Juan Espadas: "La derecha civilizada europea no pacta con la extrema derecha"
Entrevista al líder del PSOE andaluz: "Se está incubando una alianza de intereses entre el PP y Vox en Andalucía y el conjunto de España".
Suenan tambores electorales en el sur. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, ha avisado de que si hay “pinza” en el Parlamento en febrero entre el PSOE y Vox, llamará a los andaluces a las urnas. En ese duelo se estrenará Juan Espadas como candidato socialista. El sevillano niega ese “bloqueo” y lo ve como una excusa del PP para adelantar la cita.
Espadas ha tomado las riendas del PSOE andaluz tras la convulsa etapa de Susana Díaz, que supuso la pérdida de la Junta de Andalucía y una lucha cainita contra Pedro Sánchez arrastrando a la potente federación a sus horas más bajas. Ahora hay conexión total entre las calles de Ferraz y San Vicente. Y llama el nuevo secretario general del PSOE-A a concentrar el voto de izquierdas en él para frenar un Gobierno del PP y de Vox en el Palacio de San Telmo. No tiene dudas: Moreno Bonilla aceptaría “absolutamente” a los de Santiago Abascal en un Ejecutivo de coalición. Elevando un lamento: “La derecha civilizada europea no pacta con la extrema derecha”. Por eso, no entiende que se tilde al actual presidente andaluz como un moderado, cuando se ha apoyado en el partido ultra con absoluta “normalidad”.
El exacalcalde de Sevilla subraya que el PSOE andaluz es un partido unido, renovado y que ha hecho autocrítica. Está convencido de que puede volver a sacar de sus casas al medio millón de votantes socialistas que no fueron a las urnas en 2018 y denuncia la “fatal” situación de la sanidad en Andalucía en estos momentos. Con una promesa si logra ser el presidente: en el primer Consejo de Gobierno aprobaría un paquete de medidas para los sanitarios. El sur se prepara para la gran guerra electoral.
¿Qué va a pasar en Andalucía? ¿Habrá elecciones pronto?
Llevamos unos meses con ese debate y se hace ya tedioso. Prácticamente desde los pasado febrero y marzo se habla de un adelanto electoral, luego vinieron las elecciones en Madrid. En fin, no es razonable para los ciudadanos tanto tiempo especulando, cuando quedan diez meses perfectamente de legislatura, en una situación en la que el Gobierno tiene estabilidad parlamentaria porque está sacando prácticamente todas las cuestiones, en este caso con Vox, excepto el presupuesto y alguna norma. Por tanto, es una cuestión de cálculos electorales, de lo que más le interesa a Casado y al PP. Y finalmente a Moreno Bonilla, aunque ha intentado que parezca que no está en eso, se le ve últimamente con muchas ganas de hacer un Ayuso. Y especulando en relación a los resultados de Castilla y León. Es triste que el presidente de un Gobierno autonómico tenga que estar viendo qué ocurre en su partido en otras elecciones para decidir, demuestra una debilidad de liderazgo.
Moreno ha dicho que todo dependerá del bloqueo que ejerzan PSOE y Vox en febrero en el Parlamento, ¿lo están haciendo?
Es que no es creíble. ¿Cuántas normas ha sacado adelante el señor Moreno Bonilla en el Parlamento, no? Y las ha sacado prácticamente todas con Vox o incluso algunas con el voto favorable del PSOE, en las que ha habido margen para la negociación o porque entendíamos que había un interés general detrás. Lo del bloqueo no se lo cree nadie. Son las cosas que hay que decir. Resulta que cuando el PSOE vota no y también Vox, ¿nos hemos puesto de acuerdo? Pues, mire, no. Recientemente hemos pedido la comparecencia del presidente de la Junta o de un miembro de su Gobierno porque la situación de la sanidad en Andalucía está colapsada y se niegan. Entienden que cuando pedimos su comparecencia y otro grupo como Vox también estamos bloqueando. Esto no es bloqueo, es transparencia y control de la oposición al Gobierno.
