La Navidad me estresa
El problema surge cuando uno, por circunstancias vitales, no se encuentra en un momento alegre de su vida.
Diciembre, las calles se empiezan a iluminar con luces de Navidad, la gente se echa a la calle e inunda los centros comerciales, comienza el bombardeo de anuncios de juguetes y de perfumes. Todo son sonrisas y personas alegres al rededor de una mesa compartiendo amor.
El problema surge cuando uno, por circunstancias vitales, no se encuentra en un momento alegre de su vida. En estos casos, lo más probable es que se sienta desubicado y con la sensación de estar obligado a estar feliz durante estas fechas. Uno puede que incluso sienta que le invalidan emocionalmente. Es decir, qué le hacen sentir que su estado emocional no es el correcto. En algunos casos, puede que la conclusión sea incluso mas perjudicial… Y lleguemos a creer que lo que en realidad está mal es algo que hay en nuestro interior.
Pero nada mas allá de la realidad. Sentirse triste, estresado o enfadado en estas fechas es totalmente natural. No porque la Navidad sea algo malo, nada de eso, sino porque cada vida tiene unos matices distintos y a todos los toca de vez en cuando pasar por momentos duros.
La Navidad significa alegría para muchas personas, momentos en lo que pueden disfrutar de sus seres queridos, las vueltas a casa, los días de vacaciones, los regalos y las comidas copiosas. Pero también tiene otra cara que no nos agrada tanto. Los recuerdos de personas que ya no están con nosotros, la distancia (física o emocional) con los seres queridos que no nos acompañan, la elección de los regalos, la preparación de las cenas y comidas e incluso la gestión de la culpabilidad y la vergüenza tras la cena de empresa.
Cuando uno atraviesa momentos difíciles en esta época, parece como si cada estímulo que llega hasta su sistema nervioso se encargase de recordarle que los demás están contentos mientras nosotros somos incapaces de sentir ningún alivio. Es muy fácil caer en la comparación y entrar en un bucle de pensamientos y juicios que nos empujen a sufrir aún mas.
Negar nuestros estados emocionales o intentar escapar de ellos, lo que producirá será justamente el efecto contrario. Ojo, esto no quiere decir que nos tengamos que meter en la cama y escondernos debajo del edredón si estamos tristes, lo que pretendo comunicar es que abandonemos la lucha interna y la maraña de pensamientos culpabilizadores por anhelar un estado emocional que no es el que nos corresponde en este momento.
La aceptación de que las cosas no son como nos gustaría y de nuestros estados emocionales tal y como son, es un pilar fundamental de la salud mental. Por ello, aunque lo hagamos con menos ánimo que en otras ocasiones, intentemos aprovechar estas fechas para compartir con nuestros seres queridos, programar alguna actividad de ocio extraordinaria y tratar de no abandonar nuestra rutina diaria.
Feliz Navidad.