La vuelta al mundo en cuatro relajantes masajes
Hoy os proponemos no cargar con ningún equipaje para viajar rumbo al bienestar...
A medio camino entre la relajación y la terapia, hoy os proponemos no cargar con ningún equipaje para viajar rumbo al bienestar. ¿Cómo conseguirlo? Cerrando los ojos y dejándonos mimar por estos cuatro objetos de deseo, de culto, y hasta de necesidad. Feliz viaje.
Ayurveda
De exótico nombre e innumerables beneficios, este masaje, aunque su simbolismo va más allá y se le denomina tratamiento, se realiza en absoluto silencio y cumpliendo con un pulcro protocolo. Un masaje ayurvédico consiste en la aplicación de aceite tibio sobre la frente (nuestro sexto chakra) y desde allí, todo nuestro cuerpo, y nuestra mente, comienza su alineación hacia el bienestar.
Uno de los lugares del mundo más conocidos y reconocidos por los masajes ayurvédicos es Sri Lanka y más específicamente Tangalle, un bohemio pueblo con mucho encanto rodeado por algunas de las playas más espectaculares del país. Aquí, en el spa del hotel Anantara Peace Heaven, el doctor Sampath Perawattha evalúa las condiciones físicas y mentales de sus pacientes antes de poner en marcha su tratamiento, conocido como Shirodhara. Se trata de una de las técnicas ayurvédicas destinada a la relajación profunda que trabaja sobre diferentes estados de ansiedad, trastornos nerviosos y por supuesto, problemas de sueño, el gran mal de nuestro siglo.
Masaje tailandés
No es un masaje al uso. De hecho ni siquiera es un masaje demasiado relajante, aunque sí eficaz. Y es que uno de los tratamientos más populares de Asia no es otra cosa que una sucesión coordinada de posturas que estiran nuestros doloridos músculos, relajan nuestras articulaciones y ejercen presión sobre diez puntos clave, las sen o líneas de energía –a veces con dolor- aplicada con las manos, los antebrazos o los pies del terapeuta. Y si con el masaje ayurvédico viajábamos hasta Sri Lanka, para recibir un purista masaje tailandés nos trasladamos ahora hasta Bangkok. Aquí, nos preparamos para este tratamiento que supone casi una religión del bienestar en el país de las sonrisas. Y al contrario de lo que sucede en nuestro país, que un masaje se percibe como un lujo, en Tailandia su disfrute está tan extendido que no resulta difícil lograr el añorado Nirvana a través de recibir uno por muy poco (el precio medio suelen ser unos 10€). En la WatPo Thai Traditional Medical and Massage School puedes disfrutar de algunos de los mejores de forma terapéutica y sobre todo, relajante.
Shiatsu
Muchos beneficios en un nombre tan complejo como lo es su técnica, solo apta para expertos. Y es aquí cuando esta terapia milenaria originaria de Japón –nuestra próxima parada-, gana adeptos: mantener a raya el estrés, lograr una segura pérdida de peso o conseguir quedarse embarazada son algunos de los numerosos objetivos que persigue, y logra con un alto porcentaje de éxito, el masaje shiatsu. ¿Pero qué es realmente el shiatsu? Es el masaje que trabaja sobre determinados puntos del cuerpo en los que no fluye del todo bien la energía pero a diferencia de la acupuntura, lo hace sin agujas, utilizando solamente la presión de los dedos, desde moderada a suave y con unos principios tan claros como los meridianos que pretende desbloquear. En el spa del lujoso hotel Mandarin Oriental de Tokyo se pueden experimentar todos los beneficios de esta ancestral técnica con unas impresionantes vistas de la ciudad de Tokio a nuestros pies.
Baño turco
Es, probablemente, el más extendido de todos los masajes que hemos recorrido en este viaje alrededor del mundo. El baño turco no es otra cosa que la versión otomana de las termas romanas, un lugar creado para combinar la limpieza del cuerpo y la relajación. Esto es lo que comúnmente se conoce como hamam, un lugar que además de todo lo anterior, también cumple una importante función social y cultural (al igual que sucede con la sauna en Finlandia). ¿Y dónde estamos ahora? Pues en el corazón de Turquía, en la bella ciudad de Estambul. Aquí, en las entrañas de la parte más histórica de la ciudad se encuentra el baño árabe más antiguo, el Hamam de Cemberlitas, cuya construcción data de 1584. El tratamiento consiste en una meticulosa exfoliación de cuerpo entero seguido de un masaje con aceites esenciales para terminar, cómo no, sumergidos en el propio hamam, la versión húmeda de la sauna tradicional, con vapores que desintoxican nuestra piel y relajan la musculatura. Y, avisamos, la exfoliación puede ser muy intensa.
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