Las ciudades medianas construyen el futuro
A finales de septiembre estuve en Joinville, Santa Catarina, en el sur de Brasil. Es una ciudad de medio millón de habitantes, con una pujante actividad económica, donde se asienta el mayor polo industrial de esta región del país y que genera cerca del 14% de PIB del estado.
Se trata, por definición, de lo que en los organismos de desarrollo llamamos una ciudad intermedia (o mediana, según otras fuentes). Es decir, un asentamiento urbano de entre 100.000 y dos millones de habitantes.
Según el BID, existen más de 140 ciudades con estas características en América Latina. La mayoría de ellas, como Joinville, son polos de desarrollo agrícola o industrial. También son asentamientos urbanos que están creciendo a mayor velocidad que las grandes capitales del continente.
Se calcula que para 2040, en poco más de 20 años, muchas de estas ciudades habrán duplicado su población. El desafío para FONPLATA y otras organizaciones de desarrollo es acompañar ese crecimiento para que se produzca de manera ordenada y planificada, a diferencia de lo que ocurrió el siglo pasado en los principales centros urbanos de América Latina.
Este crecimiento de la población pone una enorme presión sobre los gobiernos locales para satisfacer necesidades como transporte, servicios públicos, seguridad y otros. Las soluciones, además, deberán contemplar su sostenibilidad a largo plazo y considerar factores como los efectos del cambio climático.
La ventaja para estas ciudades es que todavía tienen tiempo de planificar el crecimiento y prepararse para el futuro. Su tamaño poblacional relativamente pequeño también permite una comunicación más fluida con los ciudadanos para determinar y priorizar la atención a sus necesidades.
Adicionalmente, las ciudades y municipios tienen cada vez más protagonismo en la definición de sus necesidades de desarrollo y en el establecimiento de las soluciones más viables, de acuerdo con características particulares y prioridades.
Es un proceso en el que deben participar las autoridades locales, los gobiernos nacionales y los habitantes de esos centros urbanos, y en el que los organismos internacionales de desarrollo podemos apoyar, no solo con financiamiento, sino también con capacidad técnica y compartiendo el conocimiento de experiencias similares en otros países.
La tendencia mundial es que las ciudades y municipios deben enfocarse en crear las condiciones apropiadas para fomentar la inversión y la mejor calidad de vida de sus habitantes mediante la provisión de infraestructura adecuada, políticas que fomenten el desarrollo y servicios de buena calidad para todos sus habitantes.
En FONPLATA hemos abierto las puertas recientemente a varias de estas ciudades, que ya se están preparando para acometer estos desafíos. En Joinville, por ejemplo, hemos estado trabajando desde hace varios años en el acondicionamiento de parques y otros espacios públicos.
Para seguir haciendo honor a su bien ganada fama de "ciudad de las bicicletas", también estamos apoyando el acondicionamiento y la construcción de ciclovías, un sistema de transporte barato, accesible, ecológico, y con impacto muy positivo sobre la salud de los habitantes, tanto en términos de ejercicio como de ahorro de emisiones contaminantes.
También estamos financiando la construcción de un puente, que aliviará de manera significativa el tráfico en el centro de la ciudad, para que los habitantes del sur de Joinville pasen menos tiempo en el tráfico y más tiempo con su familia.
Se trata, además, de una construcción que minimiza la deforestación de los delicados manglares de esta zona del estado. Son soluciones prácticas, sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
En Brasil estamos trabajando con otras ciudades de características similares, como Itajaí y Criciúma (también en Santa Catarina), y Corumbá (Mato Grosso do Sul) con proyectos orientados a mejorar la calidad de vida de las personas, como el acondicionamiento de la vialidad, los sistemas de drenaje y la construcción de ciclovías.
En un continente que crece y seguirá creciendo en los próximos años, tenemos la oportunidad única de hacer de las ciudades medianas verdaderos ejemplos de desarrollo planificado y sostenible para el beneficio de todos su habitantes.