La historia de la mujer que nació prematura y ahora trabaja con el médico que le salvó la vida
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La historia de la mujer que nació prematura y ahora trabaja con el médico que le salvó la vida

Nació a los seis meses de embarazo y su situación era "peligrosa".

Noelia y Félix, en el hospital.EFE

Noelia Ruiz apenas pesó 800 gramos al nacer con tan solo 24 semanas de gestación, pero sobrevivió sin secuelas tras pasar tres meses en la incubadora gracias a los cuidados, entre otros, del jefe de Neonatología del Hospital Vall d’Hebron, Félix Castillo, con quien se ha reencontrado 24 años después trabajando como auxiliar de enfermería.

La joven nació en el Hospital de Vall d’Hebron el 14 de diciembre de 1997 a los 6 meses de embarazo, un hecho que, en aquel entonces, y según ha dicho a Efe Félix Castillo (Barcelona, 1962), era “peligroso” porque “la mayoría de niños que nacían a las 24 semanas morían”.

El médico recalca que el hecho de que Ruiz sobreviviera fue una “gran noticia” y que, en cierta medida, “fue mérito de la recién nacida” por “su fortaleza, sus ganas de vivir, su genética y, posiblemente, por ser mujer”, un hecho que Castillo considera beneficioso en muchos casos.

El doctor, que lleva 33 años trabajando en Vall d’Hebron, reconoce que cuando se le presentó pensó: “no solo ha sobrevivido, sino que además no tiene secuelas graves”, algo que le dejó “totalmente perplejo”

El médico recibió hace unas semanas en su despacho a una joven auxiliar de enfermería, que está en el último curso de enfermería, que había entrado a trabajar en el hospital y a la que no reconoció en absoluto, pero ella le reveló que era la niña a la que había salvado la vida hace 24 años y que ahora trabajaba en el mismo edificio del hospital infantil de Vall d’Hebron donde nació.

Médico y auxiliar se han reunido para hablar con Efe sobre este emotivo reencuentro.

Ruiz explica que en el momento en que supo que el doctor Castillo trabajaba en el mismo edificio que ella y con un horario similar, decidió “llamar a la puerta de su despacho para autopresentarse”, una experiencia que califica de “inolvidable”.

El doctor, que lleva 33 años trabajando en Vall d’Hebron, reconoce que cuando se le presentó pensó: “no solo ha sobrevivido, sino que además no tiene secuelas graves”, algo que le dejó “totalmente perplejo” por ser de aquellos casos que “no olvidará nunca”.

“En aquella época, hace 24 años, no teníamos los mismos respiradores, incubadoras, conocimientos o herramientas que tenemos ahora, pero con lo que disponíamos lo hacíamos lo mejor que sabíamos”, rememora el neonatólogo.

La estudiante de enfermería subraya la diferencia de condiciones que tenían los padres en el hospital hace más de 20 años en relación a las que tienen ahora, porque durante los tres meses que ella estuvo en la incubadora la pudieron visitar “relativamente poco” y remarca que el “método canguro” -que las madres puedan tener a sus prematuros cogidos en el pecho, piel con piel- apenas existía en España.

“En la incubadora pesé unos 800 gramos y cabía en la palma de la mano de mi padre. Mi madre no entendía cómo siendo tan pequeña podría llegar a sobrevivir y temían que, de hacerlo, tuviera secuelas muy graves”, confiesa Ruiz, quien lo más grave que ha sufrido han sido “bronquitis a la edad de cinco y seis años”.

Para Ruiz, su prematuridad “siempre fue algo importante” y se convirtió en el motivo principal por el cual decidió volcar su carrera profesional en el sector de la salud y la sanidad y formarse como auxiliar de enfermería, oficio que ahora desarrolla en Vall d’Hebron mientras compagina sus estudios de enfermería.

Él recibió hace unas semanas en su despacho a una joven auxiliar de enfermería que había entrado a trabajar y a la que no reconoció en absoluto, pero ella le reveló que era la niña a la que había salvado hace 24 años

“Trabajo en el Servicio de Nefrología Pediátrica y en el de Oncoematología, y me gusta mucho, soy feliz. En un futuro, al acabar enfermería, me gustaría cursar un máster en pediatría o en neonatología, todavía no lo tengo claro”, dice la joven, que asegura que el contacto con los pacientes es lo que más le gusta de la profesión.

Desde que Ruiz nació, la obstetricia, la neonatología y la ginecología ha evolucionado mucho, porque entre otras cosas, según Castillo, en el protocolo de actuación actual para este tipo de casos “la implicación de la familia es un factor clave”.

“Recursos como el método canguro con la madre o con el padre benefician mucho al recién nacido. El acompañamiento de la familia es fundamental y nuestros cuidados son más exhaustivos y personalizados, y no se seda tanto a los bebés”, informa Castillo, poco acostumbrado a que un prematuro le visite cuando es adulto.

Médico y enfermera prematura conviven ahora en el mismo edificio sanitario, aunque apenas se ven porque están en servicios diferentes, pero tanto uno como el otro guardan un especial recuerdo a una vivencia compartida.