Las frases más duras de la entrevista de Jorge Javier Vázquez en 'Mi casa es la tuya'
El emblemático presentador de Telecinco habló de todo, antes y después del ictus.
Jorge Javier Vázquez concedió hace unos meses una entrevista a Bertín Osborne para Mi casa es la tuya (Telecinco). Sin embargo, la repentina cancelación del programa a mitad de temporada impidió la emisión de aquel episodio.
Su entrevista se guardó para emitirla en la siguiente temporada, pero el ictus que sufrió en abril el emblemático presentador de Telecinco hizo que la conversación perdiese vigencia.
Para poder reutilizar el material grabado, el equipo lo resolvió volviendo a su casa y grabando nuevas imágenes. Después, en el montaje se mezclaron los dos días de rodaje.
El formato desconcertó un poco a la audiencia y algunos pensaron que el programa que se emitió este viernes era repetido. Sin embargo, el director del formato, Javier Ruiz, aclaró en redes sociales lo que había pasado.
En las dos entrevistas Vázquez habló de absolutamente todo, desde su infancia —marcada por su homosexualidad—, a la difícil relación que mantuvo con su padre.
Estas son algunas de las mejores frases que dejó su episodio:
“Lo malo fue que durante la intervención me enteré de todo lo que estaban diciendo”.
“Veía las caras de los médicos y eran un poema, los veía intranquilos”.
“Empecé a escuchar, ‘grave’, ‘importante’, no sé… creo que incluso llegué a escuchar la palabra ’morir”.
“Cuando la gente me venía a ver al hospital se pensaba que me vería con el pelo rapado, con costras en el cuello, tumbado en la cama… pero no, no me enteré de nada, todo fue muy rápido. A mí me operaron por la ingle”.
“Pese a todo, nunca tuve sensación de peligro. Nunca tuve la sensación de que había llegado mi momento”.
“Fue todo un cúmulo de situaciones que podría haber sido terrible. Porque hice todo lo que está contraindicado después de un ictus. Cogí un avión, me fui a trabajar...”.
“A los pocos días de estar en casa llamé al médico para preguntarle si podía practicar sexo”.
“Mi padre fue muy duro conmigo fue muy duro y yo siempre tuve la sensación de que le defraudaba”.
“Yo era el marica del bloque. Desde muy niño sabía que me gustaban los niños, pero no podía hablar con nadie de lo que sentía y de cómo vivía mis emociones”.
“La sexualidad ha marcado de una forma indiscutible mi vida. Y más cuando tienes que vivirla a escondidas y no puedes compartir tus emociones con nadie”.
“Mi padre decía que prefería un hijo muerto que maricón”.
“Yo estoy encantado de ser gay. Porque creo que eso me ha hecho más fuerte emocionalmente”.
“A los chicos de ahora y a las chicas, que sean homosexuales o lesbianas y sus padres no los acepten, que se larguen de casa. Creo que eso no lo pueden ni lo deben tolerar”.
“Yo no tenía ningún éxito con las chicas... Y con los tíos no me atrevía. Hasta los 18 años, el sexo no existió para mí”.
“Estuve a punto de entrar al Opus Dei. A puntito, a puntito [...] Y lo hubiera hecho, pero no lo hice por temor a mi padre. Porque me decían que tenía que entrar pero que se lo tenía que ocultar a mis padres porque no lo iban a entender. Y yo me dije: ‘Ostras, otro lío más... Me gustan los tíos, soy del Opus Dei y le tengo que ocultar a mis padres una cosa y la otra’. Era mucha ocultación ya en mi vida”.
“Me cogió el director del centro [del Opus Dei] de Badalona, que era juez y me dijo: ‘Hasta que no firmes la carta de admisión de la obra, de aquí no nos movemos’. Aguanté toda la mañana diciendo que no. Y él que sí. Y cuando vio que era imposible, pronunció esta frase: ’Dios tenía preparado para ti un camino de rosas y te vas a tener que enfrentar a un camino de espinas”.
“Para mí, viajar a Barcelona era ir para encontrarme con la muerte [por el tumor cerebral que padeció su padre y que terminó con su vida a los 56 años].
“Se convierten en algo que no son. Con esa fuerza que él tenía y ese empuje... Y le dije a mi madre: ‘Para esto, mejor que se acabe, ¿no?’ Y mi madre me dijo: No, no. Yo prefiero tenerlo así’. Esa frase se te queda un poco grabada”.