La historia detrás de las seis sillas más famosas de la Historia
El libro 'Chairs' de Anatxu Zabalbeascoa hace un repaso sobre la evolución y el concepto de este mueble.
Tal como decía el físico y divulgador Jorge Wagensberg, "sentarse significa asegurar una posición estable durante un tiempo mínimo sin comprometer demasiados músculos ni forzar demasiado las articulaciones". Y así, sentados, pasamos una media de 10 horas al días —en la oficina, en casa, en restaurantes o en terrazas—. Sin embargo, pocas veces nos paramos a reflexionar sobre las sillas donde nos sentamos, su diseño y su historia.
Partiendo de la evolución de este mueble y de la influencia que han ejercido sobre éste las distintas corrientes de diseño y arquitectónicas, la periodista Anatxu Zabalbeascoa presenta su libro Chairs, historia de la silla. En esta obra, con prólogo de Jorge Wagensberg, repasa los cambios que ha experimentado este objeto que es, según la autora, el más rediseñado de la era moderna y analiza cómo esta pieza del mobiliario define también a sus autores y se convierte en emblemas de determinadas corrientes de diseño.
El libro recoge un centenar de sillas de las que El HuffPost ha seleccionado seis sillas que seguramente hayas visto, estudiado e incluso usado, para detallar su historia, porque no es sólo un mueble, hay mucho que contar.
La silla Barcelona, de Mies van der Rohe y Lilly Reich
Esta silla fue diseñada con motivo de la Exposición Universal Barcelona 1929, de ahí su nombre. Para hacerla se aprovecharon los materiales y tecnologías generados tras la Primera Guerra Mundial. Este tipo de mobiliario, utilizado en el pabellón de Alemania de la exposición, buscaba mostrar el resurgir de la cultura germana. El diseño tuvo tanto éxito que incluso sirvieron como trono de los reyes de España durante la exposición.
Tanto esta como otras sillas diseñadas por la Bauhaus (escuela alemana de artesanía, diseño, arte y arquitectura fundada en 1919) empezaron a crearse de forma masiva. En un primer momento, la silla Barcelona estaba hecha en acero inoxidable pulido, mientras que el respaldo y el asiento eran de cuero de piel de cerdo. Su diseño está basado en la sella curulis, un tipo de silla usada por los magistrados romanos.
La silla Monobloc (Anónimo)
Si bien el resto de las sillas son más bien piezas de museo o parte de despachos elitistas, este diseño es conocida en cualquier parte del mundo. La silla Monobloc es el ejemplo más claro de la producción en serie masiva. Son ligeras, apilables y, sobre todo, muy económicas ya que cada una cuesta aproximadamente 2,50 euros. Su diseño es anónimo y su nombre proviene de su método de producción compuesto de polipropileno termoplástico inyectado fundido a 220º C.
Es la más fabricada del mundo y también la peor tratada, según Zabalbeascoa. Esto planteó una doble disyuntiva por un lado hasta qué punto es razonable abaratar los costes y, por otro, cuánto multiplica el diseño el precio de un producto.
La silla Roja y Azul, de Rietveld
Diseñada en 1917 se considera la primera silla moderna y no, no precisamente por producirse de forma industrial. Su autor la hizo prácticamente de manera artesanal, pero su apariencia fue rompedora. No tenía tapicería ni acolchado, pero sí numerosos materiales rústicos. Sin embargo, su vistosidad e incomodidad la alejaban de los consumidores y la acercaban más bien al público de los museos. Representa a la perfección el neoplasticismo holandés encabezado por Mondrian, quien llegó incluso a inspirar su colorido.
Actualmente se sigue fabricando, pero su precio es más cercano al de una escultura de vanguardia que al de una silla. Un ejemplo, en la tienda de decoración Panono, uno de estos muebles cuesta más de 2.100.000 euros.
La silla Basculante (B301), de Le Corbusier
Aunque está casi totalmente atribuida a Le Corbusier, en este modelo también colaboró la arquitecta y diseñadora Charlotte Perriand. Se trata de una silla que se encuadra dentro de la corriente francesa que diseñaba los primeros muebles para oficinas de vanguardia. Y así fue. Este modelo estuvo y está aún presente en muchos despachos vanguardistas de diseñadores y arquitectos. Combina tubos metálicos y cuero al más puro estilo art decó.
La silla Calvet, de Antoni Gaudí
Los diseños de Gaudí en el mundo de los muebles poco tienen que ver con las innovaciones y el punto de vista rompedor de la arquitectura presente en edificios como la Casa Batlló o la inacabada Sagrada Familia. La silla Calvet, creada en 1920, es muestra de un diseño clásico a partir de madera de roble barnizada. Según Zabalbeascoa, Gaudí era "románticamente conservador" en su diseño de mobiliario. El nombre de esta silla proviene de la familia Calvet, para la que Gaudí también diseñó un edificio.
La silla Nub, de Patricia Urquiola y Andreu World
En el 2010, lo craft (corriente del diseño que prima la artesanía) volvió a estar de moda y con ello, el interés por los materiales. Más allá del diseño y la producción, la silla Nub es toda una oda a la autenticidad. Se trata de un mueble de madera de haya maciza tallada por un experto ebanista. Estos muebles apelan más al tacto y a una sensibilidad sensorial más allá que a una imagen extravagante. Eso sí, los materiales tienen repercusión directa en el precio. La calidad hay que pagarla. En la tienda Vilanova Peña, su precio oscila entre los 600 y 700 euros.