La empresa en la que Djokovic invirtió para luchar contra la covid-19 se basa en la homeopatía
Lo explica la propia firma en su web y lo ha denunciado un biomédico al diario británico 'The Guardian'.
Tras la polémica de Novak Djokovic y el Open de Australia, su entrada en el país sin vacunar, su arresto y deportación, el tenista serbio fue noticia tras filtrarse que había comprado el 80% de las acciones de QuantBioRes, una empresa danesa que lleva en búsqueda de la cura del coronavirus desde 2020. Un detalle de buena imagen en mitad de la tormenta.
Ahora se ha sabido que esta compañía basa sus investigaciones en la homeopatía, una “creencia mágica” como la llamaba el exministro de Ciencia, Pedro Duque. La firma explica que opera con electromagnetismo, una práctica que según los expertos es equiparable a la homeopatía. En la web explican que trabajan con un Modelo de Reconocimiento de Resonancia, que trata ″los hallazgos de que ciertas frecuencias dentro de la distribución de energías de electrones libres a lo largo de la proteína, son críticas para la función biológica de esta proteína y su interacción con los receptores de proteínas y otros objetivos″.
Esta explicación ha sido muy criticada por Darren Saunders, científico biomédico, que ha sido entrevistado por el diario británico The Guardian, el que ha levantado la liebre. Saunders señala al modelo de QuantBioRes y aclara que tiene el mismo modus operandi que la homeopatía, un tratamiento alternativo y no testado que asegura que las pequeñas sustancias que causas enfermedades a los demás, pueden tratar a las personas enfermas en pequeña dosis.
Los homeópatas afirman que al diluir estas sustancias en agua o alcohol, la mezcla resultante conserva una “huella” de “frecuencia” de la sustancia original que desencadena una respuesta de curación en el cuerpo al causar un cambio energético.
El científico, además, critica a la compañía por autodenominarse ″biotecnológica″ y aseguró que ″la ‘tecnología innovadora’ que describen en su web no refleja la comprensión contemporánea de cómo funciona la bioquímica″. Por lo que entonces Saunders añadía irónicamente que ″si algún atleta u otro inversionista potencial desea un consejo sobre cómo no gastar su dinero en estas cosas, mis honorarios son razonables″.
De momento, desde QuantBioRes aseguran que “pronto comenzará a probar diferentes enfoques de tratamiento”.
El cuerpo de un anciano víctima del coronavirus, descansa tapado con una sábana sobre una cama en un centro de mayores en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Una persona duerme en una cama a unos pocos pasos de un cadáver, envuelto en bolsas protectoras y tendido en el piso de un centro de mayores, en Barcelona, el 19 de noviembre de 2020.
Con trajes de protección para evitar infecciones, dos trabajadores de una funeraria preparan el cuerpo de un anciano fallecido por COVID-19 antes de retirarlo de un centro de mayores, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
El cuerpo de una persona muerta por Covid, cubierta en su cama de un asilo de Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Con trajes de protección para evitar contagios, empleados funerarios sacan el cuerpo de una persona mayor fallecida a causa del coronavirus tras retirarlo de una residencia de ancianos, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Dos empleados de una funeraria retiran el cuerpo de una víctima de COVID-19 de una residencia de ancianos, en Barcelona, el 19 de noviembre de 2020.
Empleados de una funeraria trasladan el cuerpo de un anciano fallecido por coronavirus en una camilla tras retirarlo de una residencia de mayores, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Marina Gómez, empleada de una funeraria, maneja el cadávez de una víctima del coronavirus en la morgue de su empresa, Mémora, en Barcelona, el 16 de noviembre de 2020.
Una empleada de funeraria, tratando un cuerpo, el 17 de noviembre de 2020 en Barcelona.
Un trabajador de una funeraria prepara un féretro de una víctima del COVID-19 antes de su incineración, en un tanatorio de la empresa Mémora, en Girona, el 19 de noviembre de 2020.
