La tele por dentro (1): Buenafuente o cómo convertirse en un clásico
Empiezo una nueva serie. Voy a los programas, reflexiono sobre lo que veo y os lo cuento. Los inicios, las tripas, lo mejor y lo peor de cada espacio: la tele abierta en canal, con un bisturí
#latemotivpordentro
Descubrí a Andreu Buenafuente un buen día en TV3, en un programa que se llamaba Sense Titol y me flipó. Hay que decir que yo ya venía flipada de serie porque mientras tanto en Canal Nou, (la tele autonómica valenciana, donde yo vivía) se emitía ESTO, con María Abradelo:
Así que, en fin, era fácil que Andreu y su espacio me parecieran el no va más:
Desde entonces le he seguido. Y me gusta. Él y la línea recta televisiva que ha llevado siempre y que creo que le ha convertido en un clásico, en un personaje. Con su productora El Terrat de por medio han mantenido a rajatabla máximas profesionales sin dar bandazos en sus criterios. Sé por experiencia lo difícil que es eso.
Recuerdo a un productor andaluz (de un programa de mierda en el que yo trabajaba, en Canal Nou) que cada vez que alabábamos el trabajo del presentador catalán, vaticinaba su fin:
"Siempre hace lo mismo, está acabado, en la tele hay que innovar. No puedes estar siempre abriendo tu programa con un monólogo. Además se le nota mucho que es catalán..."
No sé dónde anda ese tipo ahora mismo, creo que se fue a una empresa de neumáticos. Pero sé dónde anda Buenafuente. El otro día me colé en el ensayo y el directo de Late Motiv, su late night de #0 de Movistar, el único como tal que existe en la tele española y que él sigue abriendo con un monólogo.
Vamos con #latemotivpordentro, en siete pasos:
La música en directo
La noche en el plató arranca con la banda, que toca en directo antes, durante y después.
Yo creo que Buenafuente y María Teresa Campos tienen en común haber apostado en sus programas por la música en vivo: ella tenía a los Super Singles y Andreu tiene a su banda...
Ahora en serio, va. No recuerdo ningún programa en el que Buenafuente no tuviera música, actuaciones en directo. Cuando una pléyade de directivos gritaban a coro, ¡la música no funciona en televisión!, ¡la gente hace zapping en cuanto sale un grupo a tocar!, él seguía ahí, erre que erre llevando a solistas, a grupos, a cantantes consolidados y a principiantes. Rubricando el programa con buena música.
Y sí, a veces la gente zapeaba y se piraba, tal y como contaba la curva de audiencia al día siguiente. Pero nunca ha dejado de hacerlo. Así que los músicos lo adoran. Van a sus programas sin pegas y se entregan. Como hizo Marlango hace poco:
Sin presiones de audiencia
No sé cuántos espectadores tendrá esta noche el programa que estoy viendo. En realidad no se sabe cuál es el share que tiene Late Motiv —las plataformas de pago no dan datos de audiencia—. Este es un melón que habría que abrir. En honor a la tele generalista, para ser justos con ese poderoso sector que lleva tantos años generando industria. Por razones complejas, probablemente Buenafuente y su programa no tendrían cabida en la tele en abierto ahora mismo. Y trabajar sin la presión de la audiencia es más sencillo. Más allá de esta cuestión, los que sí vemos este programa estamos contentos. Porque este es un BUEN programa de televisión, hecho por un grupo de gente que se lo toma en serio. Desde el humor, pero en serio. La factoría de El Terrat está en este bando.
Descubrir el talento
Este momento del primer año de Late Motiv cuenta casi todo:
La tele es cruel y cuando lideras un programa hay una cosa básica: si te rodeas de colaboradores brillantes y los dejas brillar, tu programa será MEJOR. Pero también cabe la posibilidad de que te hagan sombra. Así que tienes que ser listo, generoso y equilibrado a partes iguales. Listo para descubrir talentos, generoso para que se luzcan y equilibrado si te eclipsan y hieren por tanto tu vanidad, tu ego. Es una meta jodida.
