Kutxi Romero: "Si la nueva normalidad es esa que no cuenten conmigo para tocar en directo"
El vocalista de 'Marea' presenta 'La sangre al río' un libro epistolar junto a Kike Babas.
Kutxi Romero (Berriozar, 1975) es historia de España. A sus 45 años, el vocalista del grupo Marea es el último estandarte de ese rock urbano patrio del que han surgido bandas míticas como Barricada, Platero y tú, Los Suaves, Extremoduro y Leño.
Con la voz rasgada de fumar como un carretero, Romero ha sido la banda sonora de los buenos y de los malos momentos de varias generaciones. Sobre todo de los malos, de esos días de mierda y cuchara.
Pese al éxito de Marea (más de 20.000 personas acudieron al concierto de cierre de gira en Madrid) Kutxi sigue siendo una persona de pueblo. Dice que la primera vez que llegó a la capital a firmar con una gran multinacional lo primero que hizo fue ir al Metro. No para ir a ninguna parte, simplemente para sentarse y dejarse llevar, como en una atracción de feria.
Los que le conocen dicen de él que si hay una palabra que lo define es “generoso”. En el barrio de Pamplona en el que vive tiene un local al que popularmente se le conoce como “el kutxitril” en el que acoge, a su manera, a personas de buen y de mal vivir. Un lugar en el que siempre hay cerveza fría y en el que se puede echar un colchón en el suelo para pasar la noche.
Hombre prolífico donde los haya, Romero ha “bajado” a Madrid a presentar junto a Kike Babas La sangre al río (Ed. Desacorde) un libro epistolar en el que los dos mitos del rock español recopilan la correspondencia que se han ido mandando en los últimos 20 años.
Vestido con una camiseta sin mangas que deja ver todos los tatuajes que cubren su cuerpo, con su clásico sombrero, con un foulard al cuello y en chándal (dice que los vaqueros “son una mierda porque en verano dan calor y en invierno dan frío”) se sienta ante las cámaras de ElHuffPost en el palacete que tiene la SGAE en el centro de Madrid.
- Decía El Quijote que el año que es abundante de poesía, suele serlo de hambre. ¿Cómo estás viviendo la pandemia?
Se me antoja un poco frívolo con la que está cayendo. Este año me lo he gastado en sobrevivir. No ha sido un año muy creativo. Necesito alegría y pulso de vida constante para poder hacer cosas. Cuando la vida se va entre los dedos yo no puedo estar pensando en cancioncitas, ni en poemitas, ni en libritos ni en la puta que lo parió. Necesito estar todo lo equilibrado que puede estar un ser humano. Cuando se le queda a toda la humanidad los ojos como a las vacas cuando miran al tren, me parece un acto bastante frívolo. A algunos les salvará o les habrá servido. A mí no.
- Como orfebre de las palabras, ¿cómo te suena eso de la nueva normalidad?
Son especialistas en ponerle eufemismos a todo. Nueva normalidad es una contradicción en sí misma. Es como inteligencia militar.
- La pandemia está ahogando a los grupos de música.
Acabamos la gira de Marea en diciembre así que no teníamos planes de girar este año. Sigo tocando. Ahora actúo tres días seguidos en Madrid y lo estoy haciendo porque creo que es necesario. No soy Manu Chao, Sting o Bono de U2, que tienen la capacidad de abrazar las causas nobles del mundo entero. A mí no me da para tanto. Lo que sí puedo hacer es, hasta donde abarcan mis brazos y mis cortas entendederas, intentar ayudar a mi entorno.
- ¿Y eso cómo se hace?
De la única manera que sé. Echándome a la carretera con cinco personas e intentar ayudar económica y anímicamente a la gente de la farándula que lo está pasando muy muy mal.
- ¿Te imaginas un concierto de Marea con la gente separada dos metros y sin sudar?
No lo haría nunca.
- Leiva dijo algo parecido. No quería este tipo de conciertos pero su jefe de gira estaba vendiendo cerveza en la playa y su backliner en Glovo.
Yo no toco nunca más. Si esto se queda así para siempre yo ya he acabado mi carrera en directo. Me niego. No voy a justificar por qué y por qué no, yo me niego. Si la nueva normalidad es esa que no cuenten conmigo para tocar en directo. Sólo me volveré a subir a un escenario con Marea en el momento en que nos podamos chupar los sudores sin temor a una muerte inminente. Si ha venido para quedarse yo me voy.
- De En mi hambre mando yo (2011) a El Azogue (2019) pasaron ocho años. ¿Cuánto queda para el siguiente disco?
Poco. Empezamos el mes viene a ensayar, que no es nada normal en nosotros. Cuando acabamos una gira y un día se nos viene la ventolera a la cabeza decimos “qué, nos juntamos otra vez”. Ahora todos los miembros de Marea tienen proyectos en solitario que han quedado aparcados con la situación. El otro día ya lo decidimos en la comida de un cumpleaños y dijimos “nos juntamos los Marea y si cuando pase esto tenemos un disco preparado eso que nos llevamos para adelante”.
