La España inestable

La España inestable

Las claves de la semana

Jugaron con fuego hasta quemarse y ahora cada palo tendrá que aguantar su vela. El independentismo, las consecuencias de haber tensado la cuerda sin creer que pudiera romperse y las de fiar su suerte al "cuanto peor, mejor" ante un hipotético regreso de la derecha al gobierno. Y el Gobierno, las de haber aceptado como elemento negociador para un pacto presupuestario la búsqueda de una salida para la crisis catalana. Pedro Sánchez nunca debió mezclar un problema político de trascendencia capital para la arquitectura constitucional con unos Presupuestos, y mucho menos desde la debilidad de sus 84 diputados. La jugada era, además de irresponsable, suicida. O no. Se verá.

  Pedro Sánchez.AFP

Si hay alguien acostumbrado a hacer de la necesidad virtud es el presidente del Gobierno, Sánchez el "renacido", el autor del Manual de Resistencia, el ave Fénix que renace de sus cenizas, el hombre que más vidas ha tenido en su corta trayectoria política. Y, ahora, como entonces, los suyos confían en una nueva carambola y en su capacidad infinita para la fortuna.

El horizonte no parece, a priori, demasiado halagüeño. Casi todos los sondeos dan al tripartito de derechas una mayoría suficiente para sacar del Gobierno a un presidente que, desde que llegó con una moción de censura, ellos siempre creyeron ilegítimo. En el PSOE manejan otros datos: un repunte notable de sus siglas, una caída en picado de Ciudadanos, un desplome de Podemos, una ligera recuperación del PP y una irrupción potente de VOX en el Parlamento. [Si los de Iglesias llegaron a las Cortes en bicicleta y prometieron el cargo por España, por sus gentes, por sus plazas y sus pueblos, esperemos que los de Abascal no lo hagan en caballo y no juren por la Reconquista. ¡Demasiado para la retina y los oídos!].

Los sondeos dan a las derechas mayoría para sacar del Gobierno a Sánchez. En el PSOE manejan otros datos: repunte de sus siglas, caída de C's, desplome de Podemos, ligera recuperación del PP e irrupción potente de VOX

Las cifras que maneja la Moncloa son recientes y salen de un contexto de ruido y confusión que puede dar lugar a equívocos, pero han sido decisivas para que Sánchez tomara la decisión de disolver el Parlamento, convocar elecciones y presentarse ante el electorado como víctima de una pinza entre la derecha y el independentismo, lo que no significa que, si el 28-A necesitase los votos de estos últimos para ser investido, no volviese a hacerlo. Está escrito de antemano.

Nada hay de improvisación en lo ocurrido esta semana de ritmo frenético para la política. Tampoco la fecha elegida para que los españoles volvamos a pasar por las urnas. Y, aunque el día se cerró después de valorar el efecto movilizador que podía tener en la izquierda adormecida el "posado" de Casado-Rivera-Abascal de la plaza de Colón, abril siempre estuvo en la cabeza de quienes susurran al oído del presidente.

  Los ministros siguen la comparecencia de Sánchez.LA MONCLOA

Tampoco es casualidad que al día siguiente de la imagen de hermandad entre las tres derechas, la editorial Planeta, con la aquiescencia de Sánchez, buscara hacer de su biografía una auténtica revolución editorial y anunciara su venta para el próximo martes. Todo estaba previsto y formaba parte de la estrategia electoral de un presidente que no suele dar puntada sin hilo. El guión es muy parecido al que siguió la primera vez que se presentó en 2014 a las primarias del PSOE, y arrancó la campaña también con la presentación de su tesis doctoral convertida en formato editorial.

Las cifras que maneja la Moncloa han sido decisivas para que Sánchez tomara la decisión de convocar elecciones

Que Sánchez diga en ocasiones una cosa y la contraria no es vacilación, sino más bien que tiene escritos y estudiados distintos escenarios en función de la coyuntura y su estricto interés personal. Aplicar la lógica política no sirve con él porque con él cambiaron todos los códigos y la forma de ser y estar en la vida pública. Hasta el diseño del "gobierno bonito" formaba parte, como ya se dijo, de una estudiada estrategia electoral. Ahí empezó su campaña.

Ahora, con la disolución anticipada, ha pillado con el pie cambiado a todos sus adversarios. A Pablo Casado, porque necesitaba tiempo para consolidar una narrativa propia que no esté escrita a rebufo del paso que le marca VOX. Y a Albert Rivera, porque aún no ha encontrado la manera de que el electorado olvide su escoramiento a la derecha, después de haberse declarado socialdemócrata, liberal y desmentirse cada día con sus hechos. Hoy es difícil que los españoles vean en Ciudadanos una opción de centro. Y es ahí, precisamente, en el espacio de la centralidad, desde donde el PSOE aspira a emerger como solución y alternativa entre quienes estigmatizan el diálogo y le acusan de traicionar a España y quienes piden flexibilidad en un marco que supera la legalidad.

  Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se saludan en el Congreso.EFE

Otra cosa es que España, con estos mimbres y sin posibilidad de mayorías holgadas, se convierta en ingobernable, que todo es posible. No somos Italia, pero llevamos el mismo camino. En menos de tres años, hemos tenido dos mociones de censura, una investidura fallida, dos presidentes de gobierno y habremos celebrado tres elecciones generales. Y lo peor es que nada garantiza que el 28-A vaya a solventarse el problema de fondo porque, quienes nos representan aceptaron de mejor o peor agrado la cohabitación del sistema multipartidista que quisieron los españoles, pero han seguido dando la espalda a la necesaria cultura de pacto que requiere la falta de mayorías absolutas.

En menos de tres años, hemos tenido dos mociones de censura, una investidura fallida, dos presidentes y tres elecciones generales. No somos Italia, pero llevamos el mismo camino

El mandato de Sánchez ha demostrado que gobernar no es sinónimo de seguridad ni de equilibrio. Y es probable que, si la disposición al pacto sigue siendo la misma, este país haya entrado en un ciclo político de fluctuación y sobresalto. Bienvenidos a la España inestable.

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