Es larga la lista de descubrimientos de esta factoría: Toni Soler, Albert Om, Berto Romero, Edu Soto, David Fernández (no olvidemos que este equipo consiguió dinamitar Eurovisión con Chikiliquatre, y yo nunca se lo agradeceré lo bastante), Jordi Évole, Santi Millán, Palomino, Fermi Fernández, Silvia Abril, Bob Pop, Jorge Ponce, David Broncano, Miguel Maldonado... Junto a ellos hay otros cómicos que ya existían antes. El Terrat los olió y los llevó consigo: Javier Coronas, Raúl Pérez, Raúl Cimas... Y como último fichaje: la gran Leonor Watling, a la que creo que le está haciendo falta un hueco como showoman. Sí, efectivamente, solo hay dos mujeres. Luego entraremos en eso.
Que se ría Andreu
"Todos los colaboradores salen, salimos, a hacerlo reír, a divertirlo, por que si él no se divierte, si él no se ríe, nadie lo hará. Los espectadores ven el programa a través de los ojos de Andreu, él es el primero que lo descubre todo", asegura una de sus manos derechas, Bob Pop, nuestra vedette intelectual de cabecera. Un hombre MARAVILLOSO, sin más. Sí, somos amigos. Elijo muy bien a mis amigos.
Bob es subdirector del programa junto a Javier Durán, a quien si no seguís en Twiter ya estáis tardando: @tortondo. Sus tuits mejoran el mundo.
Una noche llegó al plató Miguel Maldonado y ese primer espectador, Buenafuente, disfrutó tanto como los que estábamos viéndolos en casa. Descubrimos a un tipo que tiene la habilidad de ser divertido sin esfuerzo y que ha llegado para quedarse. Maldonado es listo, desprejuiciado y la cámara lo quiere una barbaridad (ahora que lo conozco personalmente lo entiendo más: es difícil no quererlo, la verdad). Yo me enamoré de él la primera noche que lo vi. La tele magnifica lo bueno y lo malo. Véase Cárdenas, por ejemplo.
Es de Murcia, eso sí.
Guiones, GUIONES
Ah pero, ¿el monólogo de Buenafuente no se lo escribe él?, me sigue preguntando gente, pese a que llevamos años viendo el prónter en pantalla. Yo pongo cara de fastidio: no, claro que no. Para eso están los guionistas, ese sector que hay que reivindicar siempre en la televisión. El truco está en escribir para alguien que conoces bien (El Terrat es una pandilla de amigos de toda la vida, luego nos lo contará Carles Francino) y que sabes que puede clavar el chiste. Quizá Andreu no podría escribir esa frase brillante y el guionista, si la soltara en cámara, no tendría ni puta gracia. Las claves, pues: un buen GUIÓN, talento y oficio.
De lunes a jueves, cinco guionistas a tiempo completo y tres a media jornada (que ya digo yo que un guionista lo es a todas horas) trabajan para crear el relato. Los dos subdirectores dan órdenes, coordinan, piensan, deciden, convencen, documentan las entrevistas, lanzan las preguntas... Por cierto, hay otra frase recurrente: Buenafuente no sabe entrevistar. A ver, Iñaki Gabilondo no es, eso es verdad. En cualquier caso, prefiero verlo entrevistando a Terry Gilliam, de Monty Phyton, a NO ver nada: el cómico grandioso no apareció en ningún otro programa de la tele española durante su última visita.
Hablando de entrevistas, creo que la única que me ha incomodado de todas las que le he visto en estos programas ha sido esta, a Jorge Javier Vázquez, para promocionar su obra teatral:
Y no por la entrevista en sí, sino por el personaje. Porque yo creo que en ese sofá hay gente que no tendría que sentarse, porque cada cual se dedica a lo que se dedica y tiene que cargar con eso: no se puede tener el dinero, la popularidad y el poder que te dan las grandes audiencias de productos basura y querer también el prestigio. Prestigio que en este caso te da sentarte en el sofá de Buenafuente. Esta es una opinión personal, claro, que sé que les molesta a algunos. Es lo que hay.
