La dieta cetogénica mejora el cerebro
Preserva la salud de los circuitos neuronales y protege al cerebro del envejecimiento.
El cerebro no come de todo. Es un órgano que consume casi 600 kcal al día que necesita incorporar para poder funcionar correctamente. Hay algunos alimentos que el cerebro no produce, como son las grasas omega-3.
Cuando la alimentación no es la adecuada, el cerebro se resiente en el ánimo, la memoria, la calidad del sueño, la concentración mental y en general en todas las funciones que gestiona.
Algunas dietas se consideran óptimas para sacar el mejor rendimiento del cerebro.
Circuitos neuronales al envejecer
Las neuronas son grandes comunicadoras. Llegan a tener más de 1.000 conexiones con otras neuronas más o menos alejadas, con las que comparten información a velocidades vertiginosas (hasta 1.000 estímulos por segundo).
En consecuencia, el cerebro dispone de una red neurológica de circuitos para la comunicación neuronal muy compleja e inmensa. Se calcula que el total de los circuitos neuronales representan unos 600 kilómetros. Para hacerse una idea microscópica, en una cabeza de alfiler cabrían 27.000 neuronas con 1.000 millones de conexiones, lo que equivaldría a 4 kilómetros de comunicación.
El cerebro al envejecer puede perder algo de peso, parte de su red de vasos sanguíneos y por añadidura parte de los circuitos neuronales. Se ha observado que, en particular los circuitos neuronales del cerebro, empiezan a degradarse a partir de los 47 años aproximadamente, y siguen una reducción, observándose los cambios más significativos a partir de los 60 años. Acompañado a este proceso, se produce una reducción progresiva del consumo de glucosa en el cerebro, ya que al reducir la comunicación neuronal, evidentemente hay una menor necesidad de este combustible metabólico.
La dieta cetogénica preserva las neuronas
La dieta cetogénica se basa fundamentalmente en la formación de cuerpos cetónicos (como el beta-hidroxibutirato). Esta síntesis se fomenta por dos estrategias fundamentales:
Este tipo de dieta ha tomado auge en los últimos años, ya que se le atribuyen beneficios para la salud. En el caso del cerebro, la dieta cetogénica en particular ha demostrado ser positiva para mejorar los síntomas de epilepsia. Los cuerpos cetónicos en el cerebro podrían ser una forma alternativa de “combustible” como reemplazo de la glucosa según la disponibilidad.
En una investigación reciente se probó si los cuerpos cetónicos que se forman como consecuencia del ayuno eran más o menos favorables que el consumo sostenido de glucosa. En particular, se cuantificó la estabilidad del circuito neuronal en diversas regiones del cerebro.
En el estudio se utilizaron diferentes grupos de voluntarios a los que se suministraron diferentes pautas alimentarias:
Cuando se analizó el estado de los circuitos neuronales se observó que el consumo de glucosa era menos favorable para la preservación de las neuronas que la presencia de los cuerpos cetónicos, con independencia de que se produjeran como consecuencia de ayunar o al ser suministrados en la dieta. Un aspecto sorprendente es que estos efectos beneficiosos se observan con tan solo una semana siguiendo la dieta cetogénica.
Además, se observó que en paralelo se reducía la inflamación y la producción de estrés oxidativo. El estrés oxidativo se produce como consecuencia de la respiración de las células, acumulándose sustancias (especies reactivas) que pueden generar daño en el órgano. Por añadidura, se observaba una mejor actividad de las mitocondrias. Las mitocondrias son los orgánulos de las células que se encargan de la respiración.
Los investigadores concluyeron que la dieta cetogénica preserva la salud de los circuitos neuronales y protege al cerebro del envejecimiento.
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