El presidente andaluz decía una expresión que se ha utilizado en otras épocas: la “pinza”. ¿Es así? ¿Habla con Vox?
Yo no he hablado con Vox. No he tenido relación personal desde el mes de julio que llegué a la Secretaría General de mi partido. Es un partido que se dedica a insultar cada vez que abre la boca el PSOE, no tiene ningún elemento para que podamos sentarnos a debatir. En sede parlamentaria hablan de portavoz a portavoz, pero es la relación normal, desde el punto de vista de la cortesía parlamentaria. Somos un partido respetuoso, por tanto, no tenemos una situación apriorística de rechazo o vetos en el normal desempeño de la actividad parlamentaria. Pero, personalmente, Vox es un partido que se ha convertido en algo tóxico para la política española. Sólo entiende el debate parlamentario o la defensa de sus posiciones por oposición frontal y crispada respecto a lo que es el PSOE y lo que ha representado para Andalucía. A mí me parece carente de una mínima lógica política. Irresponsable y falta de respeto. No tengo nada que hablar con los señores de Vox, mucho menos coordinar ninguna posición política ni ninguna votación con ellos. Sólo faltaría.
Citaba antes a Isabel Díaz Ayuso. Moreno Bonilla siempre se ha presentado como uno de los barones moderados dentro del PP. ¿Cree que ha dejado ese sector y se acerca cada día más a la presidenta madrileña?
Son dos cosas. Por un lado es el talante personal. No es dado a generar crispación o a faltar el respeto como vemos en sede parlamentaria en muchos líderes políticos a nivel nacional y en su partido. Es diferente en eso, en el trato. Ahora bien, ¿qué significa moderado? No puedo entender en este caso un responsable político moderado que se apoya en un partido de extrema derecha con absoluta naturalidad y normalidad. En muchos casos esto ha significado un menoscabo de derechos que se habían conquistado en Andalucía en igualdad entre mujeres y hombres, en políticas concretas y recursos a colectivos vulnerables y a aquellos que requieren de una discriminación positiva. El PP no es moderado ni puede defenderse como tal cuando ha sido capaz de retroceder y de ceder en cuestiones que eran básicas. Parece darle igual. Esa posición de Almeida que dice “pues si tengo presupuestos, aunque no esté de acuerdo con hacer hija predilecta a Almudena Grandes”.
Es un partido, a mi juicio, carente de valores, de principios y de honestidad política para decir que hay líneas rojas que no vamos a traspasar. No se hace en ningún lugar de Europa, la derecha civilizada europea no pacta con la extrema derecha, no cede espacios de libertad y de derechos, y en Andalucía se ha producido en este mandato. Y lo peor: tengo la impresión de que se está incubando una alianza de intereses entre el PP y la derecha externa no sólo en Andalucía, en el conjunto de España. En el que ya a cara descubierta no se le hace ascos a ese nuevo escenario de Gobierno entre la derecha y la extrema derecha. Eso nos sitúa en un plano político radicalmente diferente. Además, en la comunidad andaluza significa claramente una renuncia a lo que el Estatuto y las conquistas de la historia democráticas de Andalucía suponen. Por ahí la izquierda y el PSOE no van a pasar. Debemos construir una alternativa muy sólida que permita que los ciudadanos decidan entre el progreso y el retroceso con la extrema derecha en el Gobierno y una vicepresidenta en el Gobierno de Andalucía de extrema derecha.
¿Cree que el PP de Andalucía sería capaz de meter a Vox dentro del Gobierno?
