'Las chicas del cable' ya no son lo que eran
Ahora hablan de sororidad y la necesitan más que nunca tras el accidente con el que arranca la segunda temporada.
Siguen sin mencionar la palabra feminismo, pero ya hablan de sororidad. Las chicas del cable han asumido y celebran que el apoyo entre mujeres sea el eje principal de la serie, que este lunes 25 de diciembre estrena su segunda temporada en Netflix.
"Es verdad que la sororidad no ha aparecido en pantalla con tanta frecuencia y eso es una novedad. Desgraciadamente nunca se nos ha dado voz, empezamos a tenerla y es interesante que en esta serie se muestre una realidad que siempre ha existido", explica Maggie Civantos a El HuffPost. "Las mujeres no somos nuestras enemigas. Habrá algunas que lo sean, como el caso de la relación de mi personaje con Carolina (Iria del Rio), que es su enemiga porque fue la amante de su marido, pero luego también tiene sus mejores amigas".
Para la actriz que da vida a Ángeles, a la que en la primera temporada vimos siendo víctimas de malos tratos, la amistad que mantiene con Carlota (Ana Fernández), Marga (Nadie de Santiago) y Lidia (Blanca Suárez) es muy orgánica, como cualquiera de las que hay fuera de pantalla: "No todo es 'nos ayudamos y somos superfuertes', también hay miserias. Y en algún momento se las van a echar en cara unas a otras. Hay momentos de roces como ocurre en las relaciones personales".
Es uno de los cambios de esta segunda temporada que arranca con un hecho que dará un giro a la relación de estas cuatro chicas. Después de ese secreto, ya nada volverá a ser como antes. El apoyo entre ellas es más necesario que nunca y de ahí que la sororidad resuene con fuerza. Ellas van a echar por tierra el tópico de que las mujeres son las peores enemigas de las mujeres.
"A mí me da un poco de rabia esa idea. Me pregunto quién habrá escrito ese titular tan chungo, alguien que desgraciadamente ve la vida así, pero que debe estar más solo que la una", asegura Blanca Suárez, cansada de escuchar siempre la misma pregunta. "Es ridículo pensar que sólo las mujeres se ponen la zancadilla, lo hacen las mujeres y también los hombres", añade Ana Fernández. "Es una cosa del ser humano, va con nosotros. El tema es que si lo hace un hombre es porque lo que más le importa es su trabajo, es un tío luchador que se ha buscado la vida, y si lo hace una mujer es una arpía".
Precisamente uno de los cambios que presenta esta segunda temporada se da en la relación que mantienen Francisco (Yon González) y Carlos (Martiño Rivas), como apunta la propia Fernández. "En esta serie los hombres son infinitamente más retorcidos. La relación entre ellos me parece muy ambigua y muy abstracta. En la primera temporada tienen una amistad pero cuando aparece Lidia vemos que se ocultan algo, Francisco no le dice a Carlos que está enamorado de ella y deja que tengan algo; en esta segunda, el juego entre ambos me parece mucho más sibilino que lo que pueda ocurrirnos a nosotras".
Las chicas han cambiado
La sororidad no significa estancamiento: ellas también cambian. El dramático punto de arranque de esta temporada marcará un punto de inflexión en la relación de las cuatro y también de Sara (Ana Polvorosa), la quinta chica en discordia. Ella se mantiene más o menos ajena a esa amistad, en parte porque es la jefa, pero está íntimamente unida a Carlota y eso le va a traer muchos quebraderos de cabeza.
Pero, ¿cómo han evolucionado? Ellas mismas nos los han contado. La sumisa Ángeles, la fría Lidia, la mojigata Marga, la rebelde Carlota y la segura y férrea Sara ya no son lo que eran. Sólo hay que ver el cambio de imagen que experimentan: estas chicas y las de la foto de arriba no tienen nada que ver.
Blanca Suárez (Lidia): "Va a haber giros con Lidia, pero es verdad que tiene bastante con sus dos hombres, por llamarlo de alguna manera. Como todos los personajes, también madura esta segunda temporada, se quita por fin las corazas, se abre, abre el corazón a sentir y a ser sincera consigo misma y también con los demás. Esto le permite crear lazos y uniones, le permite ser feliz pero también va a sufrir mucho, porque se enfrenta a un pasado en el que ha hecho daño a muchas personas".
Nadia de Santiago (Marga): "Marga ha avanzado. Es verdad que su trama con Pablo tiene el cometido de ser la parte cómica de la serie, pero creo que desde el primer capítulo ha avanzado un montón y más que va a seguir avanzando. Con el arranque de la segunda temporada se la ve en una situación más complicada. A mí también me resultaría difícil de gestionar y Nadia va a tener que sacar fuerza de donde sea. Se va a poner seria".
Ana Fernández (Carlota): "Carlota está en todos los berenjenales. A veces le pone tanta intención a los de los demás que se olvida de lo suyo. Ha pasado de una temporada en la que tiene un problema personal a de repente estar en los de los demás. Y como no tiene filtros y es así de burra, de rebelde y de drástica,sus métodos... Yo me lo he pasado muy bien ejecutándolos, pero no son del todo... Su único quebradero es lo de salir del armario, contarle a sus amigas que además de con Miguel, está también con Sara. Igual lo hace, igual no. En lo que más se va a centrar es el trabajo y en los problemas de sus compañeras, para defenderlas. Va a abanderarlas a todas".
Maggie Civantos (Ángeles): "La evolución de Angeles es compleja e intensa. En solo ocho capítulos vemos a una mujer redescubriéndose a sí misma, siendo la persona que quiso ser y nunca pudo por la presión y la sumisión a las normas sociales y a su marido. A la vez es muy inconsciente de la realidad que está viviendo, del accidente y el secreto que les perseguirá, del dolor y el problema que arrastrará toda la temporada y podríamos decir que toda su existencia. Pero sus ansias de libertad será el motor de su supervivencia, la necesidad de la búsqueda de sí misma será más fuerte que los remordimientos".
Ana Polvorosa (Sara): "Cada personaje tiene su propia evolución... En el caso de Sara se habla mucho más de todo lo que está sucediendo. La primera temporada termina con ese pequeño atisbo de lo que le puede llegar a pasar y en la segunda sí que se desarrolla todo ese problema interno que tiene, emocional, y que ella necesita vivirlo y expresarlo".