Las peores historias de cenas de empresa: "Acabé en urgencias con el abrigo de mi jefe"
Estas anécdotas navideñas incluyen sexo, alcohol, hospitales, más alcohol, ojos amoratados, alcohol y más alcohol.
Llegan las cenas de Navidad de empresa, ese momento del año en el que tienes que controlarte con el alcohol o arriesgarte a hacer el ridículo delante de tus superiores.
La edición británica del HuffPost ha hecho un llamamiento a sus lectores para que compartan de forma anónima sus peores experiencias. Independientemente de si tu cena todavía no ha sido o de si la has pasado ya, puedes tener la tranquilidad de que estas experiencias son peores. Las siguientes anécdotas incluyen sexo, alcohol, hospitales, más alcohol, ojos amoratados, alcohol y más alcohol.
El abrigo del jefe
"Había pasado una noche estupenda, eran las tantas y estaba muy borracho. Vi un abrigo que pensé que era mío, me lo llevé y me marché para coger el bus. Resulta que el abrigo era del director ejecutivo y tenía su móvil, su cartera y sus llaves de casa en el bolsillo. Esperando al bus, perdí el conocimiento por la borrachera y me desperté en urgencias, donde también me dejé el abrigo de mi jefe. Me desperté a la mañana siguiente sin recordar nada de esto. Por suerte, alguien de la misma fiesta acabó en el mismo hospital, vio que me olvidé el abrigo y consiguió cogerlo y devolvérselo a mi jefe más tarde. Y no, no me despidieron, por suerte".
La declaración de amor
"Una amiga estaba enamorada de uno de sus superiores, que no había mostrado ninguna señal de reciprocidad. En la fiesta de Navidad del año pasado, estaba MUY borracha y reunió el coraje para decirle: 'Me pone nerviosa decirte esto, sé que puede ser impactante, pero estoy enamorada de ti'.
El jefe respondió: 'Ya lo sé, me lo dijiste en la anterior fiesta de Navidad".
El ojo amoratado
"Una vez me emborraché tanto en la fiesta de Navidad de la empresa que vomité en la entrada de mi casa y luego me caí de cara en la bañera y se me quedó el ojo negro, que seguía amoratado dos días después en una entrevista de trabajo. También encontré el número de teléfono del camarero en el bolsillo al despertar. No lo llamé".
La camioneta
"No recuerdo lo que sucedió, así que mi historia se basa en lo que me han contado (y me siguen contando) mis compañeros de trabajo. Presumí delante de mi superior de que podía tomarme 10 chupitos seguidos de vodka, le enseñé a la secretaria a menear el culo bajando casi hasta el suelo, le desvelé a una compañera que nadie la tenía en buena estima y me desperté a las 3 de la mañana en la parte de atrás de una camioneta sin recordar nada de lo que había pasado. Me hice un selfi en la camioneta para demostrar por qué llegaba tarde al trabajo. Sí, aún guardo ese selfi".
A lo Cincuenta sombras de Grey
"De la borrachera, acabé con uno de mis jefes (luego la cosa derivó en un romance de dos años al estilo de Cincuenta sombras de Grey). Mi otro jefe me había reservado una habitación de hotel (al lado de la suya) porque vivía muy lejos. Resulta que su puerta daba a la habitación en la que estábamos el primer jefe y yo y a la mañana siguiente entró sin camiseta. Tenía unos 60 años".
Cuando 'decoré' al jefe
"Me sentía un poco incómodo en mi primera fiesta de Navidad de empresa. ¿Y qué haces cuando te sientes incómodo? Beber. Pues vaya que si bebí. Me acuerdo de estar sentado en un bar tranquilo hacia el final de la noche diciéndole a la gente exactamente lo que lo pensaba de ellos. Le dije a una mujer que era una lameculos. Luego recuerdo estar en una habitación de hotel con otros colegas y con nuestro director ejecutivo. Me puse a disfrazarlo como si fuera un árbol de Navidad; creo que robé todas las decoraciones navideñas del hotel para hacerlo. Me desperté como a las 4 de la mañana haciendo la cucharilla con otro compañero, y con gente tirada por toda la habitación. Me pasé todo el día con flashbacks y sin saber exactamente qué era real".
La de las lágrimas
"Me puse a llorar a moco tendido y con histeria y le dije a todo el mundo que no me gustaba trabajar ahí, que no tenía amigos y que mi antiguo trabajo era mucho mejor. Fueron muy majos intentando consolarme, mientras un amigo y un compañero (que conocía de mi antiguo trabajo) se morían de la risa".
La que acabó en un garaje
"Las dos palabras más temibles: BARRA LIBRE. Me senté entre el CEO de la empresa y su mujer durante la comida. Llegado un momento, yo tenía una botella de vino tinto en la mano y dos cervezas bajo el brazo. Todo lo que ocurrió después está un poco borroso en mi cabeza. No me acuerdo de cuándo me fui, ni de si dije adiós. Mi siguiente recuerdo es la búsqueda de una boca de metro. Desde lejos vi un garaje con la puerta ligeramente levantada. Me agaché y gateé para entrar, me tumbé junto al coche e intenté dormirme. Luego tuve un fogonazo de brillantez y llamé a mi compañero de piso, que me mandó un Uber. Mi siguiente recuerdo es despertarme en la cama con la peor sensación que he tenido nunca en mi vida. A la de este año no voy".
"Tuvimos una buena pelea (unas 30 personas) en el bar donde se celebraba nuestra fiesta. Luego mi jefe vomitó y perdió el conocimiento... y alguien le robó su cinturón de Gucci".
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco y Marina Velasco Serrano
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