La “cultura de la repetición”, a examen: repetir curso no beneficia al alumno ni al sistema

La “cultura de la repetición”, a examen: repetir curso no beneficia al alumno ni al sistema

Un informe de Save the Children evidencia la "anomalía" española: nuestros estudiantes repiten más que cualquiera en Europa, pero la medida no funciona.

Una clase en el colegio público Eduardo Cela Vila de Triacastela (Lugo), el primer día de 'vuelta al cole', el 8 de septiembre de 2022. Carlos Castro/Europa Press via Getty Images

Hay cosas que parece que nunca cambiarán en España. Una es que cada equis tiempo habrá una nueva ley educativa nacional, porque los distintos grupos políticos no se pondrán de acuerdo para fijar un pacto de Estado y unificar criterios. Otra es que cada vez que se propongan o introduzcan cambios en dicha ley, se generará una tremenda oleada de críticas, en ocasiones sin fundamento, que alertarán sobre cómo la educación va para atrás, cómo cada vez se exige menos a los estudiantes, cómo antes todo era mejor, etcétera. 

En la opinión pública, entre el profesorado y en la sociedad en general suele haber al menos dos corrientes cuando se trata de abordar el sistema educativo. Están los que apuntan a la innovación –entiéndase metodológica, de evaluación, no sólo tecnológica–, y quienes apuestan por el método tradicional –pizarra, libro, examen–. Entre una y otra tendencia, se abre un abanico de argumentos, términos medios, pros, contras y mucho debate. 

La nueva ley de Educación, conocida como LOMLOE o Ley Celaá, tampoco se ha librado de ello. Antes incluso de que se conociera el texto de la norma, ya había titulares que prácticamente auguraban un apocalipsis educativo: matemáticas con perspectiva de género, el fin supuestamente de la educación especial, aprobados ‘regalados’ que acabarían con la cultura del esfuerzo al plantear como excepcional la repetición de curso…

España, en el top (para mal) de repeticiones

Este último aspecto captó la atención de Save the Children, que en un informe publicado esta semana analiza con datos qué suponen las repeticiones de curso, para qué sirven y cómo se utilizan en España. El título del estudio –Repetir no es aprender– es lo bastante elocuente. El debate existe desde hace años, así como el convencimiento, por parte de los organismos internacionales, de que los países deben tender hacia una menor tasa de repetición escolar. 

España no queda en buen lugar con los datos que pone sobre la mesa Save the Children. A la edad de 15 años, casi un tercio del alumnado ha repetido curso en España, siendo el país con mayor tasa de la Unión Europea y la OCDE. Los expertos lo achacan a un factor “cultural”, a la “creencia” extendida en la sociedad y en la comunidad educativa de que repetir “funciona”, señalan desde la organización.

Así, con resultados en la prueba PISA estadísticamente equivalentes, la tasa de repetición en España duplica la de Austria e Italia, cuadruplica las de Irlanda, Nueva Zelanda, Australia y Eslovaquia, es seis veces mayor que en República Checa y siete veces mayor que la de Letonia. Con respecto a Finlandia y Suecia, en España se repite ocho veces más, que se convierten en once si nos comparamos con Reino Unido.

Una nociva “cultura de la repetición”

Lo que refleja este estudio es que no sólo España es una anomalía en Occidente, sino que esa “cultura de la repetición” perjudica tanto a los estudiantes como al sistema en su conjunto. 

La organización Save the Children muestra, citando los últimos estudios en la materia, que “la repetición tiene un efecto nulo sobre el aprendizaje”, y además “perjudica al alumnado de bajo nivel educativo y socioeconómico”. “En el largo plazo”, repetir curso “contribuye al abandono”, apunta, sobre todo si se aplica como en España, “repitiendo los mismos contenidos de la misma forma y sin medidas de acompañamiento”, concluye el estudio.

Con la repetición rompes la red social del alumno, la estructura de edad y la motivación, pero no vas a la esencia de por qué ese niño está repitiendo
Guillermo Fouce, profesor de Psicología Social

Guillermo Fouce, profesor de Psicología Social en la Universidad Complutense de Madrid, explica que la repetición de curso puede generar “un déficit” en el alumno, desde “problemas de autoestima” hasta un “desajuste de edad” que se produce con la nueva clase, y una “falta de motivación” por repetir material y actuación viéndose obligado a cambiar de compañeros. 

