La muerte y la vida transportan a Lucía Vallejo Garay a inmiscuirse en el alma
La artista vasca se deja literalmente la piel en Venecia con su exposición 'Fragilité'.
Sensible donde las haya, abierta, clara y espontánea. Lucía saca desde lo más profundo de su ser aquello que le ha dejado una honda huella y mira también lo bueno de lo malo.
Hablar de la muerte con Lucía es algo cotidiano, es algo cercano, es inclusive algo dulce. Ella ve desde dentro de su ser el alma de las personas y los objetos los convierte en sus talismanes hablantes, habla por medio de sus cristales que entremezcla con lienzos y que bailan conjuntamente en una coreografía muy grata, expresa con su arte nuestras cabezas y el alma de nosotros mismos, los que estamos todavía aquí presentes sin olvidar a aquellos que ya no están.
En su muestra en Venecia Fragilité (hasta el 30 de octubre expuesta en el Magazzino Gallery del Palazzo Contarini Polignac), Lucía Vallejo Garay presenta piezas que dialogan con el vidrio de Murano, algunas de ellas con un sello inconfundible, la herencia del maestro veneciano Giorgione, pero no es todo: es la primera vez que una artista española crea piezas elaboradas con el “cristal joya” de Murano combinándolo con lienzos, y me permito calificarlo de joya porque está dicho por enormes artistas que se recrean transformándolo en figuras que van directamente al corazón.
Y sucedió en Venecia
Lucía salió a mi encuentro en el puente de la Academia, camino al Magazzino Gallery del Palazzo Contarini Polignac, que está a cuatro pasos del famoso puente, comentaba que ella hablaba de la muerte de una manera muy natural, mencionó la mentalidad de los mexicanos sobre el tema, yo le había comunicado que estaba justo volviendo de la Ciudad de México… A muchas personas les debe sorprender que se toque este tema con tanta naturalidad, pero Lucía lo habla y lo expresa en su obra sin ningún tipo de tapujo.
Se confiesa: “En el 2015 pasa algo muy importante, la muerte llega muy cerca de mí, mi cuñado muere de un cáncer de pulmón y mi mejor amiga, que era arquitecta, muere también de otro cáncer de pulmón. Me afecta tanto que es cuando empiezo a plasmar la muerte en mi obra”.
Lo cuenta con su mirada azul y profunda y retoma el tema continuando con su relato: “Hablo mucho del alma y de la muerte y así lo hice en mi exposición en Tabacalera, que trataba sobre que no nos llevamos nada al más allá, para esa muestra me basé en la momia original del Museo Arqueológico de Madrid, metí el oro en el suelo, hablando que los bienes materiales se quedan en el suelo, lo opuesto a los egipcios, en cambio el alma es lo único que se va”.
Pero Lucía trabaja a través del alma, y por eso lo hace ahora con el vidrio, es la primera vez que alguien introduce textil dentro de él: “Conceptualmente me interesa porque es una continuación de memento mori”.
Y a los que somos neófitos en las tendencias no nos importa, al menos a mí, preguntar si es habitual realizar esculturas de vidrio con tela dentro de sus entrañas, a lo que Lucía responde: “Han metido muchas veces hierro y otros materiales, pero a nadie se le había ocurrido quemar el lienzo dentro del cristal. Es cuando el lienzo se convierte en cenizas al quemarlo… y esto es lo que me interesa transmitir, un sentimiento de muerte y de alma. He estado experimentando con estos materiales para aportar algo nuevo. Los artistas siempre deseamos conseguirlo”.
Lucía ya había expuesto, también como única española, en la trienal de Milán. Allí la comisaria Nadja Romain, que fue el premio de la Glass Week en Venecia el año pasado y que es la curadora de esta muestra, la invitó a exponer esta vez en la importante feria del vidrio de la ciudad de los canales al, seguramente, quedarse sorprendidos de ver por primera vez un material tan nuevo.
Y como la describen en la revista italiana Finestre sull’Arte... “Este misterio y el destino de las almas de este mundo son recurrentes en su obra. Ahora, esta continua investigación sobre los materiales la ha llevado a elegir el vidrio para representar su visión de la fragilidad y la eternidad conceptualmente, y no solo visualmente. El resultado de esta investigación es visible en Fragilité, donde las burbujas de vidrio representan un lugar atemporal donde las almas (a veces intactas, a veces lienzos quemados) dejan su huella…