Las claves de la semana: La estrategia del ventilador
"En España dimitir es fatal, resistir es lo que se lleva". La sentencia es de Esperanza Aguirre. La dictó esta semana sin pestañear en el Congreso de los Diputados ante la comisión que investiga la presunta financiación ilegal del PP. Y no pestañeó. La mujer que dimitió no una, ni, dos, sino tres veces en su dilatada carrera política, se atreve ahora a dar lecciones de cómo marcharse a tiempo y, además, aconseja su experiencia: "En casa se está muy bien".
"Consejos vendo que para mí no tengo", que diría Mariano Rajoy y ha dicho. Pues eso que Aguirre se fue por primera vez en 2012, con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada. Dejaba entonces la presidencia la Comunidad de Madrid, pero no la del PP madrileño, un cargo que mantendría cuatro años más tarde. Pero no sería hasta, abril de 2017, y tras el estallido de la Operación Lezo que llevó a prisión a su lugarteniente Ignacio González, cuando la "baronesa" se retiraría definitivamente a sus aposentos tras encadenar durante 35 años diferentes cargos públicos.
La venganza de Esperanza Aguirre
Si de Aguirre dependiera, Cristina Cifuentes ya estaría en su casa o quizá nunca hubiera salido de ella. Son conocidos los desplantes que la expresidenta hizo a la actual inquilina de Sol durante la campaña electoral en la que compartieron cartel a la Comunidad y el Ayuntamiento. El equipo de Cifuentes tenía que llevarse de casa hasta las coca-colas y el material de oficina porque en el PP de Madrid no se les permitía usar ni un bolígrafo de la calle Génova.
Si hay alguien que estos días celebra las portadas de telediarios, digitales y radios sobre el caso Cifuentes es Esperanza Aguirre, y con ella Ignacio González y uno de los grupos de comunicación más grandes del país. "Todo ha sido preparado, orquestado y milimétricamente diseñado desde hace meses", se quejan en el equipo de Cifuentes como si ello restara un gramo de gravedad a lo ocurrido con el máster de su jefa, de quien recuerdan que no está siendo investigada, ni ha sido imputada por el asunto que ha copado la agenda madrileña de las últimas tres semanas.
Rajoy: "Cristina, aguanta"
Es lo mismo que la afectada ha dicho a Rajoy cuando ha hablado con él a su regreso de Buenos Aires. "Es falso de toda falsedad", que la inquilina de Sol añadiera "si tú no te fuiste por los pápeles de Bárcenas, no voy a hacerlo yo por un máster", como circula por los mentideros madrileños. Es más, el presidente del Gobierno le ha dicho: "Cristina, aguanta" (sic). En el PP quieren que Ciudadanos se retrate ante la moción de censura impulsada por el PSOE, que preste sus votos, que se destape ante las próximas elecciones y que pierda apoyos ante el electorado por permitir un Gobierno de izquierdas.
Esto es lo que quiere una parte del PP alineada con la secretaria general, Maria Dolores de Cospedal, que no es la misma que representa ni Fernández Maillo -más conocido por el "enterrador" desde que viajó a Murcia en busca de la cabeza de Pedro Antonio Sánchez- ni los "sorayos", que son más de tirar la piedra y esconder la mano y dejar caer a cualquiera que haga sombra o discrepe con la vicepresidenta.
Los primeros no quieren ni pensar lo que supondrían diez meses de Gobierno del PSOE, entre otras cosas el levantamiento de alfombras y el despido fulminante de casi 300 asesores y altos cargos. Son los defensores del el que resiste, gana y de la puesta en marcha de la estrategia del ventilador para que salgan a la palestra todos los currículos falsos a izquierda y derecha.
En todas las redacciones ya hay equipos dedicados en exclusiva al rastreo de biografías, que reciben cada mañana el soplo de todo tipo de informantes de dentro y de fuera de la política. En este momento, no hay ministro, secretario de Estado o diputado nacional o autonómico que no haya revisado el suyo y eliminado toda sombra de duda de doctorados, licenciaturas o grados.
