Las cómicas españolas son muchas y buenas: este repaso lo demuestra
Las mujeres han protagonizado un verdadero asalto a las bases de la comedia en todas sus manifestaciones.
El 30 de junio de 2021 leíamos una noticia que relata que solo el 12% de las calles de Madrid lleva nombre de mujer y que, además, estas calles se encuentran en la periferia. Es un buen resumen de la visibilización de las mujeres: pocas y en el margen. Es la situación general y también es la situación de la comedia hoy en España. Que no formen parte del centro, que no formen parte del canon (todavía), no significa que no estén, que no tengan influencia ni que no tengan calidad.
Es innegable que aún hay una amplia mayoría masculina, pero también lo es que la presencia de cómicas es cada vez mayor y más exitosa pese a las dificultades que se desprenden de las polémicas declaraciones que han agitado recientemente las redes sociales: Los responsables de la productora La Chocita del Loro afirmaban que las humoristas venden menos y no provocan tantas risas y por eso las contratan menos.
Otros circuitos
Las mujeres han protagonizado un verdadero asalto a las bases de la comedia en todas sus manifestaciones: stand-up, podcast, YouTube, Tik Tok, Instagram, late nights, teatros, pabellones… A falta de oportunidades para entrar en el circuito más tradicional, han sabido encontrar otras opciones, más modernas, más arriesgadas y más originales. Al mismo tiempo, el lugar privilegiado que ocupaban algunas salas se ha alterado con la expansión que ha experimentado la comedia en el último lustro.
Solo en Madrid hay una docena de espectáculos protagonizados por cómicas en más de seis salas de referencia de comedia, además de una veintena de open mics con participación exclusivamente femenina o compartiendo cartel con otros cómicos. Algunos están producidos y protagonizados exclusivamente por mujeres, como es el caso de Riot Comedy, con Penny Jay a la cabeza; Calladitas estáis más guapas de Jessika Rojano y Sil de Castro o Ladys Night, presentado por Nayra Pérez; en otros, como Open Beer, Golfos Comedy o Tu Puta Madre Comedy Club, también es habitual la presencia de cómicas.
Monólogos televisivos
En el caso de las grabaciones de monólogos, un ejemplo representativo de esa tendencia en la conquista progresiva de los escenarios es el de Phi Beta Lambda. El sótano del bar Picnic de Madrid se convirtió en el escenario donde se grabaron sus tres temporadas, con 33 actuaciones de cómicas de un total de 173, un 19%.
Lo interesante es que el volumen de presencia femenina aumentó paulatinamente en cada temporada desde el 15,5% de la primera (9 de 58), al 16,2% en la segunda (12 de 74) y hasta el 29,2% en la tercera (12 de 41), acumulando cientos de miles de visualizaciones en YouTube.
Muchos de los nombres que componen el elenco de cómicas que ha actuado en el Picnic son reconocidos por su presencia en las salas y teatros de toda España así como en otros medios: Susi Caramelo, Valeria Ros, Elsa Ruiz, Patricia Espejo, Carolina Noriega, Pilar de Francisco, Eva Soriano, Virginia Riezu, Paula Púa, Esther Gimeno, Sil de Castro, Maru Candel, Charlie Pee, Asaari Bibang, Patricia Galván, Nuria Jiménez, Vera Montessori, Raquel Sastre, Patricia Sornosa, Odei Fernández, Coria Castillo, Silvia Sparks, Lucía Lamas, Begoña Guillén, Bianca Kovacs, Antonia Triviño, La Prados.
Un discurso renovado
No se puede ignorar esta nueva realidad artística y comercial, ni el éxito de muchas cómicas que llenan sus espectáculos, que ocupan espacios televisivos y radiofónicos de gran audiencia, y que participan en los equipos de guion de afamados programas. Su particular situación social y profesional aporta un discurso crítico y reivindicativo con el que transformar las estructuras sociales y las creencias estereotipadas sobre el humor y su representación artística de las que somos herederos, contribuyendo a la difusión de discursos renovados y frescos de quienes han experimentado una realidad distinta y la expresan en sus textos.
Además de las cómicas ya mencionadas, Marta González de Vega tiene un espectáculo ecléctico y original, mezcla de stand-up, teatro y musical que lleva triunfando cinco años en el teatro Fígaro de Madrid. Con Estirando el chicle (más de dos millones de reproducciones y 700.000 visualizaciones en YouTube), Carolina Iglesias y Victoria Martín le disputan las primeras posiciones de Podium Podcast a Andreu Buenafuente y Berto Romero (Nadie sabe nada), a David Broncano, Ignatius Farray y Héctor de Miguel (La vida moderna) y a David Broncano (La resistencia) al tiempo que llenan el Teatro Capitol Gran Vía de Madrid y giran por teatros de toda España agotando las entradas en salas de gran capacidad.
