La vida de los loteros tras vender El Gordo de Navidad: ¿realmente ellos se llevan algo?
"Se vende más por las pedreas que por El Gordo".
El 22 de diciembre ya está aquí y, con él, el sorteo de la Lotería de Navidad. Millones de españoles esperan con ansia que los niños del colegio de San Idelfonso pronuncien uno de sus números.
Pero, ¿cómo funciona el sorteo de lotería más famoso de España? ¿Cuántos décimos se venden? ¿Ganan algo las administraciones que reparten el premio o es solo fama? ¿Puedo jugar el número que me apetezca?
Luis Vacas, de Servilotería en Villalba (Madrid), y Maribel Pecharroman, propietaria de la administración de Bilbao que repartió El Gordo en 2018 responden a esos interrogantes. Para el sorteo de este año venden unos 500 y 1.000 números diferentes respectivamente.
Cada año salen a la venta 170 millones de décimos. Una cifra que se divide de la siguiente forma: 100.000 números (del 00.000 al 99.999) con 170 series cada uno, dividida en 10 décimos cada una.
Un alto porcentaje de esos números que venden van dirigidos a abonados que juegan siempre lo mismo. “Están repartidos de antemano”, señala Vacas. Por su parte, la lotera de Bilbao apunta que una empresa de las premiadas con el 03347, El Gordo del año pasado, quería un número que acabara en siete y fue ella la que escogió ese.
Vacas explica la repartición de décimos, series y números: “En febrero nos dan la opción de elegir números deseados, es decir, gente que no está abonada a ninguno, pero nos viene a pedir un número que acabe, por ejemplo, en 17, en 45 o en 04. Entonces, nosotros hacemos la petición y luego desde la administración central nos lo pueden conceder o no”.
“Se va haciendo como un puzzle”, concreta Pecharroman.
Además, el lotero de la Comunidad de Madrid señala que hay números como el 13 que están muy solicitados y tienen una limitación. Apunta que es muy difícil que te los den y, en caso de que los concedan, es un porcentaje muy muy pequeño.
Los dos también indican que la última parte, la menor, es la que se distribuye y se saca a la venta en los terminales de las administraciones, bares, estancos, etc. “Ahí puedes consultar un número concreto y te pueden decir que sí o que no, que es lo más probable salvo que vayas en junio, ya que no hay muchos números”, remarca Vacas, que desmitifica la popular frase de que puedes pedir un número y te lo van a conservar.
Sin comisión por dar El Gordo
Pecharroman fue la encargada de vender el 03347 premiado del año pasado, pero eso no repercutió directamente en llevarse un porcentaje del montante. De ese décimo como de cualquier otro gana el 4%, porcentaje al que hay que restarle los impuestos. Eso sí, su victoria, a parte de la felicidad que supone entregar el número más codiciado, viene acompañada de un boom de publicidad.
“No se nos premia. Es la publicidad, en un sorteo como Navidad la repercusión es bestial. Se ha notado, muchos clientes nuevos que no nos conocían y han confiado en nosotros. Es también una presión”, reconoce la administradora, que lleva en este oficio 21 años y que bromea con que no conoce a todos los ganadores.
“Tuvimos una alegría de la pera, pero no nos dieron nada, aunque tampoco lo esperábamos. Nos sentimos contentas y satisfechas por haber dado y porque nuestros clientes nos tengan aprecio”, se sincera Pecharroman, que ironiza con que algún cliente les pedía ahora El Gordo y no un número cualquiera.
Vacas apunta que, a nivel económico y en las siguientes semanas, para una administración es más importante dar muchas pedreas.
“Se vende más por las pedreas que por El Gordo, porque el primer premio la gente lo cambia en el banco y con las pedreas vienen a cobrarlo a las administraciones y muchas veces compran con lo que le ha tocado un número del niño. El Gordo es publicidad de cara al exterior, pero de venta diaria es más la pedrea”, concluye.
Aun así, igual que todos los compradores quieren ganar El Gordo, todos los loteros quieren dar el primer premio.