La periodista Margaryta Yakovenko relata cómo ha muerto su abuelo en Ucrania: "No ha sido por un tiro o por una bomba"
"Era una persona enferma y dependiente".
La periodista ucraniana Margaryta Yakovenko ha causado conmoción en Twitter al relatar cómo ha muerto su abuelo este mismo miércoles en una ciudad ocupada por los rusos desde hace casi dos meses. Según ha subrayado, el hombre no ha fallecido “por un tiro o por una bomba”.
“Ha muerto porque era una persona enferma y dependiente que después de que le cortaran la luz, el agua y la calefacción y las conexiones, se quedó solo en su casa oyendo cómo el Ejército tomaba su ciudad”, ha señalado.
Yakovenko ha relatado que la luz volvió a la semana y durante ese tiempo su estado de salud empeoró tanto que cuando le llamó se echó a llorar y dijo: “Nací en una guerra y moriré en otra”.
Según ha explicado la periodista, su abuelo nació en 1941, durante la Segunda Guerra Mundial y era “rusófono y comunista hasta el último día de su vida” y “nunca entendió el motivo de esta guerra”.
“Cuando ya estaba encamado y ningún médico vino a verle (porque, ya saben, estamos en una guerra) seguía haciendo bromas con 39 de fiebre y una gangrena que nadie quería curar. Si hubieran sido tiempos de paz, todo habría sido distinto. Pero, nació en una guerra y murió en una”, se ha lamentado antes de recordar que ni su hijo ni sus nietos podrán enterrarle.
“La última vez que hablé con él se enfadó con la política y luego me dijo: ‘Margusha (su forma cariñosa de llamarme) llama más a menudo’. Al día siguiente ya no podía hablar”, dice Yakovenko, que explica que su rabia es aún más intensa que su dolor.
Su abuelo, lamenta, no tendría que morir de esta forma: “No tendría que tener un funeral sin nosotros. Mi abuela, su consuegra, me ha dicho hoy: ’Espero que al menos no nos disparen durante el entierro”.
“Estoy tan triste y enfadada que no sabía que podía estar tan triste y enfadada al mismo tiempo. Seguiré adelante apoyándome en mi dolor. Esto no puede quedar así. Mi familia está sufriendo tanto, yo sufro tanto, que solo ahora entiendo el sufrimiento más puro y cruel”, escribe.
La periodista subraya que “el asesino debe responder” y que su dolor es el dolor de un país entero: “La falta de medicamentos en una situación así se hace insoportable. Mis padres han hecho todo lo posible para conseguirle medicinas, hemos pagado unos precios locos pero la mayoría de las veces ni con todo el dinero podías conseguirlo”.
“La doctora que atendió a mi abuela por teléfono le dijo que nos olvidáramos de la posibilidad de curarle: no había con qué ni cómo. No aguantaría un traslado así. Él, que todavía seguía consciente, dijo: ’Entonces qué debo hacer, ¿morirme?”, relata Yakovenko, que recuerda que su abuelo ha estado agonizando más de un mes.