Jorge Javier Vázquez quiere estar en primera línea política
El presentador de Telecinco se ofrece a los partidos de izquierda.
Jorge Javier Vázquez es de izquierdas y con la izquierda quiere hacer campaña política. Lleva diez años aprovechando su presencia en Telecinco a modo de plataforma para dejar claro qué piensa cuando quiere. Por eso todo el mundo sabe ya que es antitaurino, que está comprometido con la protección de los galgos que son abandonados de la peor forma cuando termina la temporada de caza y que ha votado a Pedro Sánchez.
Ahora, el presentador quiere dar un paso al frente y participar en los mítines de cara a las elecciones del próximo 10 de noviembre. No en los suyos propios, esos que da en Sálvame, sino en los de un partido de izquierdas. De manera oficial. Lo tiene claro: la izquierda ganaría muchos más votos si contara con él.
“Si la izquierda fuera inteligente, digo yo que intentaría que uno de los presentadores más populares de este país estuviera en sus actos”. Habla en tercera persona... pero se refiere a sí mismo en su blog de Lecturas.
Choca que se quiera tanto a sí mismo, pero no es ninguna novedad para su audiencia. Para modestia, la suya. Se sabe “uno de los mejores profesionales de este país” y con esa autoridad ha mandado a algún que otro compañero a “dirigir su propio canal de YouTube” en lugar de uno de televisión.
Que nadie pierda el tiempo en llamarle prepotente. No le importa. Él mismo reconoce que lo es, o al menos que lo ha sido. Pero es una cuestión de complejos —por la exposición e incluso por el aspecto físico—, de los que ya se ha despojado.
Su posición privilegiada sería un puntazo para la campaña de la izquierda. El pasado mes de abril, el catalán votó a Carmena (Ahora Madrid) y a Errejón (Podemos) en las elecciones municipales y autonómicas. Estaba, literalmente, a los pies de la exalcaldesa de Madrid. En cambio, en las generales de abril votó a Pedro Sánchez (PSOE).
Errejón, que ahora es el líder de Más País, le convencía y Pablo Iglesias parece desquiciarle. “Pablo Iglesias está ya amortizado desde hace mucho tiempo. Demasiado, aunque él no se quiera dar cuenta”. El presentador no solo cree que el líder de Podemos esté acabado, también lo ve encajonado en “la vieja política que tanto desdeña”. No debería ni aparecer en la papeleta, según él.
La derecha no solo no consigue convencerle: le inquieta. Especialmente Pablo Casado, con “su sonrisa perenne” y su “dialéctica peligrosamente belicosa”.
Jorge Javier Vázquez siempre ha estado del lado del presidente en funciones. Ya le tenía en el bote, porque el presentador nunca ha ocultado que es socialista, pero si alguna vez tuvo alguna duda Pedro Sánchez supo despejárselas. Lo hizo el día que entró en directo a Sálvame. El presentador dijo que no volvería a votar al PSOE por permitir el Toro de la Vega en Tordesillas y Pedro Sánchez le aseguró que a él tampoco “le vería en una corrida de toros”. Con esa llamada y con la promesa de presentar una proposición de ley de protección animal reconquistó su voto.
El presidente del Gobierno acababa de llegar a Ferraz y quería darse a conocer, aunque pensaba que la conversación no se estaba emitiendo en directo. Aun así, Sánchez reconoce que hay “un componente elitista e incluso clasista, según el cual, ciertos programas tienen un público de mujeres mayores e incultas (...) Tengo amigos, y digo amigos varones, profesionales de reconocido prestigio en sus ámbitos, que ven ese programa”.
Ahora, Jorge Javier espera una nueva llamada, y esta vez con una propuesta en firme. Si todavía no la ha recibido es porque a la izquierda “le pierde su proverbial y bochornosa superioridad moral, y se maneja en la España actual con coordenadas antiguas y muy pasadas de moda”. Pese a ello, seguramente ‘las calabazas’ que le han dado no cambiarán el sentido de su voto, porque el resto de partidos le siguen pareciendo lo mismo: “La izquierda sigue teniendo su punto clasista, la derecha no avanza y he visto a jóvenes suspirando por el régimen de Franco”.
Vive muy bien de la tele, pero le interesa comprometerse con la política. Una cosa no está reñida con la otra.