La importancia del refuerzo positivo
Por David Almendros, educador social en Fundación Amigó
"Al cambiar el comportamiento, sin ir acompañado de un cambio de autoconcepto, suele bajar el nivel de autoestima" (Aronson, 1996).
Es decir, si hay un cambio en la manera de hacer las cosas y, este no se acompaña con otro en la misma dirección, pero, influyendo en su autoconcepto, puede que la autoestima se vea resentida.
Por este motivo es tan importante el refuerzo positivo en la educación, tanto por parte de los padres y madres, como en nuestro trabajo como educadores y educadoras sociales con los chicos y chicas. Si en nuestra labor conseguimos que afronten las situaciones de forma distinta, situaciones las cuales están vinculadas a emociones como la frustración, la alegría, la tristeza, el fracaso o el éxito, y dicha modificación no va acompañada de un cambio en la forma de entender el mundo, de entender la realidad social y de entenderse a sí mismos, estamos cayendo en el error.
Cualquier cambio obliga, de alguna manera, a asumir que antes se estaba equivocado, y si en ese proceso no se acompaña de un refuerzo positivo, esto puede traducirse en emociones como la frustración, la rabia o el miedo a lo nuevo y al aprendizaje.
Reforzar, animar, reconocer y valorar los avances, los progresos y los esfuerzos de aquellas personas con la que trabajamos, no sólo es una mejora de sus comportamientos, sino de su forma de entender y auto-reconocerse en el mundo social. Esto va desde cuando un niño o niña aprueba o saca buenas notas en un examen, hace tareas como limpiar u ordenar, hasta que afronten situaciones estresantes de forma prosocial,
Es por ello por lo que en la crianza y en la educación de los/as menores y adolescentes (etapa en la que se va fraguando el yo-social en contacto con los demás y, cuando los amigos pasan a ocupar un lugar privilegiado en la importancia y relevancia de sus vidas), el papel que podamos ejercer madres, padres, tutores legales, personas de referencia o educadores, es tan importante.
Casi todos los adultos (por no pillarnos los dedos), recriminamos y recordamos los errores, para aprender de ellos, y si, eso es necesario; pero tan importante o más es reconocer los aciertos, los esfuerzos, los avances o los logros, porque ello impacta directamente en su autoimagen y su autoestima, de forma muy muy significativa. Esto es lo que marcará la diferencia entre un comportamiento o actitud ocasional, o que estas se mantengan a lo largo del tiempo y formen parte de su ideario y de sus actitudes personales diarias.
Si cuando se comportan de forma correcta no tenemos ningún feedback con ellos y ellas, y cuando hace algo mal es cuando más atención y conversación tenemos, estamos reforzando las conductas erráticas. Muchos y muchas, prefieren ser recriminados que ignorados.
En Fundación Amigó, nuestra pedagogía es la pedagogía del amor y de la cercanía, y eso se materializa en evaluar las cosas a mejorar desde la conciencia de responsabilidad y posibilidad de llevarlo a cabo y, muy importante, en el reconocimiento de los triunfos y esfuerzos como actos de valentía. Siempre desde el cariño, desde el compartir y desde vivirlos, casi, como triunfos propios.
* Aronson, E. (1966) 'The effect of a pratfall on increasing interpersonal attractiveness', Psychonomic Science, 4: 227-228.