La Asociación de Prensa Extranjera recurre al Supremo israelí contra la violencia de la Policía
"Nuestros miembros han sufrido restricciones de acceso y movimiento, abusos verbales, acoso físico y cosas peores. Varios han sido heridos de gravedad", denuncia.
La Asociación de Prensa Extranjera en Israel (FPA) presentó hoy una petición al Tribunal Supremo contra el comportamiento de la Policía y las fuerzas de seguridad hacia los periodistas en los recientes disturbios en Jerusalén y para que se proteja el derecho de información.
"Buscamos que se ponga fin a las tácticas violentas utilizadas a menudo por la Policía y se garantice que podemos cubrir las noticias con libertad y de forma segura", afirma la FPA a sus asociados en un escrito en el que lamenta "años de promesas vacías, equipos (de trabajo) destrozados y periodistas heridos".
La agrupación, con cerca de 400 miembros de 32 países (entre ellos la agencia española EFE), denuncia que en las últimas semanas la Policía prohibió a miembros de la prensa acercarse a los accesos a la Explanada de las Mezquitas y la Ciudad Vieja de Jerusalén, mientras sí se lo permitió a los turistas, "que pudieron hacer vídeos caseros de los enfrentamientos". EFE fue uno de los medios afectados por esa restricción.
"Nuestros miembros han sufrido restricciones de acceso y movimiento, abusos verbales, acoso físico y cosas peores. Varios han sido heridos de gravedad, incluido uno que sufrió contusiones tras ser golpeado por la Policía", asegura la FPA. Y acusa al Gobierno de Israel de "contemplar en silencio, una conducta vergonzosa para un país que presume de ser la única democracia de Oriente Medio y que afirma estar comprometido con la libertad de prensa".
"Esperamos que la corte envíe un mensaje claro de que la violencia contra los periodistas es inaceptable en una sociedad democrática y que bloquear el acceso a hechos informativos por los llamados motivos de seguridad debe ser la excepción y no la regla", indica la asociación.
La pasada semana, el abogado de la organización dirigió un escrito al ministro de Seguridad de Israel, Guilead Erdan; al comisario de Policía, Roni Alsheij, y al director de la Oficina de Prensa del Gobierno, Nitzan Chen, en el que denunciaba los impedimentos para hacer su trabajo.