU: “Nos dijo que estaría orgullosa toda la vida”.
Sus hijos son de dos mujeres diferentes, una asistenta en un hospital y una profesora. “Vivían en casa mejores que las nuestras, tenían rentas altas y la voluntad de hacer algo distinto por alguien”, asegura la pareja, para quienes la adopción nacional “es muy escasa”. Ellos hablan abiertamente del tema con sus hijos: “Son sus madres y el día de mañana se sentarán con ellas y les preguntarán cosas y hay que enseñarles a respetarlas y quererlas”.
Los precios para gestar en Estados Unidos rondan entre 80.000 y 180.000 euros y esa es una de las razones por las que abogan por la regularización: “Estaría al alcance de todo el mundo”.
No es un “capricho” de gays
El 80% de las parejas que recurren a la gestación subrogada son heterosexuales. Así lo recuerda el periodista y miembro del colectivo Raúl Solís, que se posiciona en contra de los “vientres de alquiler”: “Las personas que compran bebés suelen ser parejas heterosexuales, pero el capitalismo es muy listo y usa a las parejas LGTBI porque, ¿cómo vas a estar en contra de que dos personas del mismo sexo tengan un hijo? A veces se dice que es homofobia, pero nada más lejos de la realidad”. Entre otras cosas, destaca, “porque la mayoría de parejas LGTBI no tiene 80.000 euros para irse a Estados Unidos”.
En su opinión “los órganos vitales y los cuerpos no se venden, porque todavía no se han creado los mercados de cuerpos”. Cree que “no todo vale en la libertad”: “La libertad es que todo el mundo tenga derecho a llegar a fin de mes y sus necesidades cubiertas, no hacer lo que le dé la gana. La gente confunde libertad con egoísmo y la gestación subrogada se vende como “libertad” pero es a costa de una tercera persona”.
Cree que la nulidad del contrato en España no es suficiente: “Los vientres de alquiler están prohibidos en España, eso ya está regulado. Lo que debería hacer el Estado es cerrar las fronteras a los bebés gestados por vientres de alquiler en el extranjero. De esta forma se acabaría de forma directa con la compra de bebés extranjeros por parejas españolas”.
De libertad nada: “control reproductivo y sexual de la mujer”
Esta opinión es compartida por Ángeles Álvarez, exdiputada socialista y una de las fundadoras de la asociación ’No Somos Vasijas’ que señala que “el deseo de ser padres y el ejercicio de la libertad no implica ningún derecho a tener hijos”. Rechazan la práctica, porque, señalan, “implica el control sexual de las mujeres”. “Las mujeres no son máquinas reproductoras que fabrican hijos en interés de los criadores”, añaden. Sobre la manera “altruista” de gestar señalan que “la “generosidad” de unas pocas no evita “la mercantilización, el tráfico y las granjas de mujeres comprándose embarazos a la carta”.
En su opinión “los vientres de alquiler representan la idea del control reproductivo y sexual de las mujeres en pleno siglo XXI”. Álvarez considera que los matices de las personas que quieren regularlos “son estrategias para conseguir una legalización mínima con el objetivo de abrir una puerta al mercado y eliminar el estigma social que hay sobre ellos”.
En el acuerdo de Gobierno del PSOE y de Unidas podemos se comprometen a luchar contra las agencias que acompañan en el proceso a quienes lo necesitan (y sacan un beneficio económico del mismo): buscan vuelos, clínicas en otros países, abogados.. Pero Álvarez teme que el Ejecutivo no pueda hacer nada porque este tipo de agencias están registradas como consultorías o despachos de abogados. ”¿Cómo vas a atacar a unas agencias que no existen como tal?”, se pregunta.
Además del cierre de fronteras para los bebés, creen que “la única solución es modificar la ley para que no sólo el contrato sea nulo, sino que haya consecuencias penales”.
¿Victimización de la mujer?
Este tipo de opiniones de un sector del feminismo, a David y a Antonio les parecen “paternalistas”: “Se da por hecho que las mujeres no tienen capacidad de decidir”. De esta manera piensa también Aurora González, exportavoz de la Asociación por la Gestación Subrogada en España, que está a favor de una regulación garantista para padres y niños pero, sobre todo, “para la mujer que va a gestar a los hijos de terceros”, asegura.
“Yo no me sentiría mercantilizada de ninguna manera. Me sentiría bien por poder ayudar a otras personas a conseguir lo que yo tengo”, asegura. Eso sí, entiende que haya mujeres que no se sientan así y que no contemplen esta posibilidad: “Depende de cómo sacralices tu cuerpo. Yo creo que es un medio para usarlo como buenamente pensamos que nos pueda hacer felices”.
“Somos muchas mujeres las que estamos a favor. Yo estoy muy sensibilizada con la maternidad y es una parte muy importante de mi vida”, explica. Le tocó vivir la infertilidad de otras personas de cerca: “Y como yo tuve embarazos muy buenos y sin ningún tipo de malestar físico ni nada, pues considero que es una forma de ayudar a otras personas como lo puede ser donar óvulos”. De hecho, si fuese legal en España, ella asegura que se plantearía hacerlo por alguna amiga. Además, cree que “no se puede trasladar a España el hecho de que en otros países se explote a las mujeres para gestar, porque somos un país desarrollado y habría una jurisdicción”.