Absolutamente. Es más, ellos cuando estaban negociando el presupuesto dijeron que no les resulta difícil llegar con Vox a un acuerdo en materia presupuestaria. Está dicho en declaraciones de miembros del Gobierno. La aspiración política es comerse ese resultado electoral de Cs y engrosar en el PP. Pero saben que no es suficiente para gobernar y por tanto aceptan que sólo podrían ganarle al PSOE y gobernar en Andalucía si gobiernan con Vox. Lo están blanqueando, interiorizando y socializando ante la opinión pública, intentando decir que siempre serán la moderación frente las estridencias de la extrema derecha. Una cosa es que la extrema derecha condicione las políticas de la Junta, como ha hecho estos tres años, y otra cosa es que intervenga y diseñe esas políticas desde dentro del Consejo de Gobierno. Son cosas diferentes.
Decía vicepresidenta, ¿cree que será Macarena Olona la candidata y vicepresidenta de Moreno?
No voy a entrar en ese tipo de quinielas, pero todo apunta a que las aspiraciones políticas de Vox en España son conquistar gobiernos. El PSOE va a frenar esas expectativas y no contemplo el que ella sea vicepresidenta. No me lo imagino, de verdad. Pero sé que los planes del PP no descartan esa hipótesis y la aceptan en sus escenarios de trabajo.
Las encuestas en Andalucía dan al PP como ganador, ¿qué pasa con el PSOE en esta nueva etapa?
También en diciembre de 2018 las encuestas nos daban un triunfo más holgado del que luego conseguimos y por el que perdimos el Gobierno. Las encuestas son encuestas, en un momento determinado también orientan a la opinión pública. Hay que ver un dato importante: cuánta gente no opina o dice lo que va a votar. En este caso sigue siendo muy mayoritaria la gente que no se pronuncia. El posicionamiento de ese porcentaje, a veces más del 50%, será el que finalmente decida. Lo que sí digo es que el PSOE lleva cuatro o cinco meses en un proceso de renovación profunda. Hemos hecho autocrítica, hemos cambiado la dirección, el estilo y el proyecto aceptando los errores del pasado y, sobre todo, planteando que Andalucía necesita un nuevo proyecto de cambio y de reformas en el ámbito de la Junta de Andalucía para progresar, avanzar y que no se pierda el tren de la modernidad. ¿Va a coger ese tren con un Gobierno de derechas y extrema derecha? Esto es impensable, un Gobierno que renuncia a saber qué significa de verdad el cambio climático. Hay que seguir avanzando en el equilibrio y la cohesión social, seguir preocupándose más de los que menos tienen. Eso requiere de un Gobierno que crea en los servicios públicos, de progreso. Que sea moderno, que cree en alianzas con el sector privado y que los fondos europeos son una oportunidad de desarrollo económico y de transformación del modelo productivo. Lo que no es posible es retroceder en derechos, en libertades y, sobre todo, priorizar una ley de la jungla de ‘tanto tienes, tanto vales’.
El principal reto del PSOE es conseguir que vuelva a las urnas ese medio millón de votantes que se quedó en casa. ¿Cómo va a lograr que esa gente salga?
Hay dos cuestiones. En primer lugar, hemos hecho los deberes para que podamos pedirle en este caso la confianza a aquellos que votaron socialista años atrás y que perdieron la confianza hay que cambiar tu proyecto y trasladar otros mensajes para pedirles que vuelvan. Hemos hecho esto. Este partido está en condiciones de decirle claramente a un votante de izquierdas que si queremos una alternativa a la extrema derecha, así lo digo crudamente, en Andalucía, hay que votar ahora más que nunca al partido que puede concentrar más el voto de izquierdas en este momento decisivo, que es el PSOE. Un nuevo PSOE que tiene muy claro que hay errores que no se tienen que volver a cometer, pero también tiene muy clara su hoja de ruta socialdemócrata. Si ese medio millón de personas comprende cuál es la alternativa, extrema derecha o un Gobierno de progreso, estoy convencido de que no se van a quedar en casa y que no van a apoyar, ni siquiera con su abstención, un Gobierno de esas características. Por eso confío en el criterio y en el sentido común de la sociedad andaluza, que sigue siendo mayoritariamente de gente trabajadora, que tiene unos recursos para salir adelante pero que no tira cohetes, que le ha costado mucho llegar hasta aquí y no está dispuesta en este caso a retroceder.
