La UE y el Reino Unido logran un acuerdo sobre el Brexit
No habrá divorcio a las bravas: Londres y Bruselas llegan, 'in extremis' a un pacto del que aún se desconocen los detalles
Parecía inalcanzable, pero ha llegado. Al fin. La Unión Europea (UE) y el Reino Unido han logrado este jueves un acuerdo para la salida de ese país del club comunitario, tras unas maratonianas negociaciones, según ha anunciado a través de la red social Twitter el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
“Donde hay voluntad, hay un acuerdo. ¡Tenemos uno!”, ha escrito en un tuit que acompaña con una carta dirigida a los líderes de la UE, en la que les recomienda respaldar el pacto durante su cumbre de este jueves y viernes en Bruselas. Según Juncker, se trata de un acuerdo “justo y equilibrado” que testifica “nuestro compromiso para lograr soluciones”. “No habrá prórroga”, ha añadido posteriormente en una comparecencia. “Hemos llegado a un acuerdo, así que no hay motivos para que se retrase más; tiene que hacerse ahora”, ha zanjado el luxemburgués.
El nuevo pacto ha sido alcanzado in extremis, porque la fecha del divorcio comunitario estaba fijada para el 31 de octubre y, si no había consenso, se temía la entrada en vigor de un Brexit duro, a las bravas. Hoy mismo será revisado por los mandatarios de la Unión.
De seguido, también ha confirmado la buena noticia el primer ministro británico, Boris Johnson, quien ha afinado que se ha logrado un “nuevo” y “gran” acuerdo con la CE. Usando la misma red social que Juncker, ha señalado que el Parlamento británico tiene que aprobarlo ahora el próximo sábado, en una sesión extraordinaria, en su empeño de cumplir con el Brexit el 31 de octubre. Johnson -que ya viaja a Bruselas para la cumbre europea-, ha firmado su tuit con la frase “cumplir con el Brexit/asumir el control”.
No sólo tiene que ser ratificado por el Parlamento británico, sino también por el Parlamento Europeo. Posiblemente fácil el segundo trámite, si todo tiene, como parece, base jurídica. El Europarlamento podría verlo en el pleno la semana próxima, incluso. Extremadamente complejo el segundo, sin embargo, porque los conservadores de Johnson no cuentan con mayoría en su Cámara Baja y necesitan de los unionistas norirlandeses, que ya han dicho que no lo quieren. Sus 10 escaños son la llave.
No es la única oposición a la que se enfrenta el premier: el Partido Nacionalista Escocés (SNP), la tercera fuerza en el Parlamento de Westminster, también ha avanzado que votará en contra del acuerdo, porque otorga a Escocia “un trato injusto”. La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, ha recordado que la región que preside será sacada de la UE, el mercado único y la unión aduanera “en contra de la voluntad mayoritaria de los escoceses”. Y es que el 62% del electorado optó en el referéndum de 2016 por la permanencia en el club comunitario.
“Escocia no votó por el Brexit en ninguna de sus formas y los diputados del SNP no votarán a favor del Brexit en ninguna de sus formas. Especialmente cuando queda claro que Escocia, frente al resto de naciones del Reino Unido, es tratada de forma injusta”, ha enfatizado en un comunicado.
Johnson, aún previendo estas negativas, ha dicho repetidamente que prefiere estar “muerto en una zanja” antes que pedir un retraso del Brexit, pero estará obligado por la llamada Ley Benn a solicitarlo si no hay un pacto para este sábado. Y de momento ha informado a Juncker de que “confía” en la ratificación final del acuerdo, aunque tenga poco tiempo para convencerlos.
Irlanda del Norte, la clave del consenso
En los últimos días se habían intensificado las negociaciones encabezadas por el francés Michel Barnier por parte de la UE, en quien los Veintisiete tenían depositada “toda su confianza”, según indicaron hoy fuentes comunitarias.
El máximo escollo para un acuerdo era encontrar una solución para no levantar una frontera física en la isla de Irlanda. El objetivo es evitar establecer una infraestructura fronteriza para no perjudicar el proceso de paz de la provincia británica.
En su carta dirigida al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, Juncker pidió a los Veintisiete que den luz verde al texto revisado y a la nueva declaración de intenciones sobre la futura relación entre la Unión Europea y el Reino Unido, e instó a avanzar “con rapidez” hacia el debate sobre esa vinculación futura.
“Los negociadores alcanzaron un acuerdo sobre un protocolo revisado para Irlanda e Irlanda del Norte y una declaración política revisada el 17 de octubre de 2019. Ambos han sido validados por la Comisión Europea. El primer ministro británico también me ha transmitido hoy su aprobación a estos documentos”, dijo Juncker en la carta.
