Las fuerzas sandinistas lanzan un ataque sobre Masaya, corazón de los rebeldes nicaragüenses
Unos 2.000 uniformados entre soldados, policías y paramilitares cercan la ciudad que es el símbolo de las protestas contra Daniel Ortega.
El Gobierno de Nicaragua ha aislado este martes la ciudad de Masaya y ha lanzado un fuerte ataque contra la comunidad indígena del barrio de Monimbó, una de las que mayor resistencia ha opuesto al presidente Daniel Ortega desde el estallido social iniciado en abril en el país, que ha cobrado ya al menos 351 vidas.
Numerosos integrantes del Movimiento 19 de Abril Masaya -contestatario respecto al actual Ejecutivo nacional- han denunciado que integrantes de las "fuerzas combinadas" del Gobierno han establecido un cerco alrededor de la ciudad, a 29 kilómetros de Managua, para impedir cualquier tipo de ayuda a la población. Se calcula que se han desplegado unos 2.000 efectivos armados, entre miembros del Ejército, la Policía y los paramilitares que comanda Ortega.
El ataque se inició hacia las 07.00 hora local (ocho horas menos que en la España peninsular) y las carreteras que van hacia Masaya han sido bloqueadas por la Policía Nacional en un perímetro de 15 kilómetros antes de entrar a la ciudad, informa la Agencia EFE. Horas antes, las mismas fuerzas habían atacado la ciudad vecina de Nindirí, ubicada entre Managua y Masaya, aunque se desconoce el alcance de esta incursión.
"Oren por nosotros", pidió el líder del Movimiento, Yubrank Suazo, en sus redes sociales. "Estamos cercados", compartió otro integrante de la organización comunitaria. "¡Atacan Monimbó! Las balas están llegando hasta la parroquia María Magdalena, en donde está refugiado el sacerdote. ¡Que Daniel Ortega detenga la masacre! ¡A la gente de Monimbó les ruego, salven sus vidas!", tuiteó por su parte Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua, anunciando el inicio de unos ataques de los que se tienen poca constancia. La iglesia católica está siendo en la ciudad uno de los referentes de resistencia frente a Ortega y una de las fuentes de información más fiables en mitad del conflicto.
Los habitantes de Masaya están compartiendo en sus redes sociales fotografías, vídeos y audio de los ataques, en los que se observan policías y hombres encapuchados fuertemente armados disparando, así como maquinaria pesada destruyendo las barricadas que los manifestantes habían erigido para defenderse de las "fuerzas combinadas". Prácticamente no hay prensa internacional en la ciudad cercada, por lo que estos testimonios son ahora fundamentales para conocer lo que pasa.
¿Por qué Masaya?
Masaya, y en especial el distrito de Monimbó, han sido en estos tres meses de levantamiento contra el Gobierno el corazón de la resistencia. Se trata de un territorio con un fuerte pasado rebelde, ya que hasta los indígenas que vivían en la zona -y que siguen siendo hoy la comunidad más fuerte y numerosa- plantaron cara ya a los conquistadores, hace seis siglos. En esta capital del folclore nacional, sus vecinos fueron los primeros en levantarse contra el dictador Anastasio Somoza, en los años 70, y, aunque siempre han demostrado lealtad al movimiento sandinista, en estas semanas se han revuelto contra el "dictador" Ortega y su viraje político.
Han llegado muy lejos: se han declarado "territorio libre de orteguismo" y trabajan para crear una junta de gobierno propia. Demasiado contestatarios, ya han pasado semanas cercados y ahora afrontan el ataque armado, potente, de consecuencias imprevisibles.
La represión contra ellos era el siguiente paso, después de que este pasado fin de semana los hombres armados de Ortega hayan cargado en la Universidad Nacional de Managua, epicentro de la rama estudiantil de la protesta. El Gobierno tiene prisa por actuar: quiere tener la zona controlada porque el jueves es el 39º aniversario de la revolución sandinista y no se puede permitir tener la mayor represión conocida en estos meses en marcha, a la vez que saca las banderas y hace discursos. Quiere algo de paz, no que se solapen los dos acontecimientos.
Nicaragua atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, también con Ortega siendo presidente. Las protestas contra Ortega se iniciaron el 18 de abril, por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.
Llamada a la calma
Horas antes de que se lanzara el ataque sobre Masaya, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) advirtió en Ginebra que "la policía, elementos armados y otros grupos violentos han llevado a cabo las denominadas operaciones de limpieza en diferentes partes del país, quitando por la fuerza las barricadas erigidas por los manifestantes y las comunidades locales". "La violencia es aún más horrible, puesto que los elementos armados leales al gobierno están operando con el apoyo expreso o tácito, y en coordinación con la policía y otras autoridades estatales", resaltó la Acnudh.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y Acnudh han responsabilizado al Gobierno de Nicaragua por "asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias cometidos en contra de la población mayoritariamente joven del país", pero el Gobierno nicaragüense lo niega (puedes leer su último informe completo al final de esta noticia).
La comunidad internacional ya había intensificado desde el lunes la presión sobre Ortega, para que cese la represión y desarme a los paramilitares después de esos 300 muertos. Estados Unidos, 13 países latinoamericanos y el secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, pidieron al Ejecutivo que deje de cargar contra las manifestaciones. Guterres clamó en particular por un cese inmediato de la violencia y se atrevió a señalar la responsabilidad del mandatario, al menos de manera indirecta.
El Departamento de Estado de EEUU ha pedido "enérgicamente" al presidente de Nicaragua que deje de atacar Masaya; en un mensaje en Twitter, el secretario de Estado adjunto en funciones para Latinoamérica, Francisco Palmieri, ha reclamado el fin inmediato del cerco. "El mundo está observando", dice.
Por su parte, la Alta Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea y Vicepresidenta de la Comisión Europea, Federica Mogherini, ha pedido el "fin inmediato a la violencia". "Mogherini ha escrito al Ministro de Asuntos Exteriores nicaragüense, Denis Moncada, con un llamamiento al fin inmediato de la violencia, la represión y las detenciones arbitrarias, y de que se respeten las libertades fundamentales", informó la Delegación de la Unión Europea en Nicaragua y ante el Sistema de la Integración Centroamericana (Sica).
La diplomática europea ha expresado "sus condolencias por todas las víctimas de la violencia", y ha hecho un llamamiento para que "sus autores sean enjuiciados y que los grupos armados irregulares se desmantelen". Mogherini además se ha mostrado "dispuesta" a que la Unión Europea acompañe y apoye el diálogo nacional entre la Alianza Cívica, que representa a la población, y el Gobierno de Ortega, tal como se lo había pedido la parte opositora, para superar la crisis.
Nicaragua 2018: informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) by El HuffPost on Scribd