José Luis Corral: "Si Juana la Loca hubiera vivido hoy sería muy feminista"
El autor publica 'El dueño del mundo', un retrato crepuscular de Carlos V: "Lo que dicen Vox y compañía sobre la historia de España son memeces monumentales".
¿Cómo se apañaba Carlos V con su mandíbula deformada por el prognatismo para besar a su amada? ¿Qué pensaba cuando la gota le apuñalaba las articulaciones tras sus pantagruélicos banquetes? ¿Por qué uno de los emperadores más poderosos de la historia se retiró a morir a un remoto rincón del norte de Extremadura? Son algunas de las preguntas que el historiador y escritor José Luis Corral se ha planteado en su viaje al pasado para adentrarse en la piel de este monarca, desentrañar su faceta más humana y plasmarla en El dueño del mundo (Planeta), novela que acaba de publicar y con la que cierra su trilogía Los Austrias.
Lo de que ha viajado al pasado parece una exageración, pero si no fuera porque la máquina para transportarse en el tiempo sigue siendo una quimera, no sería descabellado pensarlo al leer este libro. Corral ha hecho este viaje a su manera: se ha zambullido en un sinfín de documentos históricos y se ha familiarizado con muchos de los lugares que fueron relevantes para Carlos V durante sus últimos años de vida, como el Monasterio de Yuste. Así ha tejido un retrato crepuscular de un hombre destinado a ser un “soberano mesiánico”, pero que estaba “acomplejado” y que tuvo un gran problema: “Nunca destacó en nada”.
Carlos V nació en Gante en el año 1500, hijo de Juana I de Castilla y de Felipe I el Hermoso. De su rama paterna, los Habsburgo, heredó un gran patrimonio y territorios en Europa central, así como el derecho a ser emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. También el característico prognatismo (el adelantamiento en torno a un centímetro y medio de su mandíbula inferior) que le acomplejó durante toda su vida. Por parte de madre le vinieron dados los reinos de Castilla y Aragón, así como de los incipientes territorios castellanos en América. Su única esposa fue Isabel de Portugal, de la que siempre estuvo profundamente enamorado.
Fue un hombre que siempre estuvo fuera de lugar: “Cuando llega a España no sabe hablar español, solo su lengua materna, el flamenco. Balbucea algo, pero no se puede comunicar con sus súbditos, quienes se preguntan qué clase de rey es este con el que no se pueden entender. Cuando vuelve a Alemania después de varios años en España, es visto como un extranjero... y en su Flandes natal ocurre tres cuartos de lo mismo, no les cae muy bien porque les está friendo a impuestos y claro, se rebelan contra él”, explica Corral.
Juana la Loca: una adelantada a su tiempo
Si bien Carlos V es el protagonista, son varias las figuras históricas que el autor ha estudiado en profundidad y que tienen un papel fundamental en la trama, en la que se engarzan sucesos y personajes históricos con otros ficticios.
Uno de los personajes que ocupa un lugar especial en la novela es el de Juana I de Castilla, madre de Carlos, que ha pasado a la historia como ‘Juana la Loca’. Corral la define como “una rebelde adelantada a su tiempo”. “Desde muy pequeñita rechaza ir a misa. Su madre, Isabel la Católica, era de misa diaria y cuando se encuentra que su hija Juana no quiere acompañarla, no quiere comulgar, no se quiere confesar...”. Eso en aquella época era un escándalo inconcebible. “Incluso hubo quien dijo que la princesa estaba endemoniada”.
Con 16 años, en plena adolescencia, Juana fue enviada desde una corte “tan austera y recogida como la castellana” a la corte de Borgoña en Flandes. Esta “era la corte más brillante de su tiempo, a la que llegaban las innovaciones artísticas y donde la permisividad sexual era mucho más acentuada”, explica Corral. “Ella se encuentra con ese mundo de lujo, de bailes, de alegría y de colores en el que conoce a un joven de 18 años que es el más guapo y que será su futuro marido: Felipe el Hermoso. Ella se fascina”. Y a la vuelta a España es declarada inhábil para gobernar y recluida en Tordesillas, pero nunca le quitaron el título de reina.
“La consideraron loca, en cierto modo, porque rompió muchos moldes”, señala Corral. Y reflexiona: “Aplicar el término de feminista a Juana la Loca sería presentismo, porque entonces no existía la idea del feminismo, pero sí que es verdad que si hubiera vivido hoy sería muy feminista y encabezaría muchos de estos movimientos”, reflexiona Corral. “De hecho Carlos firma todos los documentos mientras vive su madre como los reyes Carlos y Juana”.
“Memeces monumentales”
Pasar un rato con Corral es hacerlo junto a un bufé sin límite de conocimientos sobre la historia de España, un país cuya historia y unidad actualmente están en el candelero. Pero, ¿desde cuándo ha estado unida España? “Con Carlos V está unida políticamente, pero no económicamente. Él se proclama rey de las Españas, en plural. Felipe V, el primer Borbón, cuando gana la Guerra de Sucesión tampoco se llama rey de España, se sigue llamando rey de Castilla, León, las Indias, etc. Yo creo que la primera vez que podemos hablar de una nación política desde el punto de vista jurídico es con la Constitución de Cádiz de 1812. Es ahí cuando una serie de diputados de todos los territorios españoles y de ultramar proclaman que los dominios del rey de España, que adjudican a la familia de Borbón, son una nación”, explica Corral.
Pero Corral no se queda ahí en su reflexión: “Y aún iría más allá: el concepto político de una España como un nación con un territorio unido y con unos símbolos comunes es de la Constitución de 1978”, agrega este historiador. Su razonamiento se basa en que, por ejemplo, en 1974 el Sahara español era oficialmente una provincia como la de Albacete, y en un momento dejó de serlo. “Entonces, territorialmente España no es ahora como hace 30 años o 40 años, ni mucho menos, es mucho más pequeña. Cuba hasta 1898 no era una colonia, era España; Puerto Rico no era una colonia, era España; Filipinas no era una colonia, era España; Sidi Ifni, Guinea Ecuatorial... eran España porque España nunca ha tenido colonias jurídicamente hablando, eran territorio español, a diferencia de Francia o Gran Bretaña, que sí ha tenido colonias. Gibraltar es una colonia británica, todavía hoy”, precisa.
Bajo el gobierno de Carlos V también comenzó a gestarse, con la conquista de América, lo que hoy conocemos como Hispanidad, la que el líder del PP, Pablo Casado, definió como “la etapa más brillante del hombre, junto al imperio romano”. “La etapa más brillante de la historia de España, desde el punto de vista de un ser humano y de las condiciones de vida, es ahora. Otra cosa es si queremos ver las glorias imperiales: los españoles paseando por Europa con los tercios —que por cierto, la mayoría de los que formaban los tercios eran lansquenetes alemanes a sueldo— o conquistando América, pues bueno, pues muy bien”.
“La historia de los pueblos es tan controvertida que eso de pensar que las naciones son atávicas, como decían los vascos de Sabino Arana, es una tontería”, prosigue Corrral. “No hay más que ver las fronteras de Europa, ya no digo en los últimos 1.000 años, en los últimos 100 años: el mapa de Europa del año 1900 se parece ahora como un huevo a una castaña. ¿Dónde esta el imperio austrohúngaro, dónde están los grandes imperios de Europa central? Está todo atomizado”, concluye. “Por eso, estas tonterías que dicen Rajoy, los de Vox y compañía sobre la historia de España son memeces monumentales”.