Junts decide seguir por ahora en el Govern y preguntará a la militancia
Aprueban por "unanimidad" enviar un documento a Aragonès para "concretar" el cumplimiento del acuerdo de gobierno y le dan de plazo hasta el domingo para negociar.
Fumata blanca, pero no mucho. Junts per Catalunya ha decidido seguir de momento en el Govern catalán y preguntará a la militancia qué hacer tras la ruptura causada por el cese del vicepresidente Jordi Puigneró, anunciada la noche anterior por Pere Aragonès. La consulta tendrá lugar la próxima semana, los días 6 y 7 de octubre, lo que deja al ejecutivo, ahora mismo con seis consejeros del partido, en una posición de interinidad para superar las primeras horas del terremoto.
La formulación de la pregunta que se lanzará a las bases aún no está decidida, ha apuntado la presidenta de la formación, Laura Borràs, que sí ha asegurado que el enunciado “será claro” y quedará definido en una nueva reunión del aparato de Junts este lunes.
Para entonces, los postconvergentes ya tendrán una respuesta en firme (por acción u omisión) de Aragonès. Así lo ha apuntado Jordi Turull, secretario general, quien tras la larguísima reunión de la Ejecutiva ha anunciado que enviarán una “propuesta de garantías” al president. El objeto de este texto es “cumplir el acuerdo de gobierno para avanzar hacia la independencia”, basado en tres puntos: “Unidad, negociación sobre la amnistía y la autodeterminación y la coordinación del Gobierno”, ha detallado el político catalán.
Los responsables de la formación han abierto otra vía, que Aragonès diera marcha atrás en el cese del hasta ayer vicepresidente. “El presidente quería una decisión rápida y de aquí al domingo lo que vamos a hacer es ver si nos ponemos de acuerdo. Le hacemos llegar esta propuesta y estamos a su disposición”, ha apuntado Turull. Pero “la consulta se va a celebrar, es un mandato, haya acuerdo o no”, ha añadido.
La posibilidad de que Aragonès recupere a su vicepresidente es un extremo que se descarta desde ERC. “A Esquerra no le tiembla la mano”, ha expresado este jueves por la mañana Gabriel Rufián, portavoz de los republicanos en el Congreso.
La respuesta de Aragonès
Tampoco invita a pensar en esa vía la primera reacción del actual líder de la Generalitat. Fuentes de la Presidencia, recogidas por Europa Press, aseguran que el presidente no ve “ningún cambio” en Junts y les pide que “respondan claramente si quieren Govern u oposición”.
“No hay novedades y tampoco ha habido un posicionamiento sobre la cuestión de confianza”, han subrayado desde el entorno del líder republicano, sin entrar a valorar el documento del que hace gala la cúpula de Junts.
Una negociación al límite
Desde primera hora, el partido se había abierto en canal entre los partidarios de aguantar en el Govern con otro vicepresidente, los defensores de la ruptura total y una vía intermedia, de quienes apostaban por consultar a la militancia qué hacer. Un escenario absolutamente confuso, al que se ha enfrentado el partido horas tras la destitución de Puigneró por “pérdida de confianza política” de Aragonès.
Con “todos los escenarios” sobre la mesa, expresión repetida en las últimas horas por fuentes cercanas a los dos partidos de la coalición catalana, la Ejecutiva de Junts se ha reunido durante alrededor de nueve horas, con presencia también del vicepresidente cesado, hasta lograr una postura “unánime”, según Turull y Borràs, la de no mojarse hasta que lo hagan las bases.
La cita se había programado para el miércoles por la tarde, tras el consejo de gobierno de urgencia convocado por Aragonès, pero una posterior cita entre el president y Turull lo cambió todo. Durante tres horas, ambos trataron de encontrar, sin ningún éxito, una vía común para gestionar la crisis abierta en el Govern por la decisión de Junts de impulsar una moción de confianza contra el líder catalán.
“El presidente me llama [ayer] y me dice que nos vemos. Dejamos los móviles fuera. Tuvimos una charla muy franca”, ha desvelado Turull en RAC 1, evidenciando que en esa primera charla no se le planteó la destitución de Puigneró. “Un rato después, me volvió a gritar y me lo dijo. Yo le dije que era un error, porque el vicepresidente había sido leal con él”, reconocía el secretario general al mismo medio.