Kim Kardashian o el peligro de perder siete kilos en tres semanas
Además de dieta estricta, la 'influencer' utilizó un traje sauna, un método al que también recurrió Rosalía.
Una semana después de la gala Met, la decisión de Kim Kardashian de ponerse el vestido de Marilyn Monroe sigue trayendo cola. No solo por sacar una pieza de archivo de un museo para lucirla durante cinco minutos, sino por las formas de la celebrity.
En la alfombra, Kardashian reveló que no había sido fácil entrar en el vestido. De hecho, tuvo que llevar un abrigo para tapar la parte trasera, que no le cerraba, aunque sí logró que le quedara bien en el resto del cuerpo. Para embutirse en el vestido de Monroe, la influencer explicó que había adelgazado siete kilos en tres semanas siguiendo una dieta estricta sin comer hidratos ni azúcar y otros procedimientos para perder peso.
La empresaria limitó su alimentación a verduras y proteína “limpia” durante esas semanas y, además, aumentó la frecuencia con la que entrenaba sobre la cinta de correr y vistió dos veces al día un traje sauna. Una actitud que otros rostros conocidos como Lili Reinhart han denunciado por “problemática” y peligrosa, ya que millones de personas —especialmente chicas jóvenes— siguen fervientemente a Kim Kardashian.
“Es muy peligroso promover este tipo de dietas por varias razones. El ser humano aprende por comparativa, y si Kim Kardashian pierde siete kilos en tres semanas es fácil que cualquiera quiera proponerse eso si tiene insatisfacción corporal, agravando más esta problemática”, explica la nutricionista y psicóloga Raquel L. Rubio.
Para la experta, la expectativa de bajar de peso de manera tan pronunciada es “irracional” y puede generar todo tipo de sentimientos negativos. “Puede ser fuente de estrés, insatisfacción, frustración y desencadenante de un TCA —trastorno de conducta alimentaria—. Por lo tanto, cualquier dieta que promete la pérdida de “X” peso en “X” tiempo, ya es muy cuestionable”, relata Rubio.
“Este tipo de discursos solo pueden promover la validación de unos cuerpos muy específicos, a costa de sacrificio y exigencia. Estamos extremando la belleza, lo que ocasiona que lo natural y diverso deje de ser representativo y cayendo en el error de que ‘para presumir hay que sufrir’ y dándole así la bienvenida a los TCA”, denuncia la nutricionista, que señala que necesitamos un modelos de belleza “que tenga en cuenta la salud mental”.
Rosalía, otra de las invitadas a la gala Met, siguió los pasos de Kardashian en los días previos y también se enfundó en uno de esos trajes de sudoración y se metió con él en una sauna. La cantante documentó el proceso en su cuenta de Instagram, y algunos sanitarios como Héctor Castiñeira, más conocido con Enfermera Saturada, han alertado del peligro de estas prácticas.
“Es una imprudencia que no adelgaza. Solo perderás agua y electrolitos. Te deshidratas, y eso es bastante peligroso. Una Saunamami no hace eso”, avisó el enfermero en su perfil de Twitter.
“Este tipo de estrategias pueden ocasionar una pérdida de agua a corto plazo, pero nada más, puesto que esa agua se recupera con el trascurso de los días. Por lo tanto, la eficacia de este tipo de prácticas como método de adelgazamiento es más que dudosa y no fomenta la educación nutricional, sino la violencia estética”, denuncia Rubio. La experta recuerda que “obligar al cuerpo a vestirse con una talla que no le corresponde es como querer usar un zapato con una talla inferior, ¡es violento y doloroso!”.
La nutricionista @miananutri también ha denunciado en su cuenta de Instagram que “Rosalía y Kim Kardashian promueven trastornos alimenticios”, recordando que cuando una joven o un joven tengan una fiesta y quieran entrar en un vestido, harán lo mismo. “Tú no te tienes que adaptar a la ropa, sino la ropa a ti, que es distinto”, ha defendido, pidiendo que se priorice la salud mental de las personas.
Después de la gala, Kardashian también levantó ampollas por decir que se iba a dar un homenaje “con pizzas y donuts” que también mostró a través de stories en Instagram. Este comportamiento, explica Rubio, fomenta el nada deseable atracón.
“La prohibición de alimentos solo puede ocasionar algo, desear aún más ese alimento, por eso la necesidad de recompensarse después con esos alimentos ‘prohibidos’ tras ese nivel de exigencia. Pero, un exceso de control en la pauta alimentaria puede llevarte fácilmente a una pérdida de control, por lo que puede provocar atracones y alimentación emocional, algo que queda lejos de ser una recompensa”, señala la nutricionista.