Hay una coletilla que se repite en los círculos políticos: Espadas se parece mucho a Moreno Bonilla. ¿En qué se diferencian?
Llegué a la Alcaldía de Sevilla antes de que el señor Moreno Bonilla fuera presidente. En ese momento ya llevaba tres años de alcalde. Tenía una fama, como he conseguido tener hasta el final de mi estancia, de persona respetuosa, conciliadora, capaz de llegar a acuerdos. He negociado seis presupuestos municipales, llegando a acuerdos con fuerzas preferentemente a mi izquierda pero también con Cs. Una persona dialogante con talante conciliador. El señor Moreno Bonilla ha llegado a la Presidencia de la Junta y en el primer año de gestión me trasladaba con naturalidad “oye, Juan, voy a hacer como tú, intentar ser una persona cordial, que llega a acuerdos, voy a ser un tipo que no parezca de la derecha rancia de toda la vida”. Me trasladaba a las claras que se quería parecer al modelo de ejercicio de representación política que siempre he defendido, y pienso seguir defendiendo. Ahora bien, el que tengamos ese talante y no hagamos teatralizaciones y exabruptos eso no significa que defendamos ni los mismos postulados ni los mismos principios. Nos nos parecemos en el qué queremos respecto a Andalucía, cómo gobernaríamos o el proyecto. Es imposible que coincidamos en lo básico y en cuestiones de gestión. He gestionado muchos años presupuestos públicos y en distintas áreas ligadas al territorio, al medio ambiente y la vivienda, y he estado luego diez años en la vida municipal. Creo que tengo una experiencia de gestión mucho mayor que la de Moreno Bonilla. No me presento como un novato a esto, sino como una persona que puede aportar. Tengo capacidad de gestión, proyectos en la cabeza y una experiencia que me permitiría arrancar con un Gobierno y unas iniciativas que son las que necesita Andalucía.
¿Le preocupa la situación a la izquierda del PSOE en Andalucía?
Sí, me preocupa como persona de izquierdas, que en este caso entiende que hay diferentes conceptos de la izquierda, pero al final compartimos principios y valores. Desde la libertad de cada fuerza política para defenderse y organizarse, me preocupa algo evidente: que la fragmentación y la falta de un liderazgo claro al final signifique que los votos de los ciudadanos se pierdan. Es decir, que ese votante de izquierdas que vota a una fuerza que no consigue un nivel de representación mínimo al final no tiene sitio en el Parlamento de Andalucía. Esos restos se los puede acabar llevando incluso la extrema derecha. Por eso es tan importante que el PSOE sea la primera fuerza política en Andalucía y gane las elecciones. En la medida que lo seamos, esos restos se van generalmente a la primera fuerza. Si es el PP para gobernar con la extrema derecha… Es que un votante de izquierdas puede estar acabando en este caso desgraciadamente, porque es legítimo a quien quiera votar, engrosando una diferencia de voto en el otro extremo. Sé que las apelaciones al voto útil las hacen los partidos grandes, cada uno votará lo que considere. Pero es un problema que a la izquierda del PSOE no se concentre una alternativa política y un liderazgo claro. La gente necesita ponerle cara a lo que vota. Yo quiero dialogar con esa fuerza política y que los ciudadanos vean que hay una alternativa de izquierdas a un Gobierno con la extrema derecha.
¿Contempla que en un futuro Gobierno, si consigue los votos, hubiera consejeros de fuerzas a la izquierda del PSOE?
