Las claves de la semana: el 155 para convocar elecciones
La derecha que acostumbra a tachar de alfeñique y blandengue a Mariano Rajoy no cabe en sí de gozo esta semana con el papel desempeñado por el presidente del Gobierno ante el desafío independentista. "El puto amo", le llaman. La expresión -literal- circula por los chats que frecuentan los dirigentes del PP desde que el pasado miércoles un juez ordenara la detención del equipo de Oriol Junqueras que se encargaba del operativo del 1 de octubre.
¿No había sido la Justicia la encargada de dar el jaque mate a la consulta? En efecto, el titular del juzgado de instrucción número 13 de Barcelona, Juan Antonio Ramírez Sunyer, decidió sortear la investigación del referéndum abierta en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y cursar de oficio la orden sin consultar a la Fiscalía para que el Ministerio Público valorara las detenciones.
Las togas que no eluden el polvo del camino
Pero esto, se mire como se mire, y aún a riesgo de ser tachados de enemigos de España por decirlo, es una aplicación práctica de la doctrina Conde Pumpido que tanto escoció antaño en la derecha. Ya saben que ante esta emergencia nacional no hay gamas entre el blanco y el negro. O se es un "fascista" por decir que aquí no se persiguen las ideologías sino los delitos y que los independentistas han cometido ya unos cuantos o se es un "rojo peligroso al que hay que meter en la cárcel" por dudar de algunas decisiones judiciales para frenar el avance de la ola independentista.
Pero seguro que recuerdan a aquel Fiscal General del Estado que en 2006 ante el alto el fuego decretado por ETA levantó ampollas en todo el espectro político con aquello de que el vuelo de las togas no eludiría el contacto con el polvo del camino para decir que en ocasiones la justicia debe responder al latido de la política.
Pues esta vez ha ocurrido en el juzgado número 13 de Barcelona, pero podía haber sido en cualquier otro de cuantos el Gobierno tiene "monitorizados" para controlar el "procès". Hace semanas que alguno de ellos auguraba con cierta seguridad que el referéndum ilegal no lo pararía el TC, ni la ley de Seguridad Nacional, ni el 155, y sí un juez de instrucción como ha sido.
De tacticismos y bobos solemnes
Rajoy estaba al tanto y como él, media docena de personas ajenas al PP y al Gobierno, con las que el presidente ha mantenido abierto un canal permanente de comunicación para buscar respuestas a la amenaza independentista. La causa abierta bajo secreto de sumario por Sunyer permanecía durmiente y silente. Sólo había que activar la tecla en el momento oportuno.
El resto de la semana, ya lo han visto o leído: registros, detenciones, altercados, imputaciones, enormes dosis de tacticismo, una protesta social que desborda los límites del independentismo y demasiado bobo solemne con cerilla en mano dispuesto a seguir propagando el incendio. Echen un vistazo a las redes sociales para comprobar que no hay hueco para un majadero más.
Al menos ya nadie oculta el temor ni la excepcionalidad del momento. Y como de poco sirve llorar sobre la leche derramada porque sabemos con certeza por qué y quiénes nos trajeron hasta aquí, lo mejor es ir previendo cómo se sale de esta y quién está en condiciones y quién no de liderar una solución política. Los escenarios que se barajan son tantos como posibles respuestas se esperan del independentismo tras el 1-O.
El 155, no antes de la declaración de independencia
Nadie cree que, al día siguiente del referéndum fallido, la Generalitat se vaya a batir sin más en retirada. Más pronto que tarde se espera que declare unilateralmente la independencia y prepare la convocatoria de unas elecciones constituyentes. En ese caso, en La Moncloa se ha barajado la aplicación del tan denostado 155 de la Constitución con el único objetivo de que el Gobierno asuma la competencia electoral y convoque inmediatamente elecciones catalanas. Hay informes jurídicos redactados al respecto. Pero antes, no se descarta que el Ejecutivo tenga que recurrir a la Ley de Seguridad Nacional para asumir el mando de los Mossos.
¿Apoyarían Ciudadanos y el PSOE la aplicación del 155? Rajoy puede estar tranquilo. Rivera, sin duda. Y Sánchez permanecerá del lado del Estado de Derecho, la defensa de la legalidad y la Constitución el 2, el 3, el 4, el 5 de octubre y hasta cuando sea necesario. El presidente nunca le ha hablado ni de la aplicación del 155 ni de la recuperar la competencia en seguridad, pero el secretario general del PSOE no tiene intención de salirse del guión previsto hasta el momento y, en ningún caso, atenderá los cantos de sirena por mucha mayoría alternativa que le brinden los de Podemos y los nacionalistas. Eso dice.
Sánchez encarga el traje de estadista
Esta semana, y pese a que el resto de líderes políticos ha comparecido en público ante la gravedad de la situación, ha preferido esconderse para no ensuciar el traje de estadista que ya ha encargado en la sastrería de Ferraz. Su estrategia pasa por erigirse en el "pacificador"/mediador entre el Gobierno y el independentismo, y arrastrar a ambos hasta la comisión parlamentaria que ha conseguido que se constituya en el Parlamento para estudiar la modernización y reforma del modelo territorial.
En las próximas semanas tendrá que convencer a quienes dentro de su propia dirección temen que un apoyo continuado al Gobierno ante el desafío independentista rompa con la tendencia al alza pronosticada en las encuestas, y pase factura a un PSOE que empieza a recuperar la credibilidad perdida en una parte de la izquierda que le había vuelto la espalda y que confía en el entendimiento con Podemos.
De momento, ya ha pedido colaboración y prudencia a todos los barones con quienes ya ha hablado por teléfono. Y salvo en la andaluza Susana Díaz, que parece no ha superado la derrota de las primarias y sigue empeñada en marcar un espacio propio, en el resto ha encontrado disposición a remar en la dirección que marque Ferraz. Tras el 1-O, habrá una convocatoria del Consejo Territorial para discutir y fijar una posición común, justo lo que no se hizo antes de firmar la Declaración de Barcelona con el PSC y provocó el malestar de varios secretarios generales que entendieron que el socialismo catalán marcaba de nuevo la estrategia de la política territorial de todo el PSOE.
Reproches a Díaz por marcar perfil propio
Será entonces cuando Díaz compruebe la soledad de la derrota y la disolución del que fuera su ejército, además de escuchar algunos reproches por distinguirse del resto y votar en el Parlamento andaluz, como se prevé que haga la próxima semana, a favor de la moción que Ciudadanos llevó al Congreso no para recabar el apoyo de la Cámara al Estado frente al desafío independentista, sino para buscar protagonismo y dividir al PSOE.
Iglesias busca presionar a Sánchez
Hasta aquí la semana en que llegó el temido choque de trenes y en la que -tampoco olviden esto- quien más y quien menos busca el rédito propio. Rajoy porque sabe que la unidad territorial y la firmeza frente al independentismo le da votos en toda España; Sánchez porque ve una ocasión para desprenderse del título de "pedro el rojo" y consolidar su liderazgo fuera del PSOE; Rivera porque cree que Cataluña no romperá España pero sí el PSOE e Iglesias porque aspira a tejer una alianza entre la izquierda y los nacionalismos que desaloje del Gobierno a Rajoy. La fotografía de este fin de semana de parlamentarios y alcaldes de Unidos Podemos, PNV, ERC y PdCAT busca precisamente eso, presionar a Sánchez con la imagen de una mayoría alternativa que puede llevarle a hombros hasta La Moncloa.
Así andamos mientras España se desmorona.