“Rompes su red social, rompes la estructura de edad, rompes la motivación, y mientras tanto no vas a la esencia de por qué ese niño está repitiendo”, plantea el psicólogo. “En unos menores será porque no llegan desde el punto de vista cognitivo, pero también puede ser por una cuestión emocional, motivacional, relacional, o por problemas que pueda tener su familia o su entorno”, ilustra Fouce. “Si no se hace un diagnóstico individualizado, no se determina bien el problema, y se hace una intervención grosso modo”, lamenta. Y “si no se pone remedio a la cuestión inicial, la repetición va a agravar esos problemas”, advierte el experto, que, sin embargo, reconoce sus dudas en este debate. “Mi pregunta es cuál es la alternativa a repetir”, reconoce. 

Repetir también cuesta: en concreto, 1.441 millones de euros

Para Fouce, quizá el debate no debería ser tanto si repetir o no repetir, sino “cómo se repite”. “¿Se está haciendo un diagnóstico [del alumno], se está poniendo un plan adicional, o se está insistiendo en el mismo tratamiento porque sí?”, se pregunta. Si tuviera que dar una solución en una línea, Fouce diría: “Tratamiento individualizado” del alumno y “más recursos” para el sistema. 

  Alumnos andaluces se presentan a las pruebas de acceso a la universidad, en Sevilla el 14 de junio de 2022.Eduardo Briones/Europa Press via Getty Images)

Save the Children propone algo parecido: refuerzo extraescolar en grupos pequeños, más docentes y más formación y acompañamiento a los mismos. ¿Con qué dinero? Precisamente, con los 1.441 millones de euros que, calculan, se gastó el Estado con las repeticiones del curso 2019-2020. Sólo en un año repitieron 234.500 estudiantes, lo que supuso, según la organización, un coste equivalente al 6,2% del total de gasto público en educación primaria y secundaria obligatoria.

La repetición, una “expcepción” según la ley

En 2019 estaba aún vigente la antigua LOMCE, que, rompiendo la tendencia de los últimos tiempos, normalizaba la repetición. La ley permitía repetir en todos los cursos –no sólo al finalizar una etapa– y tasaba específicamente cuándo el alumno debía repetir –con tres asignaturas suspensas o dos si eran Lengua y Matemáticas–. 

La nueva LOMLOE dice lo siguiente: “La permanencia en el mismo curso se considerará una medida de carácter excepcional y se tomará tras haber agotado las medidas ordinarias de refuerzo y apoyo para solventar las dificultades de aprendizaje del alumno o alumna. En todo caso, el alumno o alumna podrá permanecer en el mismo curso una sola vez y dos veces como máximo a lo largo de la enseñanza obligatoria”. 

La permanencia en el mismo curso se considerará una medida excepcional y se tomará tras haber agotado las medidas ordinarias de refuerzo y apoyo
LOMLOE

Sin embargo, ambas leyes hacen referencia a que, cuando un alumno repita, el curso se planificará de manera que “las condiciones curriculares se adapten a las necesidades del alumno o alumna y estén orientadas a la superación de las dificultades detectadas”. 

Entonces, ¿qué falla?

El cambio de abordaje en la norma es evidente, pero al margen de esto hay que tener en cuenta dos aspectos clave: que las comunidades autónomas tienen las competencias educativas y ‘reinterpretan’ la norma, con lo cual hay diferencia de criterios; y que, en todo caso, la decisión final sobre la promoción o no de un alumno la tiene el equipo docente de cada centro (también con la LOMCE).

A preguntas de El HuffPost, el Ministerio de Educación sostiene que “reducir las tasas de repetición y de una de sus principales consecuencias, el abandono educativo temprano, es una prioridad”, y que así queda reflejado de forma “expresa” en la Ley de Educación. Citan, además, los Programas de Cooperación Territorial puestos en marcha para orientar y acompañar a centros de especial complejidad educativa (PROA+, 120 millones) y las Unidades de acompañamiento y orientación personal y familiar del alumnado vulnerable, con una financiación de 35,8 millones de euros.

Pedimos a España políticas valientes y un plan específico que fije unos objetivos de repetición
Álvaro Ferrer, Save the Children

Save the Children valora estas iniciativas, pero pide ir más allá y establecer estrategias y objetivos más concretos, aprovechando también que durante la pandemia se redujeron significativamente las tasas de repetición al flexibilizarse los criterios. “Pedimos a España políticas valientes y un plan específico que fije un objetivo de repetición”, señala Álvaro Ferrer, especialista en educación de Save the Children.

Los casos de éxito en Francia y Portugal

Ferrer pone como ejemplos a Francia y Portugal, que con tasas inicialmente similares a la española han conseguido ponerse al nivel del resto de la OCDE en apenas una década, bajando 21 y 10 puntos, respectivamente. “Portugal desarrolló un programa piloto de innovación y acompañamiento muy eficaz, dando recursos y margen de innovación a los centros a cambio de reducir la repetición con unas metas concretas”, ilustra Ferrer. “Con acompañamiento y recursos, y unas metas claras, los centros educativos han logrado bajar la repetición y mejorar resultados de aprendizaje”, asegura.