Si al final hay que dirimir entre un Gobierno de extrema derecha con el PP y uno de izquierdas, pues nos tenemos que poner de acuerdo las fuerzas de izquierdas. Claro que sí. Aspiro a que el PSOE tenga la fuerza política clara para poder constituir el Gobierno. Para eso tienes que tener un volumen de votos suficiente. Tienes que ser primera fuerza política y claramente dominar ese escenario parlamentario. Luego es perfectamente lógico que puedas llegar a acuerdos si los programas se comparten. Lo importante es el mensaje que se da a la sociedad y ahora mismo tiene que ser que tenemos que concentrar el voto de progreso frente al voto de retroceso y el que no cree en el autogobierno de Andalucía, que repudia muchos de los logros y conquistas sociales. Y, sobre todo, esta barbaridad de que abominan de lo que es la agenda de las Naciones Unidas para el desarrollo del planeta, la Agenda 2030. A boca llena hay un partido político que quiere gobernar en Andalucía, que es la extrema derecha, que dice que sencillamente es un agenda de progres, del señor Sánchez. No, mire usted, es una agenda de las Naciones Unidas, del planeta, para que la sociedad tenga futuro. No puedo permitir que los ciudadanos crean de verdad que ahí hay una opción de Gobierno.
Hablaba de su gestión en temas de medio ambiente, ahora de la agenda 2030 y tenemos dos protagonistas que son andaluces, los ministros Alberto Garzón y Luis Planas. ¿Está de acuerdo con lo que dijo el ministro de Consumo?
Yo me quedo con Planas, evidentemente. Fuera de bromas. El señor Garzón lo que puso de manifiesto fue una opinión que intentaba que se vinculara exclusivamente a un modelo de explotación de las macrogranjas, pero al no explicarlo suficientemente bien acabó dando pábulo a la derecha a extender que se estaba produciendo una crítica al sector ganadero en general. Eso no se puede permitir, no se puede generar dudas en un mercado, con la competencia que hay y con los productos de la ganadería. Un ministro tiene que cuidar las interpretaciones, porque luego ocurre que la derecha y la extrema derecha lo sacan de quicio y de contexto y lo convierten en una nueva confrontación. Las declaraciones no fueron finas, pero no quiso llegar donde se le está acusando. Seguir en ese tipo de controversias es hacerle el caldo gordo a los que ni siquiera quieren confrontar con Garzón, sino con Sánchez, con todo lo que significa este Gobierno de España. No voy a darle a esto mucho más. La agricultura y la ganadería se merecen en España más seriedad y rigor. Ha mencionado al ministro Planas, ¿por qué no se habla de la ley de cadena alimentaria? Hablamos de unas declaraciones con una interpretación muy forzada. No voy a ir por esa línea, no merece la pena.
Hay un fenómeno que se estrena en Castilla y León en unas autonómicas que es la España Vaciada. ¿Teme una implosión de la Andalucía vaciada?
Estamos en un momento de incertidumbre y de desencanto de la sociedad, estamos viviendo todavía una pandemia, estábamos empezando a salir de una crisis, se habían generado otras en algunos sectores y lugares por la despoblación, de buenas a primera encontrarse con una situación de parálisis de la economía… Es lógico que haya gente en municipios rurales que vean con una preocupación muy grande que a lo mejor su futuro depende de una infraestructura o de una acción de Gobierno. Esa desesperación genera al final unirse contra algo, esto es muy normal, pero desgraciadamente no suele resolver los problemas. Soy más de la opinión de que hay que interiorizar y asumir compromisos con esa realidad desde un proyecto integral de Gobierno. Lo que pienso hacer: que allá donde haya un grupo de personas que entiendan que no se están llevando a cabo las políticas que garanticen la pervivencia de esos municipios hay que sentarse con ellos y asumir compromisos. No se le puede pedir a un grupo de personas que se dedican a otra actividad que de buenas a primeras sean un partido y que dejen su actividad. Lo que tenemos que hacer los partidos es integrar y comprometernos. Hay que dialogar más. El Gobierno de Sánchez ha sido el primero que ha asumido el reto demográfico.
¿Damos por muerto a Cs en Andalucía?