Igual tenemos milagro y tenemos la época más corta entre disco y disco. Aunque luego igual ensayamos dos meses y se nos olvida que somos los Marea, que nos suele pasar.
- Has comentado en la presentación de libro que los Marea nunca os habéis drogado. No sé si eso rompe con el estereotipo del rock duro español.
Esto está en nuestra condición de pueblerinos.
- Os llamaban “las monjas del rock”.
Mucha gente. No voy a decir quién nos lo puso, que es un cabrón. En el mundillo nos llamaban las monjas del rock. Éramos los pueblerinos que se tomaban sus dos cubatas y eso ya era un exceso. Después de los bolos, los seguidores, que siempre te quieren hacer sentir bien, te dicen “oye que tengo un bar que os lo abro para que estéis solos” o “tengo una peña” y siempre decíamos “no, nosotros vamos a ver la tele un rato al hotel y nos tomamos un descafeinado”. Que es la puta verdad.
Hemos salido después de los bolos muy pocas veces. Yo les decía que teníamos que inventarnos algo que suene un poco rockero. Vamos a decir que “no gracias porque hemos pillado un puticlub y 10 gramos de perica y 30 prostitutas y tenemos una fiesta privada” porque yo que sé parecemos los tontos del pueblo, pero no hay manera. El estereotipo del rockero con nosotros, tanto en indumentaria como en actitud, solo lo dejamos para la música.
- Marea lleva casi 20 años en los escenarios y es el último gran grupo de rock de España, no hay nadie al que dejarle el testigo.
¿Cuál es el motivo? No lo sabemos. No se ha vuelto a dar un relevo de rock urbano propiamente dicho como yo lo entiendo. Porque me dice alguien “eso es rock urbano también” y yo digo “no, no, eso es rock de urbanización”.
- Bueno está también el pop-rock.
También es una contradicción en sí mismo.
- Dijiste en una entrevista que “el indie son pijos haciendo cucamonas”.
Exacto. Es bastante gráfico. El indie son pijos haciendo cucamonas. Que le llamen a eso talento, canciones, o no sé qué, yo me parto el ojete. Está guay que no lo llamen rock, que lo llamen indie. Los eufemismos me parecen guays. Que lo llamen como quieran pero eso es otra cosa.
Es como la Movida Madrileña. Mientras nosotros teníamos el verdadero talento en el norte, a Barricada, Eskorbuto, Cikatriz a MCD a todos los grandes, a La Polla, en Madrid había cuatro pijazos haciendo unas mierdas como la manga de un abrigo, llevándose toda la atención pública cuando lo importante era lo que se estaba haciendo en el norte. De la Movida Madrileña me parto el ojete doscientas veces diarias. ¿Eso qué es? Está bien, era el afán de libertad después de la dictadura pero en talento no se tradujo.
- Me dijo algo parecido Chimo Bayo sobre la Movida Madrileña y La Ruta del Bakalao en Valencia.
La Movida Madrileña para ti toda.
- Como poeta, como cantante, como escritor, ¿te autocensuras?
Nunca lo he hecho pero porque no soy un tío controvertido escribiendo. No soy muy bueno haciendo crítica política y social en mis canciones. Nunca he sido muy hábil para ello y para hacer las cosas mal prefiero no hacerlas. Hay gente que las hace muy bien. Tengo otra forma de contar las cosas. No hace falta que me censure porque no hay nada que censurar. No soy nada polémico.
- Cada fin de año se comparte lo más escuchado en plataformas como Spotify y la gente lo suele compartir. ¿Qué saldría en tu ranking?
Llevo escuchando lo mismo desde hace 25 años. Mis Extremoduro, Motorhead, Barricada, Los Suaves, Camarón de la Isla. Lo de siempre.
- Ahora que mencionas a Camarón, como amante del flamenco, ¿qué te parece Rosalía?
Nunca he escuchado nada. Igual la he escuchado pero sabiendo que es Rosalía no. Todo el mundo habla de ella pero no puedo tener una opinión porque no sé quién es. Físicamente la he visto en la tele, en algún premio, pero no la he visto cantando. Fíjate en qué mundo vivo. Todo el mundo me habla de Rosalía, el frutero y el otro, pero yo no sé quién es.
- Eres la banda sonora de los mejores momentos de mucha gente pero también de los peores.
Soy consciente porque soy mucho mejor seguidor que músico. Soy mejor rockero, propiamente dicho, que intérprete. Soy mejor lector que escritor. Mi vida la conforman artistas y sé la responsabilidad que eso implica y estoy agradecido. Es un tópico pero es la puta verdad. Me lo dice la gente “en aquel momento me salvó la vida tal canción” pues no ha sido en vano mi paso por el mundo, estaba justificado de alguna manera.