Cientos de migrantes menores están atrapados en un limbo en Ceuta
300 personas se enfrentaron con la policía marroquí durante la noche. Ya se han realizado 6.000 devoluciones.
La frontera entre España y Marruecos en Ceuta ha recuperado durante la madrugada del jueves una calma tensa tras el cierre fronterizo por parte de la policía marroquí. Mientras, la crisis diplomática entre los dos países, la más grave en los últimos años, sigue sin resolverse. Aunque se trata de la primera noche sin llegadas de migrantes, la tensión se ha trasladado al otro de la verja, con enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad marroquíes y cientos de personas. También se ha registrado un intento de saltar la valla en Melilla, de al menos 50 personas, que ha sido frustrado por las fuerzas de seguridad españolas y marroquíes. La Delegación del Gobierno ha confirmado que ya han sido devueltas a Marruecos 6.000 personas.
Mientras, en Ceuta, cerca de un millar de jóvenes se encuentran en un limbo legal, esperando a que su edad sea comprobada y a someterse al test de la covid en las naves industriales habilitadas para ese fin. Se han contabilizado ya a 850 menores no acompañados, una cifra que podría llegar a los mil, y el Gobierno ha acordado un primer reparto de 200 con las comunidades autónomas. No obstante, la gran incógnita ahora es qué ocurrirá con todos ellos y cómo se distribuirán para no colapsar los centros de asistencia ceutíes.
Las 200 plazas acordadas se corresponden con las de menores que ya estaban en centros de protección de Ceuta, cuyo traslado pretende realizarse para poder “atender adecuadamente” a los niños que han llegado desde el lunes. Entretanto, el Ministerio de Asuntos Exteriores negocia con Rabat un protocolo para permitir el contacto entre los niños y adolescentes que quieren regresar y sus familias. La ministra de Educación, Isabel Celáa, ha asegurado que muchas de sus familias los están reclamando y algunos de ellos también han expresado su deseo de volver.
El Gobierno ceutí incluso ha facilitado un teléfono de contacto (956 512 413) para los progenitores que buscan a sus hijos. La medida se puso en marcha después de que distintos padres denunciasen que sus pequeños llegaron a Ceuta engañados para asistir a un partido de fútbol o a una excursión y que actualmente desconocen su paradero.
La distribución de los menores en cada comunidad
El reparto planteado se basa en criterios que distribuyen el 50% de las plazas por el impacto en acogida de los menores migrantes no acompañados de cada comunidad, otro 25% en función de la población y otro 25% por situación económica, que a su vez se repartiría en un 12,5% por renta per cápita y el otro 12,5% según la tasa de paro. Las ciudades de Ceuta y Melilla y Canarias -que tiene bajo su tutela a 2.700 menores- quedarían excluidas de este reparto.
CCAA Porcentaje Menores
En un inicio, varias comunidades se habían posicionado en contra del reparto, como fue el caso de Andalucía, Madrid o Murcia. De hecho, en la primera se ha generado cierta tensión después de que Vox amenazase con retirar su apoyo al Gobierno andaluz de Juan Manuel Moreno si acoge a menores no acompañados. Su consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, ha explicado que “Andalucía es una tierra solidaria que cumple con sus obligaciones legales y morales y al principio de solidaridad interterritorial” y ha indicado también que ya atienden a 1.700 menores y que “nuestros recursos son limitados”.
El consejero madrileño de Sanidad y Políticas Sociales en funciones, Enrique Ruiz Escudero, ha tildado de “sorprendente” que se convocase una reunión el miércoles a las 15 horas “con carácter de urgencia” para abordar la cuestión y ha criticado que siempre que el Ministerio tiene un problema, lo “traslada” pero no explica la financiación que vas a recibir. También ha recordado que el Gobierno regional atendió a 826 menores no acompañados en 2020 con “cero” presupuesto.
En Castilla-La Mancha, donde se están atendiendo actualmente a 70 menores acogidos, su consejera de Bienestar Social, Bárbara García, ha lamentado que haya “gobiernos que no tienen en cuenta los derechos humanos”.