Isa Calderón y Lucía Lijtmaer forman un dúo cómico que, en los espectáculos en directo de Deforme Semanal, hacen una especie de late night feminista cargado de ironía e inteligencia que nada tiene que envidiar a otros, salvo el altavoz mediático. Hasta que eso llegue, se conforman con haber llenado el Teatro del Barrio primero, el Teatro Arlequín después y ahora el Palacio de la Prensa, y con publicar un podcast semanal de gran éxito.
Medios tradicionales y otros no tanto
En la radio y la televisión, aunque los programas están dirigidos y protagonizados principalmente por hombres, las cómicas han ganado mucho terreno y visibilidad, siendo en no pocas ocasiones el alma de la comedia de los programas: Henar Álvarez en Buenismo bien y Valeria Ros en La lengua moderna, en Loco mundo y Zapeando, por ejemplo.
Pero además de estos espectáculos más o menos clásicos, las mujeres han sabido explorar y conquistar otros nuevos territorios para hacer comedia, en algunos casos por exigencias del confinamiento, en otros por la ausencia de oportunidades en el circuito tradicional y en otros porque son conscientes de la renovación que necesita la comedia y de las posibilidades que brinda la tecnología.
Las más taquilleras y las reinas de las redes sociales
El caso más notable es el de Martita de Graná (1.400.000 seguidores en Instagram), quien con un humor entre clásico y rompedor llena pabellones, auditorios y plazas de toros desde que en 2015 se hiciera viral en Facebook un vídeo suyo sobre Granada. En estos momentos no hay ningún artista, hombre, mujer o no binario, que venda más entradas que Martita. Y sin promociones, sin salir en la televisión, solamente aprovechando su desparpajo y la contundencia que aportan los vídeos cortos en la red. De momento ya tiene programadas diez actuaciones en el Teatro Capitol de Gran Vía hasta fin de año.
Inés Hernand ha triunfado en plena pandemia con su espectáculo Ni puta gracia, que ha vendido más de 8.500 entradas en teatros de toda España, pero donde reside su éxito es en las stories de Instagram, plataforma en la que tiene 300.000 seguidores.
Gema Palacios (@esperansagrasia) está triunfando desde TikTok con una serie de vídeos que comparan la vida en USA y la que llevamos en España. Más de 1 millón de personas sigue a los personajes que parodia y que ella misma interpreta (es inevitable la comparación con Goyo Jiménez). Car de Lorenzo tiene un millón y medio de seguidores en TikTok, donde publica vídeos cortos de humor, sin duda una de las formas más nuevas y eficaces de hacer comedia.
La necesidad del feminismo
Los desvaríos a la hora de valorar la calidad de nuestras cómicas tan solo constatan que el discurso feminista sigue siendo muy necesario en la comedia y que en ningún caso debe convertirse en obstáculo o en criterio para una dudosa evaluación sobre la valía de un texto y una artista.
La tradición literaria demuestra que no hay asuntos más cómicos que otros per se, sino formas de tratarlos más o menos originales, disruptivas, caóticas o seductoras. Algunas de estas formas pueden resultar incómodas, pero la risa también brota de la molestia, del reconocimiento del error o de la vergüenza.
¿Qué define la ‘calidad’ de un cómico?
La calidad de una cómica de stand-up no puede depender solo de aspectos temáticos, dejando de lado otros de tipo técnico tanto en la producción textual como en su representación. Tampoco resultan adecuados otros criterios basados en el volumen de asistentes que atraen o en el número de risas que provocan, pues también influyen factores ajenos a la creación artística tales como la promoción que reciben por quienes programan sus espectáculos, los horarios de las actuaciones, las características de los espacios donde actúan o los servicios que se ofrece en ellos al margen del propio espectáculo, por citar tan solo algunos ejemplos.
A pesar de su constatado éxito, la actividad de nuestras cómicas sigue ubicándose en la periferia y no en el centro. No obstante, parece ya tan solo una cuestión de tiempo que esta concepción cambie definitivamente y se normalice una realidad artística en la que las mujeres que hacen comedia dejen de ser consideradas aparte o, en el mejor de los casos, como un fenómeno exótico por excepcional.
En realidad, lo más probable es que los responsables de La Chocita del Loro no sean machistas; simplemente se acogieron a un tópico muy utilizado para cerrar un debate que en realidad esconde razones económicas. Si les dicen que tal cómica quiere actuar en alguna de sus salas y que la va a llenar, la contratan al instante. El problema es que tienen miedo de su público, todavía mayoritariamente masculino, y no se atreven a renovar sus costumbres y a seguir el ritmo de los tiempos. Buscando el éxito empresarial pueden acabar encontrando su ruina.