La historia tras la carta de agradecimiento de Albert Camus a su profesor tras ganar el Nobel
"Sin su enseñanza y ejemplo, nada de esto hubiese sucedido".
Si sigues a algún profesor desde tu cuenta de Twitter o de Facebook es muy posible que haya compartido una famosa carta que suele hacerse viral cada Día del Maestro (27 de noviembre) o Día Mundial de los Docentes (5 de octubre).
El texto, de apenas una quincena de líneas, lo firma el escritor Albert Camus —autor de El Extranjero o La Peste— y es una breve carta dirigida al señor Germain en 1957, pocos días después de saber que le habían concedido el Premio Nobel de Literatura.
El destinatario es Louis Germain, un profesor que tuvo cuando era niño. "Cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito que era yo, sin su enseñanza y ejemplo, nada de esto hubiese sucedido", le escribe Camus, "uno de sus pequeños discípulos".
Germain fue su profesor cuando estudiaba Primaria en Argel (Argelia), que por aquel entonces era una provincia francesa. Camus no sólo le escribió esta carta, sino que también le dedicó su discurso al recibir el Nobel. Como recordó Manuel Vicent en un artículo en El País en 2012, el maestro consiguió vencer "la reticencia de aquella familia de toneleros que se negaba a darle estudios porque necesitaba que el chaval llevara dinero a casa" y se desvivió para que llegara a estudiar el bachillerato y obtener una beca.
En El primer hombre, obra póstuma e inconclusa de Camus, el escritor elogiaba así a su maestro:
En esa misma obra se recoge también la carta de respuesta del señor Germain, escrita en 1959, y que comienza con un cariñoso "Mi pequeño Albert". "Creo conocer bien al simpático hombrecito que eras y el niño, muy a menudo, contiene en germen al hombre que llegará a ser. El placer de estar en clase resplandecía en toda tu persona. Tu cara expresaba optimismo", decía el maestro en su carta, que puedes leer íntegra aquí.
El señor Germain incluía un lamento: "Antes de terminar, quiero decirte cuánto me hacen sufrir, como maestro laico que soy, los proyectos amenazadores que se urden contra nuestra escuela. Creo haber respetado, durante toda mi carrera, lo más sagrado que hay en el niño: el derecho a buscar su verdad".