Las claves para entender la nueva crisis entre Kosovo y Serbia
Una prohibición de documentos y matrículas serbias en territorio vecino, con bloqueo de los pasos fronterizos y carreteras, eleva la tensión y hace responder hasta a la OTAN.
Dos décadas después del final de la guerra, normalizar las relaciones entre Serbia y Kosovo sigue siendo un objetivo difícil de alcanzar. No hay diplomacia que haya limado aún las diferencias históricas entre los dos vecinos. Ahora, una nueva crisis ha elevado la temperatura en la frontera, llevando incluso a la OTAN a lanzar un comunicado en el que avisa de que intervendrá si es necesario para mantener la estabilidad en la zona.
¿Pero qué es lo que está ocurriendo? Estas son las claves esenciales del choque.
La decisión de la polémica
Las nuevas tensiones surgidas anoche entre Kosovo y Serbia provienen de un bloqueo de los pasos fronterizos y carreteras, producido ayer, a pocas horas de que empezase la aplicación por parte de Pristina de la prohibición de documentos y matriculas serbias en Kosovo, una medida a la que se oponen los serbios.
La Policía de Kosovo cerro ayer los pasos fronterizos de Brnjak y Jarinje para el tráfico, “debido al bloqueo de carreteras a sus accesos”, según el comunicado policial recogido por la emisora kosovar RTK, que indicó que la policía desplegó sus patrullas en el norte kosovar, donde se concentra la minoría serbia.
Los serbios que se oponen a las nuevas medidas de Pristina instalaron barricadas en las carreteras que llevan de la ciudad norteña de Mitrovica, donde hay una mayoría serbia, hacia los pasos fronterizos de Jarinje y Brnjak.
No obstante, tras las tensiones de anoche y la mediación de Estados Unidos, Kosovo ha decidido posponer sus planes para reemplazar los pasaportes y placas de identidad durante un mes, hasta el 1 de septiembre. No se sabe qué ocurrirá entonces, si se da el mismo choque.
Sin embargo, a pesar de que el Gobierno de Kosovo se ha retractado de establecer inmediatamente la medida, ha anunciado que la decisión de posponerla está condicionada a que se retiren las barricadas que los serbios del norte de Kosovo han establecido en los dos pasos fronterizos que comunican la región con Serbia, cortando así el paso.
“Cuando se eliminen todas las barricadas y obstáculos, esta decisión se suspenderá hasta el 1 de septiembre de 2022”, ha dicho en una publicación de Facebook el ministro del Interior de Kosovo, Xhelal Sveçla, subrayando la importancia de que se garantice la libertad de circulación de ciudadanos y mercancías, según la emisora Radio Free Europe.
Además, el Ejecutivo kosovar ha condenado “enérgicamente” el bloqueo de carreteras acontecido durante este domingo en el norte del país, así como “los disparos de personas armadas contra estructuras ilegales allí”.
“Se trata de la tendencia a desestabilizar Kosovo y poner en peligro la paz y la seguridad de los ciudadanos y de nuestro país. Ha habido numerosos actos de agresión en la tarde y noche, incitados y preparados por Belgrado”, ha sostenido el Gobierno en el escrito.
No es algo nuevo
Kosovo anunció a finales de junio pasado que prohibirá desde el 1 de agosto el uso de documentos de identidad y matrículas de Serbia en su territorio, en una decisión similar a la que el pasado septiembre generó una crisis que implicó que los dos países aumentaran sus fuerzas de seguridad en la frontera.
Según las nuevas medidas, quienes entren en Kosovo con carnés de identidad emitidos por Serbia recibirán un documento temporal kosovar válido durante 90 días para su estancia en el país.
Además, las matrículas de coches emitidas por Serbia para ciudades kosovares de mayoría de población serbia tendrán que ser sustituidas por las oficiales de Kosovo a partir del 1 de agosto y en todo casi antes del 30 de septiembre.
La prohibición de circular en Kosovo con matrículas de Serbia provocó el pasado septiembre cortes de carreteras por parte de la minoría serbia kosovar.
Kosovo reaccionó desplegando fuerzas especiales, con blindados y armas automáticas, y Serbia elevó el nivel de alerta de sus tropas cerca de la frontera.
La queja de Serbia
El Gobierno de Serbia asegura que el objetivo de Pristina es expulsar a los serbios del norte del país y desestabilizar la situación.
