Las pymes, una fortaleza y un riesgo latente
Los últimos informes que publica el Banco de España reflejan que el 30% de empresas españolas ya se encuentran en situación de quiebra técnica.
Hacer crecer nuestro tejido productivo es algo que los economistas, a lo largo de estos últimos años, han repetido una y otra vez. “Hay que impulsar el crecimiento de nuestras empresas” puede parecer una frase hecha por estos economistas. Sin embargo, a la luz de los datos que se muestran, dicha frase cobra mucha relevancia; pues hablamos de que, con un 99,88% de nuestro tejido productivo compuesto por pequeñas y medianas empresas, el análisis muestra una debilidad latente de nuestro país.
Y es que debemos saber que el comportamiento que muestra la economía española durante esta crisis está siendo peor que el registrado por otras economías. Las previsiones publicadas hasta la fecha para España apuntan a contracciones cercanas al 12% tras el cierre del ejercicio, mientras que para otras economías como la alemana arrojan contracciones que no llegan a superar ni el 50% de la contracción prevista para la economía española. Un comportamiento que, entre otros factores, podría estar explicado por la estructura de nuestra economía y, más concretamente, nuestro tejido productivo.
En esta línea, es importante saber que España se compone de un tejido productivo que muestra una gran proporción de pequeñas y medianas empresas en relación con el número de grandes empresas que, por otro lado, presenta el país. Es decir, el último dato que ofrece Eurostat muestra cómo el tejido productivo español está representado en un 99,8% por pequeñas y medianas empresas, mientras las grandes ocupan un 0,1% del mismo. Así pues, si atendemos a otras economías homólogas, pertenecientes al bloque comunitario, la proporción es similar, sin embargo, sí se observa una clara diferencia cuando observamos el valor absoluto, donde países europeos como Alemania cuentan con un mayor volumen de grandes empresas en el contraste.
En este contexto, y atendiendo al dato analizado previamente, a priori puede parecer que la economía española, en relación con estas otras economías, presenta un tejido productivo similar; pues en la proporción todas parecen similares. Sin embargo, como decía, la diferencia se encuentra en ese valor absoluto que muestra cómo Alemania triplica en número de grandes empresas a España. Algo similar a lo que ocurre con otras economías como Francia. Una situación que, por tanto, requiere de dichos matices para hacer el análisis y no caer en el error que muestra el análisis de las proporciones.
Por esta razón, tratando de observar el impacto de la COVID y de otras crisis pasadas en nuestro tejido productivo, este tipo de empresas son mucho más vulnerables a situaciones de crisis que, por el contrario, las grandes empresas. Sus escasos recursos hacen de este tipo de empresas un tipo más vulnerable. Pues, tal y como se muestra en el análisis realizado, el comportamiento del tejido productivo español entre los años 2008 y 2017 muestra cómo, mientras que el saldo de grandes empresas arroja una destrucción de 215 empresas, el de pymes, por otro lado, arroja una destrucción aproximada de 90.000 empresas.
Una situación a la que se le añade el hecho de que no solo contamos con un tejido productivo sobrerrepresentado por pequeñas y medianas empresas, sino que estas concentran una gran parte del empleo activo. En este sentido, lo que arrojan los últimos datos que también ofrece Eurostat muestran que en España las pymes concentran aproximadamente el 72% del empleo en nuestro país. Un dato que contrasta bastante con la media de la Zona Euro, que se sitúa en el 66%, o el empleo concentrado en Alemania por este tipo de empresas, que se ajusta hasta situarse en el 63%.
Así pues, el mismo análisis, pero esta vez sobre el empleo en España, muestra que estas empresas, al igual que son más vulnerables a la hora de resistir las crisis económicas, esa misma vulnerabilidad también les lleva a ser más propensas a destruir empleo. Por esta razón, mientras que entre los años 2008 y 2017, las grandes empresas registraron una variación acumulada en el empleo del -0,10%, las pymes y microempresas, por su parte, registraron una variación acumulada del -32% en el caso de las pequeñas empresas, así como del -15,6% en el caso de las medianas.
De esta forma, el análisis arroja cómo el tejido productivo que muestra España podría justificar, en parte, ese peor comportamiento registrado. Así pues, el país precisa seguir dimensionando su tejido productivo, en aras de los indicadores que aquí se muestran. Todo ello a la vez que justifica cómo dichas afirmaciones no son un brindis al sol, sino una recomendación fundamentada en un análisis muy esclarecedor en sus conclusiones.