La dieta pre-Navidad: el motivo por el que no controlas los atracones
Nos restringimos con el objetivo de darnos un atracón durante las Navidades, pero a su vez ese atracón se debe al sentimiento de privación y restricción.
¿Estás tratando de comer menos con el objetivo de prepararte para Navidad? ¿Te preocupas cuando piensas en la cantidad de comida que habrá en las reuniones familiares? ¿Tienes la sensación de no poder evitar los atracones?
Si tu respuesta a estas preguntas es sí, puede que el motivo sea tu dieta.
Todos hemos jurado seguir una dieta o comer mejor antes de ponernos las botas en Navidad, partiendo de la premisa de que si comemos menos ahora, después podremos permitirnos darnos un atracón. Pero las consecuencias las pagamos después de Navidad. Nos dicen que debemos comer menos ahora para mantener la báscula a raya, ser saludables o sentirnos menos culpables. Pero, ¿de verdad funciona eso de comer menos o "tener cuidado" cuando nos estamos preparando para las comilonas? Quizá la respuesta te sorprenda.
Puede que el motivo por el que comes de más en Navidades sea la dieta que haces antes y después de estas fechas. Justo lo que pensabas que te iba a ayudar a controlarte con la comida está llevándote a abusar incluso más.
Está reacción a la dieta se explica mediante dos conceptos: una reacción negativa a las restricciones y la anticipación a las mismas.
La reacción negativa a las restricciones la experimentamos cuando hacemos un parón en la dieta (en otras palabras: cuando desaparecen las restricciones). Después de un tiempo tratando de evitar ciertas comidas, es normal que sintamos mayor atracción hacia ellas para compensar las privaciones que teníamos antes. Un ejemplo es cuando nos atiborramos en las comidas y reuniones de Navidad después de haber seguido una dieta estricta durante unas semanas o unos meses antes. Es como una profecía autocumplida. Nos restringimos con el objetivo de darnos un atracón durante las Navidades, pero a su vez ese atracón se debe al sentimiento de privación y restricción.
Anticiparse a la restricción consiste en engullir una ingente cantidad de comida que, en el futuro (mañana, el lunes...), no vas a permitirte comer. Un ejemplo de esto es ponerse una dieta en enero. Como sabes que en enero ya no vas a poder darte un atracón de turrón o de polvorones, decides comer ahora todo lo que puedas antes de volver a empezar la dieta. Y, de nuevo, estamos ante una profecía autocumplida: "Sabía que no podía controlarme estando rodeada de estos manjares, así que mejor establezco unos límites". PERO son esas reglas inminentes las que nos llevan a comer de más.
Para dar con la solución adecuada es esencial comprender el motivo por el que estás comiendo de más. Achacarlo a una falta de control, de voluntad o de motivación es un error para la mayoría de las personas.
Es la psicología la que dicta nuestras reacciones naturales a las restricciones y a la dieta. En lugar de reprimir tus ganas de comer alimentos prohibidos, trata de "ayudar" a esas ganas, lo que implica olvidarte de las dietas pre-Navidad.
Aprende a dejar de lado las dietas y a mejorar la aceptación de tu cuerpo para que te ayude a sentirte mejor y más saludable con estos consejos de aceptación propia.
Ann Papayoti, coach y dueña de SkyView Coaching, ofrece una serie de consejos para hacer cambios en tu vida y establecer metas. Papayoti propone cambiar nuestra percepción sobre la comida y comprender que nuestras experiencias de dietas pasadas han resultado ser negativas. Si estás planteándote cambiar la rutina y no sabes cómo enfocar el tema de la comida estas Navidades, Ann aconseja lo siguiente:
Imagínate que metes todas tus experiencias relativas a la comida y a las dietas en una mochila y cargas esa mochila a tus espaldas: quizá sea ese peso el que te impide avanzar.
Ann plantea la cuestión: "¿Qué cosas debes sacas de la mochila? ¿Qué cosas necesitas dejar atrás? ¿hay cosas que no necesites llevar? Probablemente disminuiría la carga: libera el sentimiento de culpa, vergüenza, arrepentimiento, enfado o resentimiento. Ya te han acompañado durante mucho tiempo. Plantéate lo mucho que puedes avanzar sin ellos". Las preocupaciones en torno a la comida y el peso conllevan mucha culpa y vergüenza por comer alimentos que nos habíamos prohibido a nosotros mismos. Esa culpa y esa vergüenza no nos ayudan a cambiar, más bien nos impiden avanzar.
Ann pregunta a sus clientes: "¿Qué te está frenando?". La experta explica que cuando vaciamos esa mochila, descubrimos que el peso con el que estábamos cargando no se debe a la comida, sino a una autocrítica, y la comida es un agente anestésico. Y, como con todos los anestésicos, cuando desaparece su efecto, el dolor es mayor que al principio. Y así continúa el eterno ciclo del autosabotaje.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Canadá y ha sido traducido del inglés por María Ginés Grao.
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