Cómo se conocieron Joaquín Sabina y Jimena Coronado
Cinco años de idas y venidas.
“Yo tengo 70 años, el día que La Jime cumplió 50 doblé la cerviz y en verso...”.
El 7 de noviembre de 2019 Joaquín Sabina sorprendió al confesar en una entrevista sus planes de boda con Jimena Coronado. Después de 25 años juntos habían decidido darse el “sí, quiero”. Un paso que se truncó sólo tres meses después cuando el de Úbeda tuvo que ser ingresado en la UCI tras sufrir un accidente en un concierto en el Wizink Center de Madrid y que se demoró aún más al estallar la crisis del coronavirus.
La boda ha llegado al fin. Joaquín Sabina y Jimena Coronado se han casado en secreto este lunes en el Registro Civil de la calle Pradillo de Madrid.
En realidad, ellos son matrimonio desde hace años. La fotógrafa peruana Jimena Coronado apareció en 1994 en la vida de Joaquín Sabina y se instaló en ella en 1999. Llegó para cambiarle y salvarle la vida. También la carrera.
“Nosotros estamos de gira gracias a Jimena. Es la que de repente se ha hecho con las riendas de esa casa y ha puesto esa casa a funcionar cuando esa casa era un desastre absoluto. Ahora de repente Jimena se ha puesto las pilas y ha dicho: ‘¡Venga!’. Gracias a Jimena estamos de gira, gracias a Jimena se hacen discos. Y gracias a Jimena, muchas cosas”, resume el músico Pancho Varona en el documental Pongamos que hablo de Sabina (Atresmedia).
Jimena, a la que Sabina dedicó la canción Rosa de Lima, del disco Nos sobran los motivos, puso orden cuando el ictus lanzó su globo sonda allá por 2001 y de golpe acabó con una de las leyendas más extendidas sobre la vida del cantautor. Las llaves de la casa de Sabina dejaron de circular por Madrid y nadie volvió a entrar sin cita previa en el piso de la calle Relatores, 22.
“Es la mejor novia que puede tener Joaquín”, asegura Cristina Zubillaga, la modelo mallorquina a la que Sabina dedicó las canciones 19 días y 500 noches y Contigo. La peruana ayudó a que el cantante y su expareja, que no habían terminado bien, retomasen su relación años después de la ruptura.
Su historia empezó con una sesión de fotos en Lima (Perú) en diciembre de 1994, días después de la muerte del escritor Julio Ramón Ribeyro. Se lo contaron ellos mismos a Juan José Millás en una entrevista para Canal +. Jimena trabajaba como fotógrafa para una revista de El Comercio que salía los sábados. En esas fechas tuvo que hacerle una sesión a Sabina y el cantautor aprovechó un momento que se quedaron solos.
“Me preguntó dónde iba a tomar copas después y sobre qué hora iba a ir. Le dije que a las 10:00. Yo estaba allí puntual”, contó Jimena a Millás. Sabina no apareció hasta pasada la 1:00 y no la saludó. Jimena se tuvo que hacer la encontradiza. Fue el punto de arranque de algo que tardó en consolidarse. Se vieron esporádicamente en cada visita de Sabina a Perú hasta que la fotógrafa encontró pareja.“Esta vez, no. Tengo novio”, le dijo. “Yo seguí insistiendo y le convencí de que poner cuernos no estaba tan mal”, contó Sabina. Y así se fueron viendo en Lima, México y La Habana.
Todo cambió con el disco 19 días y 500 noches (1999). “Mientras lo estaba grabando no abrí cartas, un día abrí todas de golpe. Una era de La Jime diciendo ‘ya no tengo novio’. Yo acababa de dejarlo con mi novia”, explicó. “La llamé inmediatamente y le dije, ’Rubia, nos vamos a Venecia”.
El encuentro al final se produjo en la plaza Garibaldi de Ciudad de México, donde retomaron la relación que había arrancado cinco años antes en el bar la Noche de Lima. Hasta hoy.