Disturbios y cargas en Castillejos
Durante la noche unos 300 marroquíes protagonizaron momentos de tensión y disturbios al intentar franquear el despliegue policial en la ciudad marroquí de Castillejos, a casi un kilómetro de la carretera principal hacia Ceuta. Se trata de una violencia derivada de la decisión de las autoridades marroquíes de sellar el paso fronterizo de El Tarajal, el miércoles, interrumpiendo así el flujo de migrantes.
El avance de los agentes antidisturbios para empujar a los migrantes agrupados en la carretera costera, la mayoría de ellos menores, desembocó en una reyerta entre ambos grupos cuando varias personas comenzaron a lanzar piedras contra las fuerzas marroquíes y a quemar neumáticos, lo que levantó una espesa humareda visible desde muy lejos, según ha constatado la agencia Efe.
Poco después el grupo comenzó a correr y se dispersó mientras algunos trataban de trepar por la colina de Belyunesh, que se asoma sobre Ceuta, para intentar acercarse a la frontera. Pero ninguno logró acercarse a la carretera principal que da hacia El Tarajal, único punto regular de acceso y donde hay un importante despliegue de seguridad. Las fuerzas de seguridad marroquíes han cortado las carreteras de Tetuán y Tánger.
El cierre del paso ha comenzado a surtir efecto durante la tarde de este miércoles y la madrugada del jueves tras la llegada de cerca de 8.000 personas en los últimos dos días, de los que 6.000 ya han sido devueltos a Marruecos. Es más, muchos han comenzado a cruzar de vuelta a su país tras pasar dos días a la intemperie en las calles de Ceuta.
La ciudad autónoma afronta ahora el reto de dar acogida a los que todavía permanecen allí, con el Ejército y las fuerzas de seguridad desplegados en la zona. Entre las miles de personas que han entrado a la ciudad autónoma unos 1.500 son menores, que no entran en el proceso de devolución.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha asegurado que la crisis no es migratoria, sino “de otro tipo”. Mientras, fuentes del Ejecutivo precisaron después que ha consistido realmente en “un asalto” a las fronteras españolas. Pese a ello, durante el día se han repetido las llamadas al diálogo y el Gobierno español aseguró que ha observado un cambio de actitud de Marruecos.
Marruecos, un amigo importante
Las devoluciones y el restablecimiento de los controles han reducido la tensión en la frontera española con Marruecos, que según ha recalcado Sánchez, sigue siendo un amigo importante para España.
Mientras, la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, garantizó que España no va a alimentar la escalada de la tensión, sino que pretende tender puentes con Marruecos aunque siempre desde la defensa de la integridad territorial y de las fronteras. “Ni hemos provocado esta escalada, ni la queremos alimentar, ni la vamos a alimentar, hay que reconducir esta situación”, aseguró este miércoles.
El Ejecutivo español sigue sin reconocer como único detonante de la oleada de inmigrantes de estos días la presencia en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, hospitalizado en la ciudad de Logroño enfermo de coronavirus.
Apunta, sin embargo, a otros motivos. Entre ellos el miedo que puede tener Marruecos a que haya un cambio de actitud sobre el Sahara Occidental por parte de la nueva administración estadounidense de Joe Biden o que sea un aviso preventivo a Europa por la posición que puede mantener también ante este asunto.
“Somos pobres víctimas”
Mientras tanto, y al margen de los asuntos políticos, muchos inmigrantes que permanecen en Ceuta duermen en parques o donde pueden y como máximo llevan una bolsa de plástico en la mano con comida que aseguran les han regalado.
″¡Viva España, no Mohamed!”, han dicho a los periodistas sobre su deseo de trabajar en España y en rechazo al rey de Marruecos, Mohamed VI, del que aseguran que es “millonario”, mientras que miles de ciudadanos son pobres.
“Somos pobres víctimas”, han señalado a los periodistas y han asegurado que fueron hasta la frontera porque leyeron en las noticias que dejaban pasar “a los magrebíes y los africanos”, que tras el cierre del paso fronterizo por el coronavirus no les quedaba otra alternativa.