Las villanas no son las mujeres mayores, sino los medios que se ceban con ellas
La lista de mujeres mayores brujas, locas, malvadas, egoístas, histéricas, ambiciosas y pérfidas es larga, y los medios aún continúan alimentándola.
“La trifulca del año”. “Pelea de reinonas”. “Mezquina”. “Cerda”. “Gilipollas”. Testimonios negativos de ex empleados, ex amigos, ex compañeros, ex parejas, ex peluqueros, ex maquilladores y ex amantes. Opiniones a favor y en contra por parte de los colaboradores y colaboradoras. Vídeos y declaraciones incendiarias en bucle. Preguntas a los familiares. Imágenes de archivo de broncas de hace años. Famosos que entran en directo para dar su versión. Banda sonora de Gladiator.
Lo de Isabel De Vil y María Teresa de Corazones no ha sido un desencuentro entre mujeres, sino una hoguera grotescamente alimentada por los medios para destrozar su reputación y de paso llenar horas y horas de contenidos morbosos. El objetivo no ha era dilucidar quién tenía razón, sino cubrirlas de mierda a ambas. Hundirlas, en lugar de “salvarlas”.
Lo de presentar a las mujeres mayores como villanas tiene mucha tradición. Disney se ha encargado durante años de desprestigiar la experiencia, la sabiduría y la madurez femeninas. La lista de mujeres mayores brujas, locas, malvadas, egoístas, histéricas, ambiciosas y pérfidas es larga, y los medios aún continúan alimentándola. Lo de la competitividad entre mujeres es otro un must have en lo que a comunicación machista se refiere. Esta semana los medios se han cebado de lo lindo con Isabel Gemio y María Teresa Campos, dos grandes profesionales de la televisión española.
Por lo visto, una entrevistó a la otra para su canal de Youtube y comenzó diciendo su edad, lo que provocó un profundo shock imposible de remontar. Este contenido ha sido carnaza para varios programas y diarios que, en lugar de dedicarse a analizar por qué la edad de una mujer está tan castigada (y qué tienen que ver con ello), han preferido juzgar a las protagonistas y emponzoñar su imagen pública a base de remover en su pasado y sacar a la luz testimonios despiadados. Un tratamiento completamente injusto y machista, ya que no se aplica en la misma medida con las figuras masculinas. Hace unas semanas dos humoristas muy conocidos, Juan Muñoz y José Mota, también tuvieron una pelea y ningún programa llamó a sus ex empleados, ex amigos, ex compañeros, ex parejas, ex peluqueros, ex maquilladores y ex amantes para hacer un escarnio público y juzgarles.
No solo penaliza ser mujer y cumplir años, tener carácter también suma a la lista de pecados. Si eres mujer, pasas de los 50 y muestras seguridad, liderazgo o ambición te llevan directa al paredón. La única figura de mujer mayor aceptable en nuestra cultura es la abuelita con demencia senil del anuncio de la Lotería, la misma a la que tratan con condescendencia porque no se entera de nada y a lo único que debe aspirar es a servirle a su nieto el ColaCao en bandeja. ¿Es justa esa imagen que proyectan los medios sobre las mujeres mayores? ¿Por qué se empeñan en destacar sus defectos, pero jamás sus cualidades? ¿Quiénes son los verdaderos villanos: las mujeres desprestigiadas o los medios que las atacan?
Es paradójico que algunos de esos programas tengan secciones de feminismo, pero se dediquen a generar contenidos que humillan constantemente a determinadas figuras femeninas. Aunque vivan del cotilleo y de las trifulcas entre personajes famosos, podrían empezar a aplicarse lo mismo que predican y poner en práctica la estrategia feminista de la compensación, que consiste en tener en cuenta el perjuicio que sufre la figura femenina en determinados aspectos e intentar equilibrarlo generando contenidos que apunten en otra dirección.
En el caso de las mujeres mayores, ya tenemos suficientes relatos que las desprecian, así que necesitamos otros que las dignifiquen y señalen aspectos positivos de ellas. Relatos que demuestren que no es un trauma cumplir años, que no se nos va la cabeza y somos perfectamente capaces de dirigir nuestras vidas, ser autosuficientes, buenas personas e incluso productivas. Dejemos de transmitir la idea de que las mujeres somos nuestras propias enemigas. Desde aquí quiero decirles a todas las mujeres jóvenes que es en otras mujeres donde van a encontrar las mejores confidentes y compañeras de vida. Que esa imagen proyectada por los medios no es real y, sobre todo, que cumplir años no es ningún delito y que las mujeres mayores estamos perfectamente cuerdas y podemos aportar muchísimas cosas buenas a la sociedad.