Creo que sí. Levantó expectativas y podía haber sido durante muchos años el que hubiera decidido, como ocurre en algunos países, si un poquito más a la izquierda o a la derecha en función del liderazgo, del proyecto y de la coyuntura, intentando ser ese fiel de la balanza. Sé que los partidos de centro tienen difícil la ubicación, pero es verdad que en Cs habían confluido visiones más liberales y más socialdemócratas, un centro con capacidad de ensanchar su base social. Había creado expectativas por los errores cometidos por los grandes partidos, hay que asumirlo. Cs o Podemos son el resultado de los errores del PP y del PSOE. Ese patrimonio lo han despilfarrado. En Andalucía han entregado su acción de Gobierno al PP por completo. Parece mentira que no hayan podido diferenciar las responsabilidades de Cs para intentar que su partido saliera reforzado de esa acción y ser alternativa. Ahora lo que tienen claro los representantes de Cs es que les interesa más meterse en las listas del PP. De todas maneras, no se olvide que ahí hay votantes de centro, y muchos no van a querer verse bajo ningún concepto inmersos en un Gobierno del PP con la extrema derecha. Para eso tiene que haber un proyecto político moderado y de centro izquierda como el que represento.
¿Qué sintió cuando escuchó al vicepresidente de la Junta decir que esto no se solucionaba por 8.000 médicos?
Es que ha metido la pata en los últimos meses en muchas ocasiones. Fue uno de los causantes de que no pudiéramos avanzar más en intentar al menos un acuerdo presupuestario con aquellas declaraciones y luego con el tema de los 8.000 sanitarios, que a los quince días los estaban buscando para poder hacer la campaña de Navidad. Ese tipo de meteduras de pata debería hacer reflexionar a la persona y decir pues a lo mejor no soy el más indicado para esto. Pero yo creo que sinceramente le da un poco igual y está en una estrategia de refuerzo del PP como opción de Gobierno, no piensa ya como un responsable político de un partido diferenciado. Ha fundido sus intereses con los del PP.
Ahora sobre la mesa está otra polémica puesta por el PP: el recurso a los fondos europeos. Andalucía es la autonomía más beneficiada. Moreno no ha dicho que vaya a recurrir, pero se lo plantea. ¿Al final llevará al Gobierno de Sánchez a los tribunales?
Que va, que va. Seguro que no. Esto forma parte de las consignas que se reciben por la mañana desde Génova o sencillamente que las salidas de tono de Ayuso se están poniendo de moda en otros lugares donde el PP gobierna. Como a ella le ha ido bien, intenta emularla. Esto es una barbaridad, y en Andalucía ni le cuento. La primera comunidad en el número de fondos, más de 1.900 millones de euros. Lo más importante, yo me dedico a la gestión, es que los criterios de reparto se aprueban en unos órganos de coordinación que tiene el Estado con las autonomías, donde están presentes todos los consejeros. Esos criterios los ha aprobado en una conferencia sectorial. El consejero del señor Moreno Bonilla ha respaldado el criterio de reparto en una sectorial con el Gobierno, ¿por qué dice ahora que es injusto? ¿Por qué no lo manifestó en la sectorial? ¿Por qué no votó en contra? Son criterios pactados y acordados entre comunidades y el Gobierno.
El debate es otro. Soy un pesado que desde hace un año le está diciendo a Moreno Bonilla de que debemos hablar no de cuántos fondos, sino de cuántos proyectos tiene Andalucía para captarlos. ¿Ha escuchado a Moreno Bonilla hablar de qué proyectos son en los que está trabajando? ¿Verdad que no? Un año entero esperando que diga cuáles. ¿Usted tiene proyectos para los 1.920 millones? Ya le digo que no. Y si los tiene, por qué los esconde. Los fondos que ha transferido ya a Andalucía no se están ejecutando. El problema no es de recursos, es de incapacidad de la Junta. De eso no se habla, sino de que quiero una cifra mayor. Usted lleva tres años gobernando, por qué no gestiona los fondos o por qué no ha ejecutado los que se han transferido para empleo, autónomos o pymes. Es que está el dinero sin gastar.
Hablaba antes de los centros de salud colapsados. Llevamos dos años de anemia, ahora deberían ser esa muralla frente al virus. ¿Cómo está la atención primaria?
