La revista de humor Hermano Lobo estuvo en circulación relativamente poco tiempo, cuatro años entre 1972 y 1976, pero muchas de sus viñetas siguen circulando por las redes sociales porque pueden aplicarse a muchas situaciones actuales.
En ella publicaron firmas como Forges, Miguel Gila y Quino y, seguramente, su portada más recordada es la del 2 de agosto de 1975. En ella aparece un político dirigiéndose a una multitud y diciendo: ”¡O nosotros o el caos!”. ”¡¡El caos, el caos!!”, replica la gente. “Es igual, también somos nosotros”, zanja quien manda.
Estos días recuerdo esta viñeta de Ramón en Hermano Lobo: O nosotros o el caos. ¡El caos! Es igual, tb somos nosotros pic.twitter.com/hl3Zlcdike
— Javier Gallego Crudo (@carnecrudaradio) June 8, 2014
En las últimas horas, sin embargo, está circulando con fuerza por Twitter otra portada de Hermano Lobo. En este caso, la del 23 de abril de 1973. Se trata de un dibujo de Miguel Gila en el que un hombre está apuñalando a otro mientras un tercero mira la escena.
“No le des más puñaladas, hombre”, le dice al asesino, que contesta: “Pues que deje de llamarme asesino”.
La viñeta la ha compartido el director de cine Álex de la Iglesia junto al mensaje: “Este chiste de GILA lo explica todo. La historia de España, el conflicto constante. El absurdo”.
Este chiste de GILA lo explica todo. La historia de España, el conflicto constante. El absurdo. pic.twitter.com/a5hEEl6eQ9
No se si es absurdo, pero a Gila le fusilaron...El conflicto nunca va a terminar porque los asesinos gobernaron, no fueron juzgados y siguen en las instituciones...
Una imagen que explica de manera bastante clara a qué se debe el conflicto. Aunque, para mi gusto, falta una cuarta persona diciéndoles "pero, hombres, no os peleéis".
— Pedro D. Rojas 👒 #BlackLivesMatter (@Pedrithor) June 10, 2020
La culpa es de los abuelos y padres que a sus nietos e hijos les cuentan batallitas desde su punto de vista y educándoles en el ni olvido ni perdono. La mayoría del odio actual viene de gente que ni vivió la guerra ni el franquismo. Es alucinante.
Y el odio se torna en una fuerza en sí misma, inexplicable, imposible de desarticular con la razón. Como los enemigos al final de Balada triste de trompeta, precisamente. Lamentablemente, esto no es exclusivo de España.