Las exhumaciones en Cádiz no hallan restos de dos de los supuestos bebés robados
Las familias buscan restos de 46 niños.
"Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel y pondré en vosotros espíritu, y viviréis". Sobre la puerta de entrada del cementerio de San José de Cádiz se recuerda un hecho milagroso contenido en el pasaje del valle de los huesos secos del libro de Ezequiel. "Vaticinare de ossibus istis", "profetiza sobre estos huesos", se lee. Lo que buscan las familias de SOS Bebés Robados Cádiz que cada día acuden allí para buscar bajo la tierra a los hijos y hermanos que perdieron rodeados de demasiadas preguntas no es una resurrección, sino algo más humano: una certeza ósea que permita cerrar el duelo o la constatación de un engaño que active una búsqueda entre los vivos. Se llama justicia.
Desde el pasado octubre, en este camposanto cerrado hace 25 años, al pie de la playa de la Victoria, se busca a 46 bebés sobre los que hay sospechas de que no murieron al nacer, como se les dijo a sus allegados. Un convenio con el Ayuntamiento de Cádiz está permitiendo sacar el hueso al aire, en la primera exhumación masiva lograda en España. Ya se han encontrado dos los primeros casos "que evidencian que la lucha tenía un sentido y que las dudas eras razonables", en palabras de Chary Herrera, la portavoz de la asociación: han dado con un féretro vacío y hay otro ataúd que no aparece en la docena de sepulturas ya examinadas. Según esta entidad, "oficialmente consta" que estos dos bebés fueron enterrados, pero en San José no hay indicios de ello. Ahora queda por delante un proceso largo de cotejo e investigación, de esperanza y angustia. Los primeros resultados tras ocho años de pelea para poder abrir la tierra y saber la verdad.
El primero de los casos sospechosos se localizó en noviembre. Era el segundo féretro que se abría y se encontró vacío. En él supuestamente debía estar enterrado un niño que nació la Nochebuena de 1984 en un hospital de la capital gaditana. El relato de su familia se asemeja al de tantas que siguen buscando a sus hijos: el bebé nació en aparente buen estado de salud, los padres apenas lo vieron porque los sanitarios del centro se lo llevaron al nido y, pasadas unas horas, les dijeron que había fallecido, sin más explicaciones.
Años después, alertada por ciertas sospechas de que su hijo en realidad no había muerto, su madre denunció los hechos, pero el Juzgado de instrucción número 4 de Cádiz capital archivó el caso por falta de pruebas. SOS Bebés Robados de Cádiz tenía mucho interés en excavar rápido en busca de este niño, porque es uno de los pocos de esta búsqueda que no había prescrito aún. Con el descubrimiento de la fosa vacía, la familia del crío ha podido entregar al juzgado un informe nuevo, apenas dos días antes de que el caso prescribiera, el 24 de diciembre pasado. "Se corrió mucho para hacer el informe, aún no sabemos nada de si el juez reabrirá el caso", dice la presidenta de la asociación.
Ni cuerpo ni caja
En el segundo de los casos, falta un esqueleto y su enterramiento. Nada aparece, ni cuerpo ni caja. Según la asociación, se abrió una de las sepulturas señaladas por los arqueólogos, seleccionadas en función de las notas de enterramiento de San José, y se extrajeron más de 40 féretros, todos con sus correspondientes restos. Pero faltaba uno, el de un bebe que nació el 6 de abril de 1975, también en un hospital de Cádiz. La documentación manejada por SOS decía que sí, que debía estar ahí, que había constancia de ese féretro.
La madre del bebé que no aparece, que estaba enferma de meningitis, dio a luz a los ocho meses de embarazo. Nada más nacer, la criatura fue llevada al nido, en aparente buen estado. Su familia, creyendo que estaba todo en orden por ese lado, pasó las siguientes horas volcada en la mujer, cuyo estado había empeorado notablemente. Una semana más tarde, la madre falleció. Drama sobre drama, porque apenas 24 horas después del alumbramiento, el padre recibió la noticia de que el niño había muerto. Nunca nadie de su familia vio el cadáver. Ahora, su hermana, que apenas tenía unos tres años en el momento del suceso, se quedó con la sospecha y fue en 2010 cuando denunció los hechos al juzgado para que se investigara el caso. El juez lo archivó porque había prescrito.
Las dos familias afectadas por estos descubrimientos están "muy mal" y se encuentran ahora recibiendo asistencia por parte de Herrera y los psicólogos de la asociación, conmovidos por lo que ha contado la tierra tras tantos años de silencio. "La realidad es que, para la mayoría de las víctimas por el robo de bebés, lo mejor que nos podía ocurrir es que los niños aparecieran enterrados, pues es la forma más fácil de cerrar el duelo por la desaparición de los niños", señala SOS en un comunicado.
(Puedes seguir leyendo tras el vídeo...).
Un año de trabajo
En San José, un cementerio demolido y ya sin actividad, queda trabajo para un año en busca de estos niños. Por ahora se han excavado 11 sepulturas, en las que se ha hallado de todo: además de los dos casos sospechosos, han encontrado trozos de lápidas antiguas con datos que concuerdan con las búsquedas, enterramientos masivos (ahora hay que hacer el análisis de ADN a los huesos encontrados, por si alguno es de los niños reclamados) y hasta dos cuerpos que portaban pulseras con nombres y apellidos. Uno de ellos podría pertenecer, de hecho, a la hermana de Chary Herrera, la portavoz de la asociación. Los análisis genéticos tendrán que aclarar finalmente si es ella. Su familia la busca porque su supuesta muerte vino rodeada de detalles extraños, como la causa de muerte o datos esenciales como los meses de gestación.
La intervención es complicada porque los restos que se buscan ni están en nichos ni en fosas comunes, sino en sepulturas de 60 centímetros de ancho y tres o cuatro metros de profundidad. En esas arquetas iban inhumando los cadáveres unos encima de otros: 14 en el caso de los adultos o hasta 30 o 40 para los bebés, tal como ha explicado el arqueólogo municipal, José María Gener.
El libro de enterramientos del cementerio tiene registradas estas inhumaciones, datadas entre 1856 y 1987, pero, además de excavar, el equipo técnico tiene que localizar a una persona entre los restos óseos de casi cuarenta que hay en cada hueco. Por eso, aplican un estudio probabilístico para reducir el registro a cinco o tres restos sobre los que practicar las pruebas de ADN, abundan.
(Puedes seguir leyendo tras la foto...).
Fue en 2009 cuando comenzaron a conocerse los primeros casos de supuestos bebés robados en Cádiz, uno de los primeros emplazamientos en los que se empezó a pelear en firme por rescatar la verdad de estos casos, especialmente numerosos en la postguerra. El número de familias fue creciendo y las primeras denuncias se materializaron en 2010.
En 2011 llegaron a ser 300 las familias que denunciaban que tuvieron un hijo vivo y les engañaron, diciendo que murió pero dándolos en adopción a otras familias. En 2012 la mayoría de las denuncias presentadas en Fiscalía que pasaron a los Juzgados gaditanos están siendo archivadas por la prescripción del delito. Pese a que los casos acaben mayoritariamente archivados, la lucha sigue intacta. "Nos mueve la verdad", concluyen.