En una rueda de prensa posterior a la publicación de estos tuits, Barnier ha concretado que el acuerdo prevé que Irlanda del Norte siga alineada con ciertas normas del mercado único europeo pero forme parte del territorio aduanero del Reino Unido, con lo que los controles a los bienes se efectuarán en el punto de entrada a este territorio británico y no en la República de Irlanda.
Las autoridades del Reino Unido, abunda, se encargarán de aplicar las normas aduaneras de la Unión Europea en Irlanda del Norte.
También ha precisado que la Asamblea de Irlanda del Norte podrá votar si se mantiene la salvaguarda para evitar una frontera física en la isla de Irlanda cuatro años después de que haya entrado en vigor, lo cual debería suceder una vez que concluya el periodo de transición posterior al Brexit.
Barnier y Juncker han destacado que la nueva declaración política sobre la relación futura entre los dos bloques refleja el cambio de voluntad del nuevo Gobierno británico, que tras la llegada de Johnson se ha mostrado partidario de un estatus más distante en su vinculación futura con la UE.
Una relación comercial estable
El negociador francés también ha adelantado que UE y Reino Unido tienen la intención de negociar un acuerdo de libre comercio para regular su relación una vez que se produzca la desconexión final. Esto supone rebajar la ambición de la anterior declaración pactada entre Bruselas y May. Johnson, ha dicho Barnier, ha hecho una “elección clara” respecto a su voluntad sobre la futura relación económica entre las partes: “la relación de un acuerdo de libre comercio”. “Cualquier otra opción, como la de un territorio aduanero común, se ha descartado”, ha afirmado.
Este futuro acuerdo comercial se basará en “fuertes garantías” de que la cercanía entre las regulaciones de ambos territorios permita un tratado comercial “sin aranceles ni cuotas”, aunque Barnier aclaró que la ambición de ese acuerdo “será proporcional al nivel y calidad de las normas económicas de base” que operen entre ambos territorios.
En cualquier caso, este documento es únicamente una declaración de intenciones y no es vinculante, por lo que el nivel de ambición podría cambiar según se produzcan las negociaciones de la futura relación en los próximos meses, matiza. La anterior declaración -acordada hace ahora 11 meses- recogía la intención de desarrollar “una asociación ambiciosa, amplia, profunda y flexible” en áreas como la cooperación económica y comercial, un nivel de cercanía entre ambas partes que no desea el nuevo Gobierno británico.
El texto acordado hoy fija “los parámetros de una asociación amplia, ambiciosa, profunda y flexible, con un acuerdo de libre comercio completo y equilibrado en su núcleo”, aunque al no ser vinculante también recoge que la cooperación puede ampliarse más allá de sus provisiones si los negociadores lo ven necesario.
No obstante, Boris Johnson, brexiter donde los haya, acérrimo defensor de que Reino Unido negocie y comercie con quien quiera, ha matizado en una serie de tuits que su país podrá alcanzar pactos comerciales con “el mundo”. El texto le permite “cumplir con el Brexit” -el 31 de octubre- y recuperar el control de sus “leyes, las fronteras, el dinero y el comercio”.
Sobre la posibilidad de que la Cámara de los Comunes no acepte finalmente el nuevo acuerdo, Barnier ha reconocido que la UE ya tiene experiencia con estos chascos, tras los fracasos de May. “La Cámara de los Comunes deberá tomar una decisión y asumir su responsabilidad. Tenemos un acuerdo justo y razonable y hemos llegado a ese acuerdo juntos (...) No significa que no haya emoción aquí, pero hay que ser cautos. Hemos hecho nuestro trabajo”, ha zanjado.
Los laboristas quieren un refrendo
El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, ha reaccionado al acuerdo insistiendo en que la mejor manera de “resolver” el Brexit es dando a la ciudadanía “la última palabra” sobre el texto. Quiere un referéndum, como ha repetido insistentemente en los últimos meses y cada vez que fracasaba la votación en el Parlamento del documento previo (hasta tres veces se llevó el revés la anterior primera ministra, Theresa May).
“Por lo que sabemos, parece que el primer ministro ha negociado un acuerdo que es incluso peor que el de May, que fue rechazado de manera abrumadora”, señaló el dirigente izquierdista en un comunicado.
En su opinión, el pacto consensuado entre Londres y Bruselas “no va a unir al país y debería ser rechazado”, por lo que la mejor manera de resolver el Brexit es dar a los ciudadanos “la última palabra en una votación pública”.
Primera reacción positiva
Al conocerse el pacto, la cotización de la libra esterlina ha respondido con fuertes subidas en su cotización. De este modo, el cambio de la moneda británica frente al dólar escalaba hasta los 1,2988 dólares, tras cerrar el miércoles en 1,2830 dólares, su nivel más alto desde mediados del pasado mes de mayo.
Justo esta mañana las cosas habían empezado mal, por el anuncio de los unionistas (esenciales para que Johnson logre la mayoría en el Parlamento) de que no tienen intención de apoyar el nuevo documento.