El manual ya se ha aplicado antes. Es el "y tú más" y la política de la tierra quemada tan usada por la derecha. ¿Que aparecen la Gürtel, Lezo y Púnica? Pues que se hable de los ERE; que una la Rey Juan Carlos es un chiringuito al servicios de los amigos del PP, pues que se prepare la Complutense, la Autónoma y hasta la Carlos III, que aquí si se revisa se revisa todo; que a Cifuentes le regalaron un máster por la cara, pues siempre habrá un socialista, un podemita o un dirigente de Ciudadanos que engordara su curriculum...
Política de tierra quemada
En la Puerta del Sol creen que este "repentino" afán por las biografías beneficia a Cifuentes en la creencia de que es lo mismo mentir en un curriculum que construir una coartada falsa para encubrirlo y además estar en el centro del huracán de una trama universitaria organizada al servicio de los amigos y conocidos del partido que ha podido cometer además varios delitos para encubrir la falsedad de un cargo público. Pues no es lo mismo aunque todo lo que rodee a la formación de los políticos tenga mucho más de mentira que de verdad, a la vista de lo ya sabido.
La semana ha transcurrido entre la escena madrileña y catalana. La primera para poner patas arriba todas las biografías posibles y que la presidenta de la Comunidad siguiera su huída hacia delante. Está muerta y lo sabe, pero hasta que no se lo pida Rajoy no piensa abandonar el despacho, se lleve a quien se lleve por delante.
En Ciudadanos ya no hay dudas. Apoyar a Ángel Gabilondo no es hacerlo al Ché Guevera ni a un izquierdista radical que desembarque en Sol con ánimo de revancha, más cuando Podemos no piensa exigir la entrada en el Gabinete ni meter la cuchara en la redacción de ningún programa. Así que si Rajoy quiere que Rivera se retrate, los naranjas esta vez lo harán con gusto. En el PP aún no han entendido que cada ataque, desprecio o invocación a la falta de experiencia de Ciudadanos desde sus filas son votos de españoles que responden "si la experiencia es para esquilmar las arcas públicas, mejor que no la tengan".
Un presidente acorralado
El PP perderá Madrid y tras la Comunidad, las elecciones generales. No hay más que ver a sus dirigentes enzarzados en el sálvese quien pueda. A Rajoy sólo le falta un "Barreda" que diga en alto no se te ocurra venir a hacer campaña en las autonómicas como le dijo el ex presidente de Castilla-La Mancha a Zapatero antes de las elecciones de 2011. En política está todo inventado y el instinto de supervivencia de quienes la habitan es el mismo a la de cualquier humano. En el fondo Cifuentes no está más que echando a Rajoy el mismo pulso que antes le echaron otros muchos, si bien esta vez la operación pilla al presidente con muchos más frentes abiertos, especialmente el de Cataluña y la ya indiscutible "internacionalización" de su conflicto, tras la euroorden del juez Llarena.
Sólo faltaba para completar la tragicomedia catalana, que el Parlament llevara a los tribunales al magistrado del Supremo. Lo ha anunciado Torrent por negar a Jordi Sánchez permiso penitenciario para ser investido, después de la advertencia de la ONU para que se respetaran sus derechos políticos, sin que hayamos oído esta vez echar mano del refranero.
El presidente está acorralado por el enroque de Cifuentes, el ascenso imparable de Ciudadanos y una Europa que ha pasado de cerrar filas con España frente al independentismo a preguntarse qué hace Rajoy para solucionar el problema, además de esperar las resoluciones judiciales que ya empiezan, por cierto, a ser cuestionadas en los principales grupos del Parlamento europeo, incluido el suyo propio.
Y a Rajoy sólo se le ocurre echar mano del refranero... ¡Pobre España!