El presidente, Aleksandar Vucic, acusó este domingo al primer ministro kosovar, Albin Kurti, de pretender “imponer a los serbios del norte de Kosovo medidas a las que no tiene derecho”. Aseguró que esas medidas son contrarias a los acuerdos entre las dos partes logradas en el diálogo amparado por la Unión Europea (UE) y pidió a Occidente ayudar “para que se preserve la paz y la seguridad”.
Tras una reunión con el Estado Mayor serbio, no obstante, ha dicho que se esperan “buenas noticias”, y ha instado a los ciudadanos de Serbia a “no caer en la provocación” y que no hagan nada que pueda conducir a ningún tipo de conflicto. “Esa es mi gran petición. Todo lo que puedo decir es que recemos por la paz. Puedo decir que no habrá rendición y Serbia ganará. Si se atreven a maltratar a los serbios, matarlos, perseguirlos, Serbia ganará”, ha dicho Vucic en declaraciones recogidas por Politika.
“Quiero dirigirme a nuestra gente en Kosovo en particular y agradecerles por aguantar con moderación, por no tener miedo”, ha agregado.
Qué ha dicho la OTAN
La Fuerza Internacional de Seguridad para Kosovo (KFOR) de la OTAN ha dicho, a la luz de esta crisis, que está dispuesta a intervenir si se pone en peligro la estabilidad en el norte de Kosovo. A través de un comunicado difundido a través de Twitter y tras admitir que “la seguridad en el norte de Kosovo es tensa”, la KFOR señala que “tomará todas las medidas necesarias para mantener un entorno seguro en Kosovo en todo momento, de acuerdo con su mandato de las Naciones Unidas”, emanado de la resolución 1244 de 1999.
La KFOR -que tiene una de las mayores bases militares del mundo en Kosovo- resalta que su mando está en contacto con todos sus principales interlocutores, incluidos representantes de organizaciones de seguridad de Kosovo y el Jefe de la Defensa Serbia y que continuará ofreciendo su apoyo a la normalización del proceso entre Pristina y Belgrado.
“No habrá perspectivas reales para un mejor futuro en los Balcanes sin un respeto total a los derechos humanos y valores democráticos, estado de derecho, reformas internas, y buenas relaciones vecinales. El diálogo constructivo es la llave para la estabilidad regional” concluye.
Las reacciones internacionales
Minutos antes de mantener una reunión con el primer ministro de Kosovo, el embajador de Estados Unidos en el país, Jeffrey Hovenier, solicitó al Gobierno de Kosovo que pospusiera la implementación de las decisiones durante 30 días.
“Estoy aquí para solicitar el aplazamiento de la implementación de estas dos decisiones por 30 días en nombre del Gobierno estadounidense. Creemos que tal aplazamiento sería importante porque parece haber información errónea y malentendidos sobre estas decisiones. Esperamos trabajar con este Gobierno y colegas de la Unión Europea”, ha afirmado Hovenier, según Radio Free Europe.
Por su parte, el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, ha acogido con satisfacción la decisión de Kosovo de posponer las medidas al 1 de septiembre, y ha espetado que espera que se eliminen “inmediatamente todos los obstáculos”.
“Las cuestiones pendientes deben abordarse mediante un diálogo facilitado por la Unión Europea y centrarse en la normalización completa de las relaciones entre Kosovo y Serbia, esencial para su integración en la Unión”, ha detallado Borrell en su cuenta de Twitter.
La representante especial del secretario general de la Misión de Administración Provisional de Naciones Unidas en Kosovo, Caroline Ziadeh, ha mostrado su preocupación los acontecimientos en el norte de Kosovo. “Insto a todos a abordar los problemas de buena fe a través del diálogo facilitado por la Unión Europea, así como para fortalecer la estabilidad y la seguridad para todos”, ha agregado en un comunicado.
Una relación complicada
Kosovo y Serbia llevan a cabo desde 2011 difíciles y poco fructíferas negociaciones para normalizar sus relaciones.
La antigua provincia serbia de Kosovo proclamó en 2008 la independencia, que Serbia no reconoce, y que ha sido apoyada por Estados Unidos y la mayoría de los socios de la UE, pero no por Rusia, China, India, Brasil o España, entre otros Estados.