La historia del supuesto Caravaggio que merece su propia serie
Después que se paralizara su venta en una subasta se han ido conociendo jugosos detalles sobre la operación.
La tormenta que se ha formado alrededor del supuesto Caravaggio encontrado en Madrid da para una buena miniserie. Los que hayan visto el documental Mi Rembrandt en Filmin sabrán que el género está todavía por explotar y que las subastas, investigaciones y compras de arte son un asunto jugoso para el espectador.
Después de que el Ministerio de Cultura parara la subasta en la que se iba a vender el cuadro, la pintura, el supuesto Ecce Homo —también conocido como La corona de espinas— del italiano, está guardada y protegida a falta de una investigación que despeje las dudas sobre su autoría.
Lo que en un principio parecía un asunto entre varios expertos italianos, la casa de subastas Ansorena y las autoridades españolas es un culebrón al que le quedan meses por delante, pero estos son los capítulos que ya podrían grabarse.
Capítulo 1: se paraliza la subasta
La noticia saltaba la noche del 7 de abril. El diario italiano La Repubblica desvelaba que el gobierno había paralizado la venta de una pintura atribuida al círculo de José Ribera que iba a salir a subasta el 8 de abril con un precio de salida de 1.500 euros. El cuadro formaba parte de un lote de la casa Ansorena y podría ser un Caravaggio, en concreto, el Ecce Homo, cuyo paradero es desconocido.
En la información del periódico italiano se incluía la opinión de María Cristina Terzaghi, una de las pocas expertas en la obra de Caravaggio, que había viajado a Madrid expresamente para ver la pintura. Para ella, la autoría es del pintor italiano. Para el historiador del arte español Benito Navarrete, que también lo ha visto en persona, no sería del genio barroco.
Después de declarar el cuadro como “inexportable” para evitar que saliera del país, la Comunidad de Madrid la declaró Bien de interés cultural para garantizar su protección.
Capítulo 2: cómo llegó el cuadro a España
Según los expertos italianos consultados por El País y María Cristina Terzaghi en La Repubblica, la hipótesis que se baraja es que el supuesto Caravaggio es el Ecce Homo que el cardenal Massimi encargó al pintor en 1605.
La pintura a aparece en un inventario de 1656 del conde de Castrillo, virrey español de Napolés, donde señala que el cuadro viajó a España ese año. Iba con él otro cuadro de Caravaggio Salomé con la cabeza del Bautista, que se expone en el Palacio Real.
Capítulo 3: la identidad de los propietarios
Después de insistir en que se revelara la información, Jorge Coll, consejero delegado del anticuario Colnaghi —que examinará la obra— confirmó a El País que la obra era propiedad de la familia Pérez de Castro Méndez.
La familia desciende de Diego Méndez, uno de los arquitectos del Valle de los Caídos, y de Evaristo Pérez de Castro, uno de los 13 vocales de la Comisión a la que las Cortes encomendó la elaboración del borrador de la Constitución conocida como la Pepa.
En la actualidad el cuadro formaba parte de la herencia familiar de los tres hijos de Mercedes Méndez Atard y Antonio Pérez de Castro, y llevaba 20 años colgado en el salón de una vivienda del Barrio de Salamanca.
En este sentido, se ha conocido que Evaristo Pérez de Castro adquirió la pintura en una permuta en 1823 con la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la que él entregó una obra del pintor y escultor español Alonso Cano. Lo ha contado la propia institución en un su perfil de Facebook, explicando que se le dio a elegir entre cuatro obras diferentes. También se reveló a El País que la institución tiene constancia de un Caravaggio custodiado entre 1817 y 1821.
En los inventarios de la herencia que Evaristo Pérez de Castro dejó a su familia hay referencias al supuesto Caravaggio, nombrándolo como una pintura del italiano, algo que empuja a pensar que los rumores sobre su autoría son ciertos.
Capítulo 4: un secreto a voces en Italia
Mientras que en la noticia de La Repubblica pilló por sorpresa a la mayoría, en e mundo del arte en Italia el supuesto Caravaggio era un secreto a voces. Como informa El País, desde que se publicó el catálogo el peregrinaje de expertos italianos en Madrid fue incesante. Tanto que los empleados del Museo del Prado se sorprendieron y el director, Miguel Falomir, decidió presentarse en Ansorena para verlo, a lo que Ansorena se negó.
Uno de los expertos italianos que sí vieron la pintura fue Andrea Ciaroni, de la galería Altomani de Milán, que colgó un selfie con el cuadro en Facebook. El marchante explicó al diario The Guardian que pidió un informe al profesor Massimo Pulini y que la respuesta no pudo ser más clara: “Es un Caravaggio, ¿dónde demonios lo has encontrado?”
Ese informe era uno de los documentos con los que se presentó Ciaroni en Madrid y que no dudó en mostrar a la familia para intentar cerrar una compra. “Se quedaron pálidos, sin palabras”, reveló el marchante a The Guardian.
Pero Ciaroni no fue el único que recibió la imagen de la pintura, a Vittorio Sgarbi, experto historiador del arte también le llegaron las imágenes y tampoco dudó sobre la autoría. Y de ahí a la bola de nieve que se ha terminado en el posible hallazgo de una obra perdida del genio barroco.
Continuará...
La pintura está ahora en manos de Jorge Coll, consejero delegado del anticuario Colnaghi. Ellos serán los encargados de analizar y restaurar el cuadro con el fin de determinar si es obra o no de Caravaggio. Se espera que tenga lugar una primera visita en la que participe el Museo del Prado para elaborar un informe detallado pero hasta que se complete el proceso pueden pasar años.