La vida entre barrotes de la que busca huir la princesa Latifa al Maktum
La joven que denuncia estar "secuestrada por su padre", el emir de Dubái, ha dejado de enviar mensajes.
“Soy una rehén. Estoy presa en esta villa convertida en prisión. Todas las ventanas tienen barrotes y no me dejan abrirlas. Temo por mi vida”. Con esas declaraciones grabadas en un vídeo con un móvil, escondida en un baño, la princesa Latifa al Maktum, de 35 años y una de las 30 hijas (de seis madres diferentes) del emir de Dubái, Mohamed bin Rachid Al Maktoum, ha conseguido que el mundo la escuche.
Sus amigos le enviaron el teléfono a la mansión en la que se encuentra retenida y las imágenes han conseguido el eco que necesitaba para pedir ayuda gracias a su difusión en la BBC.
Primer intento fallido
No es la primera vez que la joven intenta escapar de su padre. Como ella misma cuenta, en 2002, con 16 años, Latifa acabó tres años entre rejas y torturada por huir.
Segundo intento: rozó la libertad
El siguiente intento se lo tomó con más calma para no cometer errores. En 2011 comenzó a diseñar un plan en el que trabajó durante siete años para cruzar ilegalmente la frontera con Omán. Ahí, en 2018, embarcaría en un velero con destino a la India para acabar en Estados Unidos y pedir asilo político. Iba acompañada de su amiga, la finlandesa Tiina Jauhianen, a la que conoció en palacio en 2014, cuando fue a impartir clases de capoeira.
Una vez con ella, grabó: “Me siento optimista sobre el futuro. No sé cómo me sentiré al despertarme por la mañana y pensar que puedo hacer lo que quiera hoy. Tengo muchas ganas de hacerlo”.
Se quería ir de Dubái porque tenía prohibido viajar para estudiar y tampoco se le permitía conducir, además de asegurar que le llegaron a drogar en un hospital para acabar con “esa rebeldía”. Para no dejar ningún cabo suelto, contactó por Internet con Hervé Jaubert, un exespía del servicio secreto francés, después de leer su libro Escapar de Dubai, en busca de instrucciones. El autor acompañó a las dos mujeres en el velero.
Cuando parecía estar rozando la libertad, su futuro se truncó de nuevo. Las autoridades emiratíes les habían seguido la pista y, el 4 de marzo de 2018, cuando ya se estaban acercando a la costa de la India (en aguas internacionales), los detuvieron, mientras ella pedía a gritos que le dieran asilo en el país.
“No dejaba de decir ’no me lleven de regreso a los Emiratos Árabes Unidos. Disparadme aquí”, contó Tiina en la BBC. Sin embargo, el primer ministro Narendra Mori priorizó mantener la buena relación con los Emiratos, como publicó Business Standard.
En paradero desconocido
Desde entonces, Hervé Jaubert sigue luchando por ella. “Lo hago para que la princesa sea bien tratada, para que no anulen su personalidad sedándola permanentemente o sometiéndola a un tratamiento psiquiátrico”, explicó en marzo de 2020 en declaraciones recogidas por Vanitatis.
Por su parte, Tiina estuvo detenida durante dos semanas en Emiratos Árabes Unidos. Cuando recuperó su libertad, comenzó a contar la historia en los medios de comunicación, llevó el caso a Naciones Unidas y cofundó la campaña ‘Free Latifa’ junto a David Haigh.
“Si estás viendo este vídeo, no es buena señal. O estoy muerta o estoy en una situación muy muy muy mala”, explicó la princesa en un vídeo grabado durante el viaje y que se difundió por las redes sociales poco después de su detención.
Para zanjar la polémica y dar una prueba de vida, las autoridades del país permitieron que Latifa recibiera la visita de una ex alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson, que se refirió a ella como “una joven con problemas mentales”, tal y como contaba su familia.
Desde entonces, en 2018, se encuentra en paradero desconocido, a pesar de que la OMG Human Rights Watch exigió a las autoridades de los Emiratos que desvelaran dónde se encontraba y que le permitieran ponerse en contacto con otras personas.
Los vídeos publicados este miércoles por la BBC en los que la princesa denuncia también que ni siquiera puede tomar el aire y que está vigilada por dos policías mujeres dentro de la casa y otros cinco en el exterior, se han grabado durante varios meses, pero la joven ha dejado de mandar mensajes. Por eso, sus amigos han pedido con urgencia que la ONU tome medidas, como recoge la BBC, mientras que Dubái y Emiratos Árabes Unidos insisten en que la princesa se encuentra segura, cuidada por su familia.
“Si asumimos que la pillaron con el teléfono, sus condiciones ahora probablemente sean mucho peores”, insisten sus amigos en el medio británico.
El resto de ‘rehenes’ del emir
Hace dos años, la sexta esposa de Mohamed bin Rachid Al Maktoum, la princesa Haya Bint Al Husein de Jordania, se trasladó a Reino Unido con su hija Al Jalila, de 12 años, y su hijo Zayed, de 8, para pedir protección para su familia. El Emir, de 71 años, reclamó su regreso inmediato a Dubái, pero no encontró el apoyo de la justicia británica.
El Tribunal Superior de Londres consideró como hechos probados en marzo de 2020 que el emir “secuestró y mantuvo cautivas a dos de sus hijas entre los años 2000 y 2018 e impulsó una campaña de miedo e intimidación contra su sexta esposa”. Según el testimonio de la princesa de Jordania, alguien dejó dos veces una pistola cargada en su almohada y en 2019 intentaron llevarla a una prisión en el desierto en un helicóptero.
La respuesta del jeque: pedir que la prensa respetara su intimidad y que no se entrometiera en la vida de sus hijos en Reino Unido.
El juez también dictaminó que el emir organizó en el 2000 el secuestro de una de otra de sus hijas, Shamsa, para hacerle regresar a Dubái desde Reino Unido. También logró secuestrarla, según el tribunal. Huyó con 19 años de una residencia de Surrey (Reino Unido), pero le cortaron el paso en las calles de Cambridge, tal y como publicó The Guardian. Desde entonces, no se la ha vuelto a ver en público.