Kali
La tristeza de su ausencia no me nubla la capacidad para saberme afortunado de poder haber compartido diez años de un amor infinito.
Kali llegó a mi vida en enero de 2011. Desde el principio me regaló solamente alegría y felicidad, y es que Kali siempre fue tremendamente generosa conmigo. Elegí el nombre de Kali, diosa hindú de la vida y la muerte, porque me pareció que aquella bola de pelo pequeña y manchada tenía bastante de esa energía dual de la vida y la muerte y, después, conociéndola mejor, no pude elegir mejor nombre para ella: Kali era activa y juguetona fuera de casa (y lo fue casi hasta el último de sus días) pero tranquila y serena dentro de casa. Una combinación que hacía de Kali una perra muy especial.
Todas mis vacaciones en los últimos 10 años han sido programadas poniendo a Kali en el centro: lo que podíamos hacer y lo que no, dónde podíamos ir y dónde no en función de ella. Y juntos hemos recorrido casi toda España en esta última década (incluso hemos llegado hasta Portugal); unos años cargados de felicidad y amor gracias, fundamentalmente, a su presencia.
Quienes tenemos o hemos tenido un perro nos entendemos a la perfección cuando hablamos de los afectos. Es una conexión tan directa, tan clara, que es complicado explicarla inteligiblemente. Mi relación con Kali ha sido una relación profunda, afectuosa y familiar: cuando estábamos juntos, ambos estábamos en casa. Daba igual si estábamos de vacaciones en Galicia, viviendo en Murcia, en Madrid o en Barcelona: nuestra casa éramos nosotros. Supimos construir un espacio de seguridad y de amor, que a fin de cuentas, es de las pocas cosas que importan.
Kali era una perra muy especial, tanto que inspiró la creación de una compañía de danza. Quien tuvo la oportunidad de conocer a Kali pudo comprender hasta dónde puede llegar el afecto y la generosidad de un animal y cómo son capaces de construir entornos de armonía. LaKali Compañía siempre me hará recordar lo especial que fue mi perra y lo afortunado que soy por haber compartido un trocito de mi vida junto a ella.
Kali fue diagnosticada de un carcinoma de mama inflamatorio a finales de este año 2021, y falleció el pasado 14 de noviembre debido a un fallo renal. Podría decir que la despedida fue triste, pero no sería cierto. Despedirme de Kali ha sido una de las experiencias más serenas y cargadas de amor de mi vida. Pude compartir los últimos minutos de vida de Kali abrazándola y agradeciéndole todo el amor que me dio y ella se marchó serena y rodeada de quienes más le queríamos en el mundo. Despedirse de un animal siempre es un proceso doloroso, pero si la relación que has construido con tu mascota es sólida y segura, la despedida es una oportunidad más para demostraros amor, sin ansiedades ni angustias.
Echo mucho de menos a Kali. En esta última década no nos hemos separado más de seis días seguidos. Pero la tristeza de su ausencia no me nubla la capacidad para saberme afortunado de poder haber compartido diez años de un amor infinito, diez años en la mejor de las compañías. Siempre te recordaré, querida Kali, corriendo en la montaña, pegada a mí mientras cocinaba, descansando juntos en nuestro sofá. Muchas gracias por haberme enseñado tanto sobre la vida y también sobre la muerte, has sido una maestra de vida excepcional. Siempre estarás en mi corazón. Te quiero mucho.