Kim Kardashian en un estreno en Los Angeles, California, en abril de 2017.Mario Anzuoni / Reuters
Si alguien sabe cómo dar en el clavo en la sociedad norteamericana, esa es Kim Kardashian. La reina de la telerrealidad ha pasado en una década de ser la apocada estrella invitada que le llevaba el bolso a Paris Hilton a una de las mujeres más ricas, poderosas e influyentes del planeta. Le pese a quien le pese, Kardashian (el producto más perfecto del insaciable klan creado por su matriarca, Kris Jenner) es una estrella por sí misma que va más allá de su programa Keeping up with the Kardashians.
Si ya de por sí Kardashian genera amores y odios con la misma intensidad, cada vez que se convierte en portada de revista (ya sea como emprendedora en la económica Forbes, con el culo al aire en Paper o sin maquillaje en Vogue España) saltan las alarmas. Y en este caso lo han hecho con razón: su portada para el número de septiembre de Interview ha generado controversias y a las pocas horas de su publicación ya levanta ampollas. El motivo: Kardashian aparece caracterizada como Jackie Kennedy.
"La nueva primera dama de América, Kim Kardashian West, y su hija, North West" titula la publicación bajo una gran fotografía de la estrella y su primogénita tomada por el prestigioso retratista Steven Klein.
La propia revista explica en las primeras líneas del reportaje interior (escrito por la periodista Janet Mock) la clarísima inspiración de todo el asunto: "Es una mujer infravalorada, incomprendida e innegablemente fascinante. Para su estreno en la portada de una revista junto a su hija North, Kim Kardashian West se convierte en otra madre de la que cada movimiento cautivó la imaginación estadounidense: la primera dama Jacqueline Kennedy Onassis".
En Estados Unidos, la publicación ha generado una importante controversia, al ser Jacqueline Kennedy todo un icono político, social y también de estilo. Entre los comentarios al asunto, hay quienes creen que la que fue esposa de John F. Kennedy debe estar "revolviéndose en su tumba" y consideran la serie de imágenes casi una herejía.
Con cuello cuadrado y solo dos botones. Minimalismo de los años sesenta.
Símbolo de discreción, pero también de estilo y sencillez. Un look de los años sesenta (aquí, en septiembre de 1962) que definió para siempre la imagen de Jacqueline.
En diciembre de 1960, tras el nacimiento de John Kennedy Jr.
Muchas lo llevaron antes, pero todas las que lo llevaron después se inspiraron en ella o recordaron su estilo. El sombrero tipo pillbox fue una de las claves de estilo de la época de Jacqueline Kennedy como Primera Dama de EEUU. Supo llevarlo ...
Formalidad en manga corta
No hace falta estampados ni colores chillones: vale con un conjunto bicolor en azul y blanco. Como aquí, en 1962 en México.
Nos enseñó que el rosa no tiene por qué ser un color cursi, y que puede ser tan elegante y nocturno como cualquier azul, rojo o negro. En la imagen, en una recepción en mayo de 1962.
Como color navideño por excelencia... que puede llevarse con elegancia si se usa con sencillez. En diciembre de 1962.
Otra muestra de que el rojo puede ser discreto. En diciembre de 1961.
Un diseño sencillo para las noches de la Casa Blanca, en abril de 1961.
Jackie demostró que se puede repetir vestido. Se lo puso apenas dos meses después en una recepción con el embajador de Japón, en junio de 1961.
La capa se convirtió en símbolo de elegancia y clave de los vestidos de noche.
Vestidos lisos, guantes largos y joyas muy discretas: puro estilo Jackie Kennedy.
Un sencillo vestido blanco con tres líneas negras puede parecer demasiado sencillo, pero la primera dama sabía darle una vuelta y convertirlo en perfecto para una recepción en la Casa Blanca.
Nada de mala suerte. Jackie apostó por él en una cena de gala oficial con el presidente de Perú en 1961.
A las puertas de Downing Street, Jackie demostró cómo un solo detalle (un solo botón) cambia todo un traje.
El tupé con media melena, con el pelo pulido y las puntas para dentro, se convirtió en un símbolo de Jackie Kennedy para todo: para lo informal...
... y para lo elegante. Lo usaba en recepciones más informales y cenas formales, como esta con la duquesa de Alba en Sevilla en 1966.
Más a finales de los años setenta, la primera dama cambió el tupé por el cardado. Aquí, en Irlanda en 1967.
En su etapa como esposa del armador Onassis, las grandes ganas de sol redondas se convirtieron en su esencia. A partir de ahí quedarían para el recuerdo como las gafas "a lo Jackie".
Estratosféricas gafas de sol.
Otras de sus grandes gafas, con los bordes de pasta.
Porque los estampados también pueden llevarse con elegancia. Sobre todo si se acompañan con guantes. En marzo de 1961.
En colores claros y sin apenas estampados, las usó en los setenta, en su época como Jackie Onassis.
De cuello vuelto o cuello cisne. Pura elegancia a lo Jackie.
Para Jacqueline Kennedy-Onassis, el pantalón de campana fue más que un elemento hippie. En los años setenta, lo convirtió en un símbolo del glamour. Aquí, en 1974, saliendo de un restaurante en Atenas.
Además de las perlas, Jackie usaba pocas joyas o muy discretas. Entre ellas, los collares sencillos y oscuros para contrarrestar sus looks claros.
Además de las perlas, Jackie usaba pocas joyas o muy discretas. Entre ellas, los collares sencillos y oscuros para contrarrestar sus looks claros.
128
Su vestido de novia fue un diseño de Ann Lowe que necesitó más de 50 kilos de seda de color marfil. La boda se celebró el 12 de septiembre de 1953, y el vestido de la Jackie, medio siglo después, sigue siendo fuente de inspiración para mil...
Símbolo de discreción, pero también de estilo y sencillez. Un look de los años sesenta (aquí, en septiembre de 1962) que definió para siempre la imagen de Jacqueline.
Muchas lo llevaron antes, pero todas las que lo llevaron después se inspiraron en ella o recordaron su estilo. El sombrero tipo pillbox fue una de las claves de estilo de la época de Jacqueline Kennedy como Primera Dama de EEUU. Supo llevarlo ...
Nos enseñó que el rosa no tiene por qué ser un color cursi, y que puede ser tan elegante y nocturno como cualquier azul, rojo o negro. En la imagen, en una recepción en mayo de 1962.
Un sencillo vestido blanco con tres líneas negras puede parecer demasiado sencillo, pero la primera dama sabía darle una vuelta y convertirlo en perfecto para una recepción en la Casa Blanca.
En su etapa como esposa del armador Onassis, las grandes ganas de sol redondas se convirtieron en su esencia. A partir de ahí quedarían para el recuerdo como las gafas "a lo Jackie".
Para Jacqueline Kennedy-Onassis, el pantalón de campana fue más que un elemento hippie. En los años setenta, lo convirtió en un símbolo del glamour. Aquí, en 1974, saliendo de un restaurante en Atenas.