Fatal. Y la atención primaria es la puerta de entrada a todo el sistema. El colapso ha llegado a tal nivel que como bola de nieve ha generado las listas de espera en cuestiones básicas. El problema es que la falta de planificación e inyección de recursos ha generado que ahora mismo la sexta ola haya colapsado lo que se venía arrastrando de la pandemia. Desde la autocrítica, le propusimos reaccionar y no dejar ir a los sanitarios a otras comunidades. No nos hicieron caso. El presupuesto que ellos presentaron para 2022 era exclusivamente mantener los puestos de 2021, ahí están los números. El sistema necesita más recursos. Salud mental se está cerrando en algunos distritos sanitarios, por ejemplo en Osuna. El problema es muy preocupante, por falta de sanitarios, por profesionales agotados y por falta de expectativas. La petición de comparecencia al Gobierno se ha traducido en algo así como decir que si me hacéis esto, convoco elecciones. Si lo único que queremos con esto es que usted presente un plan de choque y lleve un paquete económico, lo vamos a respaldar. ¿Por qué no reacciona y no lleva ese acuerdo? Sencillamente porque lo que quiere ahora es elecciones, hacer caja, comprobar si lo que dicen las encuestas es verdad, y ha resuelto la legislatura.
Vaya culebrón hasta llegar a ser el secretario general del PSOE de Andalucía, eh.
¿Antes o después?
Todo, todo el culebrón.
Bueno, es que si vemos la situación en marzo, en la que era alcalde de Sevilla, no tenía ninguna aspiración orgánica, se lo aseguro y no pensé en ningún momento poder ser el candidato a la Presidencia de la Junta. Pues claro, hemos tenido un año 2021 que ha sido muy complicado de gestionar. Algunos compañeros vimos, por un lado, riesgos porque Moreno Bonilla como que no quería acabar la legislatura, pero, sobre todo, vimos también que nuestro proyecto, con la anterior dirección, empezaba a dar síntomas de agotamiento. Sobre todo, de lo peor que puede haber en política, de no conexión con la ciudadanía. Había que reaccionar y muchos compañeros pensamos que había que presentar una alternativa y elegir entre continuidad o cambio. Esas fueron las primarias, la gente optó por cambio. A partir de ahí, es que hay que hacer un congreso, elegir un secretario general, renovar las estructuras provinciales, porque si no, no es creíble. Hemos hecho un proceso complejo durante estos meses que terminamos en diciembre.
¿Se le ha pasado ya el enfado a Susana Díaz? ¿Han vuelto a ser amigos?
No hemos perdido nunca la amistad y espero no perderla, porque en política no hay que perder ni la humanidad ni el carácter de persona. Es decir, podemos discrepar en momentos concretos sobre cómo afrontar una cuestión. Ella creía que podía conseguir volver a recuperar la confianza de la gente y otros pensamos que era mejor una opción alternativa. Esto hay que verlo ahora ya con un poco de distancia. Puedo comprender que la persona se sienta decepcionada o que entienda que debía tener una oportunidad más, pero la mayoría del partido entendió que había que generar un proyecto nuevo. A partir de ahí hemos vuelto a unir el partido, ahora mismo no hay etiquetas ni siglas. Ya no se habla de ‘istas’. Eso ya pasó, ahora mismo eso está integrado en las ocho provincias y hay equipos de dirección que han renovado su mensaje.
Si ganara las elecciones y gobernara el Palacio de San Telmo, ¿cuál sería la primera medida en su primer Consejo de Gobierno?
Una medida de apoyo económico claro y compromiso con los sanitarios, que les diga no os vayáis a otra comunidad, os necesitamos aquí. Ahora mismo la prioridad es la sanidad pública y, por tanto, mi apuesta personal sería un paquete para asumir el compromiso de estabilidad y mejora salarial progresiva. Apostar también por inversión en salud mental y reducir listas de espera.