Calma en el plató
El día que me colé en el programa descubrí una cosa poco habitual en un plató de televisión: tranquilidad. No oí gritos. Ni risas, todo hay que decirlo. Aunque fuera gracioso lo que cada uno decía, no se reían. Ni el regidor, ni Andreu. Ni el resto del equipo técnico o de guion. Todo muy sosegado, muy profesional, muy "estamos a lo que estamos, luego en el directo, ya nos soltaremos". El trabajo era comprobar que entraban los vídeos, que el colaborador sabía lo que tiene que decir aunque sin desvelar demasiado. Porque ese es otro de los rasgos del programa: Buenafuente desconoce lo que van a hacer o decir los suyos, (salvo excepciones, claro). Los platós de la tele sueles ser lugares hostiles, con muchos nervios, muchos egos, muchas malas vibraciones, mucho cansancio, mucho gesto desmesurado, muchas estrellas fuera de sí. Y puedo garantizar que NUNCA merece la pena. El plató de Late Motiv esa noche era un lugar calmado, algo que sólo se logra confiando los unos en los otros.
Pero... sin chicas
Andreu es lo que yo llamo un "heterazo" y Late Motiv es un programa masculino. Hay algunas guionistas, algunas realizadoras, algunas productoras, pero ninguna (o casi) mujer en pantalla, colaboradora. Los motivos, me parece a mí, son complejos: en la comedia hay menos chicas. Y las que hay se atreven son menos osadas, tienen más pudor, más miedo. También reciben menos oportunidades. Y Buenafuente tiene más química con ellos que con ellas. Esto es así. Y su programa es un programa de autor.
Se puede hacer un espacio masculino sin ser misógino, sí. Yo prefiero que no haya mujeres porque sí, ni en forma de florero, ni por cuotas ni nada similar. Querría ver más chicas, eso sí, aunque NO quiero ver a cualquier chica. Igual que no quiero ver a cualquier chico.
En cualquier caso, yo desearía que El Terrat nos diera más momentos como este. Aquí la primera aparición de un personajazo televisivo, la niña de Shrek, interpretado y creado por la mejor cómica que tenemos en el panorama audiovisual: Silvia Abril.
Después de Late Motiv se emite La Resistencia, un formato también de El Terrat, presentado por David Broncano. Todos son hombres en pantalla. No hay ninguna mujer colaboradora. El día que estuve viendo el programa en directo me fijé en el público: un 90% eran hombres. Durante la hora y pico que duró el espacio no salió ni una sola mujer al escenario.
Tengo más dudas que certezas en este asunto de "hay más hombres que mujeres en el humor", o "es que ellas son menos graciosas", pero sé una cosa: la tele, desde siempre, tiene una capacidad arrolladora para crear modelos, iconos, referentes. Así que ojalá más mujeres en pantalla que nos hagan reír.
Epílogo
Le pregunté a Carles Francino, director y conductor de La Ventana, de la Cadena SER, amigo personal de Buenafuente desde hace más de 30 años, qué tiene de especial El Terrat y Andreu. No puedo dejar de compartir la respuesta. Al fin y al cabo Francino fue la primera persona que le hizo un contrato como periodista a Buenafuente.
"Más allá de todo lo que ya se ha dicho sobre acumulación de talento, coincidencia astral... yo creo que el modelo fundacional de El Terrat, un grupo de amigos, compañeros de colegio, confirma que no hace falta haber estudiado Empresariales para tener sentido común. Y que a veces las ideas más sencillas son también las más eficaces. Si cuatro o cinco personas se conocen desde chavales, han crecido juntos, han escuchado música, han compartido libros, han rivalizado por las novias, se quieren y se respetan... ¿por qué no van a poder ingresar juntos en el mercado laboral? No se me ocurre un vínculo más potente y más eficaz que ese porque el clima que genera no puede ser más positivo para alcanzar objetivos comunes. Y además, con una gran jeringuilla antibacterias: que no existan personas tóxicas en el grupo. Y no las había; y no las hay. Son tipos talentosos, disfrutones, buena gente, lejos de la tontería del estrellato... Cada uno se dedica a lo que sabe hacer. Y Andreu es el triunfo de la sencillez; es el socarrón tranquilo. Divertido pero no graciosillo; ocurrente pero no repelente. Y curioso, muy curioso. Un escéptico no amargado. Es el Joan Capri del siglo XXI".
En resumen: ojalá muchos programas como este en la televisión.