La Fundación Alternativas enmarca el secesionismo catalán en el "nacionalismo populista" que amenaza a la UE
El nacionalismo populista, el autoritarismo y el proteccionismo desafían el futuro comunitario, según el informe del laboratorio de ideas.
Cuando la Unión Europea tenía la esperanza de levantar cabeza tras los peores años de la crisis económica, otro fantasma se ha hecho fuerte en su territorio, para desvelo de sus gestores: se llama nacionalismo populista y desafía las bases políticas e ideológicas de la Unión. Hoy es su mayor amenaza, una oleada en la que se mezclan los partidos de ultradedecha con los independentistas más rompedores, agua y aceite unidos por sus "apuestas identitarias excluyentes", como las denomina la Fundación Alternativas. Su nuevo Informe sobre el estado de la UE. Los estados europeos ante las reformas de la Unión, presentado hoy, advierte de la necesidad de frenar esta tendencia para que el relanzamiento de la UE no se quede en mensajes buenistas sepultados por la marea de quien empuja contra la convergencia.
El aviso toca de lleno a España ya que en esa categoría de "nacionalismo populista" los expertos de este laboratorio de ideas progresista unen "los buenos resultados de la ultraderecha en Polonia, en Hungría, en Austria, en la República Checa" con "el movimiento independentista en Cataluña y en la propia Italia del Norte, o el Brexit", todas iniciativas "alejadas de los valores europeos".
"Los afanes de independencia regional, como el que hemos vivido recientemente en una parte de catalanes, son expresión del nuevo nacionalismo excluyente que también aparece en otras partes de Europa", sostiene el documento (que puedes leer completo al final de esta noticia). Se hace referencia, incluso, a los mensajes conocidos en las últimas semanas del nuevo president de la Generalitat catalana, Quim Torra, calificadas de "xenófobas y supremacistas" por los autores y que "no hacen sino confirmar la conexión entre el secesionismo catalán y los movimientos ultranacionalistas europeos".
El informe, dirigido por Diego López Garrido, catedrático de Derecho Constitucional y exsecretario de Estado de Estado para la Unión Europea con el PSOE, incide en que el "estallido" del independentismo catalán, "si bien tiene raíces históricas" como sucede en otros casos, "es una manifestación más de la corriente soberanista e identitaria en Europa". ¿Por qué se ha producido? Por el entorno de crisis económica, la creciente desigualdad, el rechazo a las políticas abiertas de inmigración, la "indignación ante la política hecha desde arriba, sin contar con el ciudadano"...
Sumado a unas raíces "culturales" e "irracionales", se forma un magma que "alimenta" ese populismo de derechas, nacionalista y separatista, que resurge "con ímpetu inédito". "Los que apoyan nacionalismos identitarios excluyentes y disgregadores, sean a nivel estatal o regional, son los mismos", partidos o personas de extrema derecha en el continente. "Hay muchas cosas en común entre todos aquellos que empujan en dirección contraria a la progresiva integración europea, la supresión de fronteras y la convergencia en valores", agrega.
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A esa corriente le ayuda, dice el estudio, la manipulación a que se ven sometidos los ciudadanos, víctimas de "campañas de desinformación", justo en un momento de zozobra y duda. "Parece probado" que en el referéndum de la salida del Reino Unido de la UE, en varios procesos electorales" e incluso en "temas internos como el de Cataluña", se han promovido informaciones a favor de los movimientos disgregadores por parte de "ciertos grupos u organizaciones de hackers rusos como el Grupo Sofacy o Fancy Bear, que tendrían relaciones más o menos directas con servicios de inteligencia rusos como la Dirección Principal de Inteligencia (GRU)". Pero también señala la culpa de medios de EEUU -como los ultraderechistas de Breitbart o Infowars- que "también han intervenido en el conflicto catalán difundiendo informaciones falsas favorables al independentismo", toda vez que una UE cohesionada y fuerte no se ve "con entusiasmo en los sectores más conservadores de Washington".
El documento considera que esa "derivas antidemocráticas" de algunos países son "preocupantes" y por eso cree que la UE debería poner en marcha un mecanismo de seguimiento permanente de los valores y principios democráticos en sus Estados miembros, tal cual hace ya con los criterios económicos. ¿Si se revisa el dinero, por qué no los valores? Esa evaluación, añaden, podría usarse incluso para negar fondos, si fuera necesario en caso de incumplimiento. Pone ejemplos: "el cumplimiento de obligaciones como la acogida de cuotas de refugiados, o al respeto de los elementos fundamentales del Estado de Derecho como la separación de poderes o la libertad de prensa" podrían ser algunos de esos supuestos.
La necesaria refundación
Es desoladora la "contradicción" que hacen ver los expertos: los ciudadanos europeos se sienten cada vez más libres pero, también, más impotentes, y en ese río revuelto ganan los pescadores de estas ideologías. A lo mejor no es que los europeos no quieran a la UE, sino que la quieran distinta, de "nuevo cuño", apuntan. Por eso abogan por lograr un "nuevo equilibrio de soberanía compartida, democracia y subsidiariedad", por la "refundación" de la UE, en palabras del actual presidente de Francia, Emmanuel Macron.
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El equipo de Alternativas apuesta por más cooperación estructural y reforzada y por echar "una mirada hacia adelante", ahora que parece que la UE se queda "sin objetivo y sin visión". La respuesta -la "esperanza"- está en las regiones y las ciudades, "recíprocamente dependientes", con los ciudadanos como actores. "La Europa del futuro no será un estado tradicional, ni tampoco un club de separatistas regionales, sino un proyecto en red del siglo XXI, de inspiración federal", defiende el informe. "Europa ha de ser en el futuro más grande y, al mismo tiempo, más pequeña", ahondan. Plantean, para ello, una revisión del Comité de las Regiones para que los entes territoriales y locales tengan más influencia en las decisiones que les afectan y la realidad tenga reflejo en la arquitectura institucional.
Sólo con más soberanía, más unidad y más democracia, insisten, se puede hacer frente a los desafíos globales que detecta su radiografía de situación: migraciones, terrorismo, pobreza, clima, proteccionismo comercial, digitalización, más seguridad, defensa y energía.
El informe sostiene, además, que la Unión debe afrontar con urgencia cuatro reformas esenciales: la del euro, para dotar a los socios de más "seguridad y solidaridad"; la social, armonizando por ejemplo las pensiones y los salarios mínimos para evitar tanta brecha entre los miembros; la de la política de asilo, que debe dejar atrás el "egoísmo nacional" y apostar por la ayuda a quien huye de la guerra o la persecución; y finalmente la de la seguridad y la defensa, para afrontar peligros como el del yihadismo y ser al fin autónomos respecto a lo que hagan potencias como EEUU. Apostar por la unión y el progreso "es el genuino proyecto europeo", recuerdan, y no que el defienden los que prefieren una Europa rota.
Finalmente, también hay un mensaje para España: ante el Brexit y "la pérdida de influencia de Italia sobre Bruselas", tras las elecciones de abril de 2018 que dieron la mayoría a partidos populistas, "España debería aprovechar la oportunidad para incorporarse al núcleo del liderazgo europeo". Toda una asignatura pendiente.
Informe del estado de la Unión Europea (2018). Fundación Alternativas by El HuffPost on Scribd