En Francia, por su parte, donde la medida “no ha estado exenta de debate”, se ha generalizado el “acompañamiento personalizado”, explica Ferrer. Se trata de un “refuerzo en grupo pequeño en horario extraescolar” para los alumnos, algo que en España no es habitual, salvo si las familias lo pagan de forma privada.

  Una clase en el colegio público Eduardo Cela Vila de Triacastela (Lugo), el primer día de 'vuelta al cole', el 8 de septiembre de 2022.   Carlos Castro/Europa Press via Getty Images

Por qué la inequidad “se traduce en repeticiones”

El tema de la desigualdad también está muy presente en el informe de Save the Children. Su estudio muestra que, tomando el hipotético caso de dos estudiantes con conocimientos, dificultades de aprendizaje y niveles de motivación similares, el alumno que posee un nivel socioeconómico y cultural bajo “tiene casi tres veces más probabilidades de repetir que el de clase acomodada”. Del mismo modo, las tasas de repetición son mayores en centros públicos que en concertados o privados, revela el informe. 

Las causas de esta doble desigualdad son diversas, y aún falta profundizar en ellas, reconocen desde Save the Children. Pero hay algunos aspectos claros: “Los niños de entornos vulnerables tienen más dificultades para todo, también para la educación”, resume Catalina Perazzo, directora de Incidencia Social y Política de Save the Children. 

Un niño de nivel socioeconómico bajo tiene tres veces más probabilidades de repetir, aunque tenga conocimientos y niveles de motivación similares

Álvarro Ferrer añade que falta formación en el profesorado para que conozca “cómo afectan las desigualdades [a los alumnos] y cómo las perpetuamos”, también a través del sistema educativo. De este modo, el propio docente puede dejarse llevar inconscientemente por los prejuicios y penalizar más al alumno vulnerable –lo que se conoce como efecto Pigmalión o profecía autocumplida–; el profesor puede considerar preferible que el alumno repita al no tener acceso a extraescolares; puede deberse también a la segregación escolar –“los alumnos más vulnerables estudian en centros con mayor segregación, donde el profesorado se ve desbordado y recurre sistemáticamente a la repetición”–; o también puede deberse al comportamiento del alumno en el aula. “Sabemos que el alumnado con menos recursos a veces es más disruptivo por sus circunstancias, y todo eso entra en juego en las notas” y en la percepción del profesor, explica Álvaro Ferrer.

Para Isabel Galvín, secretaria general de la Federación de Enseñanza de CCOO Madrid, todo esto podría resumirse en una frase: “La inequidad se traduce en repeticiones”. Según su análisis, es por este motivo por el que la Comunidad de Madrid “tiene tasas de repetición en todas las etapas claramente superiores a la media estatal”, cuando, “por nivel educativo y de renta”, estas “debieran ser más bajas”.

Atención a la diversidad e individualizada, una de las claves

La receta de Paco García, secretario de la Federación de Enseñanza de CCOO, para reducir una medida “cara e ineficaz” como la repetición es “invertir en prevención”, “mejorando la atención a la diversidad y dando a cada alumno una atención más personalizada, con más recursos, con menos alumnos por aula y con refuerzo de la acción tutorial”, enumera. 

Quizás el sistema se tiene que acercar al alumno, a lo mejor el profesor tiene que buscar otra manera de explicarle los conceptos
Pilu Hernández Dopico, formadora de formadores

Pilu Hernández Dopico, maestra, formadora de formadores y CEO de El Pupitre de Pilu, está de acuerdo con él. Opina, “como maestra y como repetidora que fui en su día”, que el mecanismo de repetición sigue estando “mal planteado”. Como su nombre indica, “implica repetir lo ya hecho”. Pero “si lo que has hecho lo has hecho mal, quizás hay que cambiar la manera de darlo, y no volver otra vez sobre lo mismo”, plantea, porque “así no se pone solución”. “Quizás el sistema se tiene que acercar al alumno, a lo mejor el profesor tiene que buscar otra manera de explicarle los conceptos”, propone la maestra. 

La idea de poner al alumno en el centro, de tener en cuenta la diversidad y las inteligencias múltiples para dar una atención individualizada, y de priorizar las competencias y destrezas por encima de los conocimientos teóricos es algo que lleva presente en los estudios pedagógicos, así como en las leyes educativas, desde hace décadas. No obstante, tanto en la sociedad en general como en la comunidad educativa sigue habiendo resistencias. 

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es